Las campanas protegen su lenguaje ancestral

 ▶ La asociación O Chedeiro apoya el proceso para la declaración del toque manual de campana como patrimonio inmaterial de la humanidad. La iniciativa impulsada por colectivos valencianos contempla la elaboración de un catálogo que incluirá las características de las campanas de la parroquia milenaria de San Vicente de Cerponzóns 
Manuel Ramos (izquierda) y Jordi Pons en el campanario de la iglesia de Cerponzóns, el lunes. EMILIO MOLDES
photo_camera Manuel Ramos (izquierda) y Jordi Pons en el campanario de la iglesia de Cerponzóns, el lunes. EMILIO MOLDES

LA TRADICIÓN de tocar las campanas a mano que se conserva en la parroquia de San Vicente de Cerponzóns formará parte del argumento en el que varios colectivos basarán la petición planteada ante la Unesco para que esta actividad sea declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Representantes de la asociación de campaneros de Albaida (Valencia) -colectivo que impulsa la iniciativa en la que también colaboran la Asociación de Protección del Patrimonio Hispania Nostra y el Museo Internacional de Campanas MitMac- visitaron ayer la iglesia que dirige el párroco Manuel Míguez para recoger información sobre el toque de las campanas y las características de estas, que pasarán a formar parte de un catálogo nacional.

Acompañados por miembros de la junta directiva de la asociación vecinal O Chedeiro, Jordi Pons y Manuel Ramos accedieron hasta el campanario del templo milenario para recoger los datos (incluidos los relativos a los sonidos) que constarán en un inventario sobre el estado actual del toque manual de campanas a nivel nacional. Cerponzóns es una de las tres feligresías de Galicia que se suma a la petición realizada ante la Unesco, junto a las de San Julián de Bastavales (Brión, A Coruña) y Mondoñedo (Lugo).

Los portavoces del colectivo valenciano de campaneros recordaron que Albaida es la única localidad de esta comunidad donde el toque manual de campanas se ha mantenido de forma ininterrumpida y diaria desde el siglo XIII, con 3.200 sonidos a lo largo del año. Señalaron que este es un legado que impulsó a esta entidad a embarcarse en la misión de que esta práctica en peligro de extinción en el territorio español sea declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

El primer paso en este camino ha sido la declaración que el Consejo de Ministros efectuó el pasado 17 de abril en la que reconoció que el toque manual de campanas es una de las manifestaciones representativas del matrimonio cultural inmaterial.

Según los datos recopilados por la asociación de campaneros de Albaida, más de 130 iglesias de Galicia conservan el toque a mano de sus campanas "prácticamente todos los días", señala Jordi Pons, que junto a Manuel Ramos recorrerá todo el territorio nacional para recoger información "para presentar a la Unesco una candidatura como Dios manda".

Según la asociación de campaneros de Albaida, más de 130 iglesias de Galicia conservan el toque a mano de sus campanas

"Una de las características del toque de campanas en Galicia -subraya Pons- es que lo efectúan personas por iniciativa propia, sin conocer a los campaneros de las parroquias de al lado, mientras que en otras comunidades autónomas hay colectivos formados por personas que realizan esta actividad".

Además, el trabajo que está realizando el colectivo valenciano tiene como objetivo conocer la evolución del toque manual de campanas. "Estamos comprobando que no se mantiene como en otros tiempos, en los que las campanas eran el WhatsApp de entonces", indica Pons. "Hay lugares en los que el toque manual de campana se está perdiendo porque no hay una sucesión generacional, mientras que en otros sitios este lenguaje no solo se mantiene sino que incluso se está implantando porque la gente lo aprecia".

La visita de los representantes de la agrupación de campaneros de Albaida a Cerponzóns coincidió con el fallecimiento de un vecino de esta parroquia. "Todos los vecinos saben que las campanas tocan a muerto, una información que no les llegaría por WhatsApp", comenta Pons.

La conservación y el impulso del lenguaje de las campanas precisaría, según los portavoces de la entidad valenciana, de la puesta en práctica de iniciativas encaminadas a dar a conocer a los vecinos más jóvenes el significado de cada toque. "En los pueblos pequeños se suelen identificar los toques principales (entre ellos los de a muerto, a misa y fiesta), pero otros se han perdido (como, por ejemplo, los de llevar los animales al campo, la declaración de incendio, a rebato y enfermedad). En las ciudades grandes el toque manual de campana se está perdiendo porque se introducen toques que no son autóctonos".

Al mismo tiempo, el trabajo que realiza la asociación de campaneros de Albaida pretende reivindicar el trabajo de las personas encargadas de realizar esta actividad. "Queremos dar visión a la labor del campanero, una persona que nadie ve porque siempre está en lo alto del campanario y al que nadie va a aplaudir, mientras que al cura lo ven todas las personas que acuden a misa, que piensan que las campanas tocan solas", explica Pons.

Los colectivos que promueven la declaración del toque de campana como patrimonio inmaterial de la humanidad iniciaron la elaboración de un listado de todas las personas encargadas de efectuar los toques a mano en el territorio nacional. "Ya tenemos una red de contactos con campaneros europeos (sobre todo de Holanda, Italia y Reino Unido) y de Latinoamérica", recuerdan los representantes de la asociación valenciana.

Los colectivos piden la declaración del toque de campana como patrimonio inmaterial de la humanidad

La presidenta de la asociación O Chedeiro, Liliana Casás, explica que esta entidad ofrece su apoyo a la iniciativa impulsada por los campaneros de Valencia para, de esta forma, "facer unha homenaxe a toda a xente que pasou a súa vida tocando a campana. Non temos claro que en Cerponzóns teñamos un relevo para a persoa que está efectuando este labor. Sería unha magoa que non se mantivera esta tradición que é moi sacrificada, porque o campaneiro ten que estar na igrexa os festivos, domingos e os días que haxa unha necesidade que requira tocar a campá".

Santiago Losada: "É duro ter que tocar pola morte dun veciño"
Santiago Losada conoce muy bien el sonido de las campanas de la iglesia de Cerponzóns, que tocó en la década de los 70. Sucedió en esta labor a los hijos de los antiguos caseros que se encargaban del mantenimiento de los terrenos y del inmueble propiedad de la Iglesia. 



"Aprendín bastante rápido", señala Santiago, para quien lo más complicado de tocar las campanas es repicar. "Había que usar as dúas mans para efectuar este toque todos os sábados e recordar á xente que o día seguinte ía ser domingo e que había que acudir a misa. Tamén se repicaba durante a procesión dos santos", recuerda.

Para Santiago lo más duro de ser campanero era recibir el encargo de tocar la campana para anunciar el fallecimiento de alguna persona de la parroquia. "era o primeiro a quen o cura avisaba da morte dos veciños. Recibir ese tipo de noticia resultaba moi doloroso, sobre todo cando a persoa falecida era moi noviña. Nese caso a campá tiña que repicar tres veces".

SIN SUELDO. Santiago nunca recibió un sueldo por ejercer de campanero. Por esta labor recibía alguna propina de forma ocasional. Además, asegura que le gustaría que hubiera un relevo generacional que facilitara el mantenimiento de esta tradición.