CAMINO A LA NORMALIDAD

La ayuda o la vida

Imagen del jueves en un negocio pontevedrés, la peluquería Chus Valiñas, en Rosalía de Castro. RAFA FARIÑA
photo_camera Imagen del jueves en un negocio pontevedrés, la peluquería Chus Valiñas, en Rosalía de Castro. RAFA FARIÑA

SÉ QUE no es usted uno de esos yeyés que creen que "empresario" es igual a "multimillonario que tiene tres casas, siete coches y un yate". Claro que de esos también hay, y algunos se han labrado esa fortuna de manera legal. Pero conozco a muchos que mantienen pequeños negocios con los que antes de la pandemia a duras penas se ganaban un sueldo trabajando como mulas. He conocido a muchos y en los últimos dos o tres años he entrevistado a más de cien, grandes y pequeños, algunos muy pequeños.

Con unos, de forma más o menos casual, he hablado durante estos dos últimos meses. Todos están preocupados, algunos más que otros. Los hay con empresas que tienen músculo para resistir y otros, más de los que imaginaba, que más que preocupación entran en pánico. Se sienten desprotegidos por las administraciones. Los Erte les han venido bien a los que tienen trabajadores, pero consideran totalmente insuficientes otras medidas. La moratoria en los pagos de sus cuotas de autónomos, por ejemplo, no es otra cosa que generar una deuda en un momento en el que no reciben ingreso alguno. Los bancos siguen pasando implacablemente los recibos de sus préstamos. Algunos, los menos, han logrado que sus caseros les perdonen o les rebajen el alquiler durante estos meses; otros han conseguido negociar una moratoria, es decir, más deuda acumulada. Muchos que han solicitado los famoso créditos ICO los han visto denegados.

Tienen que pagar recibos de luz, de teléfono o de agua, que aunque no se consuman tienen un elevado "coste mínimo" de mantenimiento. Lo mismo ocurre con los recibos de la recogida de basura que no generan. Todas las administraciones, absolutamente todas, deben involucrarse para mantener a flote a todas estas pequeñas empresas y a muchos autónomos que trabajan para sacarse un sueldo y que al parecer, una vez más, van a ser los grandes perdedores de esta crisis.

Muchos y muchas pequeñas empresarias están estos días volviéndose locos echando cuentas. Algunos no saben si podrán reabrir sus bares o sus comercios. Hace un par de días, una me decía: "Creo que me compensa cerrar y pedir el ingreso mínimo vital". Ése es el peor de los escenarios posibles. Acabar pagando una renta básica a una comerciante para que llene su nevera o compre ropa a los comerciantes que sobrevivan. La campañas para incentivar el consumo local son justas e imprescindibles, pero no basta. Hay que ayudar a toda esta gente y hay que hacerlo de todas las maneras posibles.

Algunos me contaron que tienen ideas para reinventar o adaptar sus negocios, pero no tienen liquidez ni opciones para negociar con proveedores y acreedores, que aprietan porque tampoco van sobrados. Pequeñas empresas que hace unos meses se mantenían a flote y tenían uno, dos o cinco trabajadores están al límite. Y deben también mantener una familia, la hipoteca o el préstamo de una vivienda.

Si no se pone remedio, esta crisis afectará a los de siempre. Las protecciones sociales, como la renta mínima vital, son buenas medidas, incluso inevitables, pero otras, como los Erte o los préstamos ICO no son suficientes para muchas pequeñas empresas o muchos autónomos que están ahora mismo deslizándose sobre una cuerda floja y sin red.

Que cada uno y una, desde su responsabilidad política, piense en la manera de ayudar a esta gente. Son muchos puestos de trabajo y muchas familias las que necesitan que el Gobierno del Estado, el autonómico, el provincial y el local piensen en la manera de sostenerlos. También en Pontevedra. No sé en qué medida las arcas municipales sufrirán un quebranto por no pasar el recibo de agua o el de basuras a los pequeños comerciantes, o suspender el cobro de veladores a los bares con terraza, pero creo que es un coste asumible. Mucho más asumible que una ristra de carteles de Se traspasa, o de Liquidación por cierre.

No se quiere decir con esto que el cierre de un negocio vaya a ser culpa de Sánchez, de Lores, de Silva o de Feijóo, con lo que menciono a representantes de instituciones gobernadas por todos los grandes partidos gallegos, faltaría más. Sólo quiero decir que unos y otras pueden hacer más y pedir que lo hagan. Que piensen, que pongan a trabajar a sus equipos técnicos y políticos en la búsqueda de soluciones, y cuanto antes mejor, porque cuando uno, o muchos pequeños empresarios están pensando en cerrar y solicitar una renta básica, es que la cosa es muy grave. Promover el consumo en el comercio local y el producto nuestro está muy bien. Muchos lo hacemos a diario y creo que el mensaje va calando, pero al parecer eso no es suficiente.

Así que quien pueda hacer algo, que lo haga, y a ser posible cuanto antes. La desescalada avanza y en esta fase uno muchos comercios todavía no han abierto. No nos preguntemos por qué algunos tampoco abrirán en la fase dos o en la tres. Estamos a tiempo de evitarlo y sería bueno que lo hiciéramos, o al menos que lo intentáramos.