El Concello abre la puerta a que la planta de compost no se construya en A Canicouva

Aunque su ejecución sí figura en el concurso, la futura adjudicataria de la basura podrá renunciar al proyecto si demuestra que es inviable 
Un operario de Ferrovial recogiendo la basura orgánica del contenedor marrón en Pontevedra. DAVID FREIRE
photo_camera Un operario de Ferrovial recogiendo la basura orgánica del contenedor marrón en Pontevedra. DAVID FREIRE

"Unha auténtica revolución". Así definió este viernes el futuro servicio de la basura el concejal de Residuos, Raimundo González Carballo, que lleva meses encajando los últimos cambios normativos en el nuevo contrato municipal, que será el de mayor presupuesto en la historia de Pontevedra. Su puesta en marcha supondrá "unha transformación radical" en el sistema de recogida y tratamiento de residuos.

¿Cuánto costará el contrato?

El nuevo contrato de la basura saldrá a contratación por unos 10.702.000 euros anuales, que incluirán la limpieza viaria y la recogida y posterior tratamiento de residuos, así como canon a Sogama por los envíos que se realicen, que serán mucho menores.

La concesión será por un período de 20 años, por lo que el presupuesto total de servicio superará los 214 millones de euros. Superará así a la del agua, que fue adjudicado por 129,14 millones.

¿Cuándo entrará en vigor?

El Concello quiere poner en marcha el servicio cuanto antes. Para ello deberá sacar el contrato a licitación. El proyecto está listo y solo faltan los informes técnicos para lanzar la contratación, un trámite que podría ser una realidad antes de que finalice el primer trimestre.

El actual contrato, que gestiona la empresa Ferrovial (la antigua Cespa), finalizará el próximo 9 de junio después de haberse aprobado su quinta prórroga consecutiva el año pasado. Si se supera este plazo, el Gobierno local se verá obligado a ampliar de nuevo la concesión, que se firmó en 1999 cuando aún Juan Luis Pedrosa (PP) era alcalde de Pontevedra.

¿Será obligatorio el compostaje?

Sí. El nuevo contrato de basura hará obligatorio el reciclaje de los denominados biorresiduos, entre los que figuran los restos de comida. Para ello se extenderá a todo el municipio el Plan Composta, que ahora funciona de manera voluntaria.

El sistema se apoya en tres ejes: uno de recogida y otros dos de autocompostaje. El primero de ellos está pensado para los vecinos del casco histórico, del centro y del ensanche de la ciudad. Tendrán que utilizar los contenedores marrones, que ya funcionan en 70 calles, para depositar allí su basura orgánica.

La segunda pata del plan tiene que ver con los composteros. Los de carácter comunitario están pensados para los barrios a través de islas de reciclaje, que controlarán expertos, los maestros composteros. En la actualidad hay 28 y a finales de marzo habrá 35. El objetivo es llegar al centenar.

La tercera parte del sistema son los composteros individuales. Se repartirán de forma gratuita entre todos los vecinos que tengan una vivienda unifamiliar con un terreno en el que ubicar estos recipientes, que ya se utilizan en cerca de 4.000 de las 6.500 casas que hay contabilizados en las 15 parroquias del rural. Estas unidades también se distribuirán a propietarios del casco urbano que reúnan los mismos requisitos: disponer de huerto o terreno para el compostero.

¿Se hará la planta de compost?

En principio, sí. Pero el Concello no descarta otras opciones. Y así se recogerá en los pliegos del nuevo contrato de la basura. En esta cláusula "de salvagarda", la futura adjudicataria del servicio podrá renunciar al proyecto de la planta de compostaje de A Canicouva si demuestra que es inviable desde el punto de vista técnico y económico. Para ello deberá emitir el correspondiente informe y que los técnicos del Concello lo den por bueno. Además, deberá asumir el tratamiento de la basura por medio de medios propios o de terceros, es decir, de otros recintos industriales.

A pesar de este escenario, el Gobierno local mantiene el proyecto de A Canicouva sobre la mesa. Hasta el punto que le ha puesto cifras al coste de la obra: 10,3 millones de euros. Y plazos: tendrá que entrar en funcionamiento tres años después de que se formalice el nuevo contrato de la basura.

El complejo recibirá "a priori" la basura orgánica de los contenedores marrones de Pontevedra. De ningún concello más. La idea es que pueda tratar unas 7.000 toneladas de biorresiduos al año. A mayores se contempla la posibilidad de crear una línea de envases y vidrio, lo que convertiría esta planta en un centro de tratamiento y separación. "Sería unha planta máis avanzada da que se vai facer en Vilanova", dijo González Carballo en referencia al proyecto que Sogama apadrina en el concello arousano.

¿Se creará más empleo?

Sí. La plantilla del servicio pasará de 106 a 163 personas. Se crearán 56 nuevos empleos. De ellas, 25 se corresponden con los trabajos asociados a la planta de compostaje, por cuyos terrenos en A Canicouva el Concello paga un canon anual de 20.000 euros desde 2015 en concepto de alquiler a la Comunidade de Montes de dicha parroquia.

¿Se renovará la flota?

Sí. Los pliegos del contrato darán más puntos a las empresas que oferten la renovación de la flota con vehículos más "limpios". El objetivo es que el 14% de los camiones del servicio funcionen por medio de gas. Este porcentaje superará en cuatro puntos la exigencia de la Unión Europea, que fija esta cifra en el 10%. Los transportes eléctricos, que son de menor tamaño, se mantendrán. Habrá cinco furgonetas con esta tecnología.

La renovación del parque móvil del servicio de basuras contará con una partida en el contrato, la prevista en las inversiones. De los 23 millones de euros previstos en este capítulo, 12,7 millones serán para la compra de vehículos y los 10,3 millones restantes para construir la planta de compostaje.

¿Qué pasará con el recibo?

No subirá. Así lo reiteró ayer el concejal de Residuos, Raimundo González Carballo, que explicó que los vecinos seguirán pagando lo mismo. "Non haberá ningunha modificación da taxa", aseguró. Aún así, en función de los resultados del compostaje, la factura podría costarle menos al contribuyente "no futuro". De hecho, las bonificaciones sí se contemplan, aunque el edil del BNG reconoce que su aplicación "é complexa".

¿Se reducirá la contaminación?

González Carballo sostiene que la capital contribuirá a reducir la huella de carbono y, por lo tanto, la contaminación. El "cambio de paradigma" está en que la basura orgánica no se enviará a Sogama para ser incinerada, sino que se reutilizará a través del sistema de compostaje.

El Concello sostiene que cumplirá con creces los requisitos que fija la Unión Europea a nivel de reciclaje. "Pontevedra aspira a superar os mínimos legais que fixa Europa: o 55% de reciclaxe global de residuos en 2025 e do 60% en 2030", señaló el nacionalista, que cree que la ciudad "pasará" por encima de estos porcentajes.

¿Cuánto recicla Pontevedra?

En Pontevedra se generan unas 34.000 toneladas de residuos al año. De ellas, unas mil toneladas proceden ya del autocompostaje y más de 4.000 se corresponden con el depósito de envases, plásticos y papel y cartón en los respectivos contenedores de reciclaje. La puesta en marcha del nuevo servicio ampliará estas ratios. "O novo modelo de residuos vai ser innovador, de vangarda, singular, novedoso e digno do século XXI", destacó el concejal de Residuos.

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