"Aunque lo cambie de centro, no quiero que otras familias sufran lo mismo"

Una familia denuncia que su hijo, diagnosticado con TEA, no recibe la atención adecuada en el Sagrado Corazón
Gael, con sus padres, hace unos días, delante de su colegio. RAFA FARIÑA
photo_camera Gael, con sus padres, hace unos días, delante de su colegio. RAFA FARIÑA

Gael tiene tres años, es súper cariñoso y muy inocente, un auténtico "volcán" amante de los animales. Pero también está diagnosticado de trastorno del espectro autista (TEA) y su familia denuncia que el colegio en el que está matriculado, el CPR Sagrado Corazón, lleva todo el curso sin atenderlo como consideran que tiene derecho, como alumno con necesidades especiales. "El refuerzo del cole es muy importante y nos están tomando el pelo", explica su madre, Iria Novegil. Aunque después de estos meses ya ha tirado la toalla y en septiembre iniciará 5º de Infantil en otro centro, el CEIP San Martiño de Salcedo, Iria desea hacer público su caso "para que otras familias no pasen por lo mismo".

La madre de Gael admite que eligió el Sagrado por su localización, cerca de su domicilio, para evitar coger el coche y por el horario partido. "Cuando hice la matrícula todavía no tenía la documentación que acredita el diagnóstico, porque el confinamiento lo retrasó todo, pero me dijeron que iba a estar perfectamente atendido".

La situación se torció en septiembre, cuando descubrió en vísperas de iniciar el curso, que no tendría cuidadora. "¿Va a estar la profesora sola con 24 o 25 niños? ¿Cuando Gael tiene necesidades especiales, es escapista y no tiene noción del peligro?". No tardó en poner el asunto en conocimiento de Inspección "y la especialista en TEA de la Xunta me preguntó si me compensaba pelear con monstruos". Iria sostiene que, aunque sea un centro concertado, está obligado a prestar la misma atención a su hijo que uno público.

Desde entonces la situación no hizo más que empeorar. Uno de los peores momentos fue cuando llegó a casa "con el chándal y los calcetines empapados en lejía y los pies arrugados. Lo cambiaron y lo dejaron así. ¿Qué pintaba Gael descalzo y corriendo por el baño?". Entonces ya tenía cuidadora, pero solo 15 horas semanales y compartida con otros 12 alumnos con necesidades especiales. En otra ocasión llegó a casa con la cara y las manos manchadas de las fresas que merendó a media mañana y otro día "con la marca de la manga de la cazadora en la cara, de llevar durmiendo desde el recreo. Claro, así no molesta".

Iria denuncia que la tutora "no quiere relación conmigo ni involucrarse en esta lucha" y que la directora tampoco se implicó y que incluso le dio "malas contestaciones". De hecho, ya en septiembre, "me dijeron que lo llevara menos horas al cole, o lo cambiara a una guardería o a un centro de necesidades especiales. ¿Por qué se tiene que ir él? Es injusto". Ni siquiera encontró apoyo en la Anpa. Tampoco ve avances de tipo curricular, mucho menos "en los libros por los que pagamos 180 euros. No se ve ningún trabajo porque no hay personal".

Consultada al respecto, la directora del centro, Marta Sineiro, señaló que "obviamente en todos los casos" de necesidades especiales "se han puesto todos los recursos humanos necesarios" y "el niño está en buenas manos".

Le parece "bien" que la familia "luche por su hijo", pero, reitera, "la respuesta educativa es pertinente y así lo valoró Inspección".

Comentarios