El capellán de A Lama vincula al diablo actitudes que apreció en Los Miguelianos

En un amplio interrogatorio, Isaac de Vega explicó su entrada en el colectivo como asistente eclesiástico y su posterior salida del mismo, una vez que tuvo constancia de las supuestas prácticas que allí se llevaban a cabo

El capellán del centro penitenciario de A Lama, Isaac de Vega, durante su comparecencia. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera El capellán del centro penitenciario de A Lama, Isaac de Vega, durante su comparecencia de este miércoles. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

El capellán del centro penitenciario de A Lama y ex asistente eclesiástico de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, Isaac de Vega, protagonizó la sesión de este miércoles del juicio en el que se están analizando las actividades presuntamente ilícitas que se llevaban a cabo en el seno del colectivo que lideraba Feliciano Miguel Rosendo desde su chalé de Mougás (Oia). De Vega, que contestó con calma a todas las preguntas, narró algunas secuencias con todo lujo de detalles al tiempo que dijo no recordar nada de otros asuntos. Se escudó, además, tras el secreto confesional para no responder a cuestiones que podrían proceder de testimonios vertidos por personas relacionadas con los hechos en el marco del citado sacramento.

De entre todo lo declarado, sorprendió por encima de todo la mención directa al demonio efectuada por el religioso.

"A día de hoy tengo claro que aquello sería algo preternatural, no sobrenatural. En los sobrenatural actúa Dios, pero lo preternatural está fuera de lo natural, a través, normalmente, del diablo", expuso.

De Vega comenzó explicando cómo se aproximó por primera vez a la asociación, algo que hizo "en el año 2006, aproximadamente. Hablé con otras personas porque necesitaba voluntarios para el piso de acogida que tenía (para personas que salen de prisión). Un sacerdote me dijo que acudiese a San Miguel. Me dio en contacto de Juan Diz, que entonces era el asistente, y me puso en contacto con ellos". Poco tiempo después ya acudió a la casa de Mougás. "Me trataron muy bien. Contacté con Miguel y ya me asignó voluntarios".

En su informe este cura incluye que le refieren "graves fallos morales" y "abuso de autoridad" por parte de Rosendo

Sobre aquella etapa, dijo que "me sentía muy bien con ellos", y añadió que "en 2008 el obispo me nombró asistente eclesiástico".

En cuanto a las prácticas que iba apreciando en el seno del colectivo, señaló que "es raro que unas cuasi religiosas (así dijo llamar a las consagradas) llamasen a su padre hermano, y que un padre llamase madre a su hija. Cosas por el estilo. También la forma de vestir, pero todo eso eran cosas de su carisma y yo estaba allí para respetar como ellos fuesen".

El fiscal le preguntó a continuación si vio prácticas relacionadas con la santería. "A raíz de 2012 me enteré de estas cosas. Entre finales de 2012 y comienzos de 2013 me entregaron folios en los que se ven conjuros y actividades propias de santería. Creo recordar que había que bañarse con miel, cruces con cuchillos...".

Sobre su primera etapa en contacto con los investigados, el capellán dijo que "hacían cosas muy buenas, como atención a conventos, teatros..., pero yo puntualizaría ahora que eso no era más que el cebo para que muchas personas creyesen en todo esto".

El capellán aseguró que el líder de los Miguelianos "cuando se enfadaba con personas cercanas a él les reprimía en público"

Añadió, sobre Rosendo, que "tenía muchos cambios de humor", y dijo que "cuando se enfadaba con personas cercanas a él les reprimía en público, les humillaba".

A la pregunta de por qué no evitaba tales actitudes, respondió que "Miguel era el fundador de la institución y yo no estaba para eso. Además estaba en vías de ser aprobada por la Iglesia definitivamente".

Sin embargo, todo cambió para él, según indicó, cuando Esteban, uno de los hombres fuertes de la asociación, le dijo que Rosendo estaba manteniendo relaciones sexuales con un importante número de las mujeres que se congregaban a su alrededor. "Salí de allí con una idea clara, que tenía que poner aquello en conocimiento del obispo".

La máxima autoridad eclesiástica de la provincia le indicó, según él mismo confirmó, que regresase al seno de la orden y que intentase hablar con todos "para poder confirmar o desmentir lo que me habían dicho".

Algunas de las aludidas le contaron, según su relato, que habían mantenido relaciones con el líder en numerosas ocasiones.

A preguntas del letrado defensor de Rosendo, Marcos García Montes, De Vega reconoció que "al principio impulsaba las actividades de la orden y si escuchaba que aquello era una secta yo decía que no, que había muy buen ambiente".

Por último, el sacerdote reconoció que con el líder de la extinta asociación ya en prisión, en el año 2014, acudió a verle y le dio un abrazo.

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