CAMINO A LA NORMALIDAD

Tender una navaja

Los concejales accedieron al Teatro Principal con mascarilla. DAVID FREIRE
photo_camera Los concejales accedieron al Teatro Principal con mascarilla. DAVID FREIRE

VOLVIÓ LA política al Teatro Principal como si no hubiera pasado nada desde que empezó la pandemia. Cambió la temática, es verdad, centrada en el coronavirus y en efecto económico que ya está ocasionando y seguirá haciéndolo en la economía pontevedresa. En todo lo demás, fue como seguir un Pleno de marzo de 2014. La oposición pidiendo al Gobierno que tome medidas y éste presentando mociones para que las medidas las tome la Xunta. Eso sí unos y otras tendiendo la mano y pidiendo unidad.

Si algo he aprendido de estos plenos municipales es que cuando alguien tiende la mano suele llevar una navaja como mínimo. La conclusión fue decepcionante. Con la mitad o menos de los concelleiros presentes y a puerta cerrada, los demás votaron desde una pantalla de ésas que se han puesto de moda, dividida en cuadros, cada uno ocupado por una persona, que lo mismo valen para una reunión que para que un grupo de artistas nos cante Resistiré. Todo ese despliegue tecnológico sólo sirvió para que todos y todas, sin excepción, demostraran que aquí ya puede caer una bomba de hidrógeno que ni con esas habrá disposición a llegar a un acuerdo.

Qué le vamos a hacer. Estábamos en precampaña antes del encierro y lo volvemos a estar ahora. La estrategia política se impone sobre el virus. Hubo alguna que otra descalificación de cierto calibre y todos acusaron a todos de estar en campaña. Es lo único en lo que hubieran podido encontrar un consenso, porque en eso tenían razón. Una excepción, claro, la de Goyo Revenga, al que la campaña autonómica de su partido se la trae al pairo y cuando vota en los plenos yo creo que lo hace a cara o cruz y con desgana, como si estuviera tapando el sol con la mano para hacerse sombra.

Tampoco es que a estas alturas uno deba esperar otra cosa. La presencia de Revenga se va difuminando, con lo que quedan los nueve concelleiros del PP de Rafa Domínguez frente a los 15 del grupo de Gobierno. Podían haber pactado una medida, aunque fuera solamente una y de poco calado, para escenificar que ante una crisis sin precedentes son capaces de alcanzar un punto de encuentro que beneficie a la ciudadanía. No es descartable que eso comience a ocurrir tras las autonómicas, pero de momento no están por la labor. Con las elecciones ya convocadas por Feijóo para el 12 de julio no habrá tregua que valga. Nadie tiene mucha idea de lo que puede ocurrir ese día. Las últimas encuestas que vimos son de antes del virus y apuntaban a un empate entre el PP y todos los demás. La cosa puede haber cambiado mucho, aunque es de suponer que si a Feijóo le vale esa fecha es porque echó sus cuentas y le dan; y que si toda la oposición gallega la critica es porque también ha echado sus cuentas.

Pero yo no estaría muy tranquilo si fuese Feijóo ni muy asustado si fuera los otros. El PP va a perder una de sus grandes bazas, que es el tejido capilar que tiene su partido repartido por toda la geografía gallega y que en campaña se moviliza a lo grande; tampoco podrá hacer esos espectaculares actos masivos en teatros, o con comidas en pabellones deportivos o su gran evento en la plaza de Toros de Pontevedra. Todo eso al PP siempre le ha funcionado muy bien. Las victorias del PP siempre se han soportado en este tipo de campañas que entusiasma a alguna gente. No vamos a restar valor a un candidato que lleva tres mayorías absolutas y vuelve a presentarse como máximo aspirante, pero tampoco es cosa de sobrevalorar la enorme movilización que logra en campaña con herramientas de las que en esta ocasión va a carecer.

Así las cosas, es de entender que en Pontevedra, bastión del BNG y con un PSOE al alza, nadie esté dispuesto a ceder un milímetro de terreno al adversario ni a hacer regalos que en este momento puedan interpretarse como una rendición.

Es una pena pero es así. Y como no habrá mítines ni actos de campaña, lo que les queda son los plenos, las redes sociales y la presencia mediática. En esos terrenos el BNG se desenvuelve bien, no sólo en Pontevedra sino a escala nacional. El trabajo de Néstor Rego en Madrid es alabado por la militancia y tienen además a la única candidata capaz de contener a Feijóo en un debate, que a ver si se celebran. El PSOE dependerá mucho de qué percepción hay en Galiza de la gestión de Sánchez, sobre todo de la gestión sanitaria. Y los de En Marea-Podemos, o como se llamen ahora, si es que ya lo han decidido, también cuentan con Iglesias gobernando en Madrid.

Por eso el Pleno del lunes fue como fue, porque todos y todas hablaban del coronavirus pero nadie pensaba en él. Eso no es bueno.

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