CAMINO A LA NORMALIDAD

La vieja normalidad pontevedresa

Un momento de la sesión plenaria. DAVID FREIRE
photo_camera Un momento del Pleno Municipal celebrado este lunes en el Teatro Principal. DAVID FREIRE

LA POLÍTICA pontevedresa, ahora sí, volvió a la normalidad. Durante el confinamiento y las subsiguientes fases, se había logrado rebajar el tono, aunque Gobierno y oposición no lograran ponerse de acuerdo en nada. Pero, y eso es de agradecer, no se reprodujeron en nuestra ciudad las escenas que vimos en la política estatal. Pero fue salir de la fase tres y entraron todos en el Teatro como si los hubiesen soltado en un circo romano.

En el pleno de este lunes se escenificó la vuelta a la normalidad vieja, por eso no se vio nada nuevo. Entraron con ganas de una precampaña que todos los líderes nacionales gallegos niegan pero que todos los locales practican, al menos aquí. La agresividad se palpaba en el ambiente. Ante un Gobierno que ha apostado por no presentar mociones, Domínguez y Revenga se esfuerzan en poner contra las cuerdas a BNG y PSdeG. Y eso no es fácil. Los grupos que gobiernan, además de votos tienen tablas y se nota.

Los dos líderes de la oposición van cogiendo holgura, pero les queda. El lunes se cumplió un año del actual mandato y eso no es demasiado para tumbar en un debate a gente que lleva ahí media vida y se las sabe todas. En tiempos de Antón Louro, cada vez que decía: "Moi brevemente, señor alcalde", todos los presentes sabíamos que venía una intervención de media hora. Mosquera es más sutil: cuando Mosquera dice: "E xa para rematar...", también sabemos que apenas está empezando su discurso. Mosquera se cortó el pelo. Le queda mejor así. Y venía con una camisa a cuadros que es lo más elegante que se la ha visto a uno del BNG desde que Bará se fue a Compostela.

Volvemos al pleno. Últimamente se ha puesto de moda que los debatientes se enzarcen en asuntos competenciales entre instituciones, lo que embarra la discusión y la lleva a terrenos técnicos que sólo entienden los redactores de los medios y nadie más. Yo no, ni usted. Debieran ser en sus intervenciones algo menos técnicos y más divulgativos, si total ya sabemos de antemano quién va a ganar cada votación, que son los que cuentan con una aplastante mayoría.

Y además, como casi todos van ocultos con mascarilla y el resto entran en una pantalla, no sabe uno a donde mirar. Este lunes hasta hubo algunos y algunas que de pronto estaban en el Teatro y a los diez minutos aparecían en una pantalla. Creo recordar que hubo algún santo que disfrutaba de esa habilidad. Santa Trahamunda de Poio, por ejemplo, que estaba presa en Andalucía y al día siguiente apareció con una palmera en nuestro municipio hermano.

El broche de oro no moló. Guille Juncal presentó una moción para que el Concello liberara a los clubes deportivos de la tasa del uso de las instalaciones deportivas municipales. Hay que estudiarse las cosas, lo digo con todo el cariño. Yo también soy demasiado joven y me dejo llevar por la fogosidad propia de los muchachos y las muchachas de nuestra edad. Pero no puede uno ir por ahí pidiendo a gritos que le den una paliza. Lo sé porque una vez yo lo hice y me dieron una somanta que me dejó el tabique desviado para siempre. Resulta que de los sesenta y pico clubes de nuestra ciudad solamente seis pagan esa tasa, los que utilizan el Pabellón, y que de actualizarse la ordenanza que rige esos asuntos, pasarían a pagar el doble y los cincuenta y pico que no pagan un centavo empezarían a pagar cifras astronómicas.

Decía Mike Tyson: "Todos tiene un plan hasta que le metes la primera hostia". Perdone usted la expresión, pero no es mía. Volviendo al refranero, Guille Juncal acusó luego a Tino Fernández de "tener la piel muy fina y la mano muy larga". No se puede acudir al refranero así como así, pues eso de tener la mano o el brazo muy largo es algo que habitualmente se aplica a quienes roban, lo que generó el lógico enfado de Fernández y la siguiente escandalera. Al principio, Juncal, que no tenía muy claro el sentido del refrán, no sólo se negó a retirar la frase, sino que la repitió, pero cuando alguien le hizo comprender el significado de lo que había dicho, juró y perjuró que ponía ambas manos en el fuego por la honradez de Tino Fernández.

Esto quedará como una anécdota a la que nadie debe dar mayor importancia, pero justo es consignarla por el simple hecho de que ocurrió y toda la ciudadanía, empezando por usted y por mí, debemos tomar nota. Si no estamos en Madrid, mejor es que se note. Mucho tenemos que aprender. La crítica política es imprescindible, pero la ofensa personal, aunque sea innecesaria hace daño y mejor es hablar con prudencia y pensar lo que uno va a decir, que queda en unas actas que puede consultar cualquiera dentro de 427 años.

A Lores se le está poniendo el pelo gris. Ya tardaba. Sufre un proceso inverso al de Pilar Comesaña que anda por ahí correteando como una cabra loca y cada día está más nueva.

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