Con los trámites oficiales resueltos la semana pasada (despedida de autoridades incluida), ha llegado la hora de la verdad. Los 700 soldados de la Brilat que formarán parte del contingente internacional que protege la Blue Line en Líbano comenzarán a partir hacia Oriente medio a partir del martes, si bien no será hasta finales de la semana próxima cuando el grueso de la expedición se desplace a la base Miguel de Cervantes, que será el centro de operaciones de los cascos azules durante el próximo semestre.
Al frente de los 5.000 militares que componen la misión de Naciones Unidas en el cuartel general Este de Líbano estará Antonio Romero, general jefe de la brigada con sede en Figueirido, que volará a Líbano a lo largo de la semana que viene para coordinar cada movimiento sobre el terreno.
A sus órdenes, además del batallón de la Galicia VII, el general tendrá a cuatro unidades de distintos países de la OTAN.
En este caso, la mayoría de los militares que se desplegarán en la zona de conflicto proceden del acuartelamiento de Siero (Asturias), si bien acudirá un importante número de efectivos de la base de Pontevedra.
La operación, denominada Libre Hidalgo, se desarrolla sin incidentes desde 2015, cuando se produjo el último fallecimiento de un militar español.
El objetivo de la Otan, en cuya misión se encuadra la operación Libre Hidalgo, es preservar la paz y la seguridad en torno a la Blue Line, una línea imaginaria que delimita los territorios entre Líbano e Israel y que, en el interior, incluye el paso fronterizo a través de Siria.
Así, entre los riesgos que entraña el despliegue, además de posibles enfrentamientos entre Hezbollah e Israel, se encuentra la presencia de posibles células terroristas procedentes de la cercana Siria. Los militares deberán preservar la paz y la integridad de los civiles y de los refugiados procedentes del citado país.
Segundo despliegue simultáneo. Los instructores parten hacia Mali en dos vuelos en cuestión de días
El histórico doble despliegue de tropas de la Brigada Galicia VII (Brilat) se completará en cuestión de días con la salida de los dos vuelos que trasladarán al contingente español a tierras africanas. La partida será simultánea a la de Líbano (de hecho, comenzará antes de que se produzca el tercer y último movimiento de soldados hacia Oriente Medio). El objetivo fijado por el Ministerio de Defensa es, sin embargo, muy distinto. Así, si los militares desplegados en Líbano acuden con el cometido de preservar la seguridad en torno a la franja denominada Blue Line, los soldados que partirán hacia Mali tienen como misión básica el adiestramiento de las fuerzas armadas del país africano.
El escenario africano, que se genera ante la importante presencia de insurgentes e incluso de miembros del Estado Islámico en el Norte del país, incluye la preparación técnica y táctica para que los propios malienses puedan hacer frente a todas estas amenazas. Otro de los riesgos a los que se exponen día a día es la incursión de redes dedicadas al tráfico de personas (las mismas que derivan finalmente en las tragedias del Mediterráneo). No en vano, muchas de las caravanas de personas que se acaban congregando en áreas del Norte de Marruecos para su posterior embarque en patera se generan en territorios como Mali.
La Brilat, por otra parte, no desconoce la misión que va a volver a liderar a partir de los próximos días y durante un semestre. De hecho, soldados procedentes del acuartelamiento de Figueirido formaron parte de un contingente de similares características al actual entre finales de 2014 y principios de 2015, habiendo establecido importantes lazos con los militares locales.
El despliegue se desarrolla al amparo de la Unión Europea y con el apoyo de Francia.
