"Creo que la moda debería ir más acorde a los problemas reales"

Noemi Montenegro, ganadora del Debut 2021 de Esdemga, recoge fruto al trabajo que inició durante el confinamiento del pasado año con el que homenajea a su abuela 
Noemí (en el centro) reocogiendo su premio. CEDIDA
photo_camera Noemí (en el centro) reocogiendo su premio. CEDIDA

¿Qué significa para usted haber sido la ganadora del Debut 2021?

Supone un empujón muy fuerte a mi carrera como diseñadora. Es la culminación a todos los años que llevo estudiando, tanto la carrera en el Mestre Mateo como del máster de Esdemga, que es lo más reciente que he hecho y lo que más trabajado me ha llevado, sobre todo por el desarrollo de una colección tan grande. Y más con la pandemia, que ha sido bastante tortuoso en relación a los talleres, porque las condiciones no eran las mejores.

La colección que presentó en el Debut, 78.17 MB, va dedicada a su abuela, ¿qué fue lo que le inspiro para crearla?

Durante el confinamiento el año pasado yo estaba desarrollando la colección de primero y teníamos muchos problemas porque no podíamos ir a las tiendas de tejidos, ni a comprar hilos. Entonces, mi abuela, que en ese momento estaba viviendo con nosotros, subió a su casa para regalarme una dote de la boda de mis padres, que era un rollo de sábana de 25 metros de tejido que estaba guardado en el ‘faiado’. En ese momento tuve la suerte, porque la colección iba de tejidos reciclados, de no necesitarlo y pude guardarlo porque me daba pena usarlo en un proyecto intermedio y preferí guardarlo para el final. Poquito después, por desgracia, mi abuela falleció y eso ya me dio el motivo para hacerle un homenaje a través de la colección usando íntegramente el tejido que ella me regaló.

Ese rollo de sábana se convirtió entonces en el hilo conductor de su colección.

Exacto. A partir de ese tejido, las formas, la paleta de colores, el tratado de los tejidos e incluso como conseguí los demás, seguían un poco ese mismo camino, ya que eran heredados, encontrados, de ferias, almacenes...

El medio ambiente y el aprovechamiento juegan también un papel importante en su proyecto.

El desperdicio es mínimo, porque son tejidos o prendas que ya en su día se desecharon o no se necesitaron y yo les di un nuevo uso. También es una parte importante en mi colección porque la escasez de material en sí me forzó a desarrollarme más como diseñadora en cuanto a técnicas para aprovechar todo eso. Hay prendas, como los abrigos que hay en la colección, que son enormes, que llevan mucho tejido, por lo que tuve que hacer ‘patchwork’ o encajar los patrones.

¿Qué significa el nombre de su colección, 78,17 MB?

El título remite a esa idea que yo tengo de la memoria, de mis recuerdos y de esa reconstrucción. A lo largo del proyecto hay partes de tradición, pero también introduzco mi propia visión de la moda más moderna, con zapatillas, con cortes ‘oversize’ y con prendas más deportivas. También hilé los recuerdos con una interfaz de Whatsapp que diseñe y en la que hice emoticonos acordes a esas historias que yo recuerdo. Eso está representado en las sudaderas, por ejemplo. De ahí viene lo de ‘megabyte’, quise hacer una simbiosis de la tradición y la modernidad. Con lo de 78,17 quería darle un peso fuerte al título, pero sin representar tan directamente a mi abuela, entonces puse la edad con la que falleció, 78 años y 17 semanas.

"No descarto montar mi propia firma en algún momento, valiéndome del premio, o sacar alguna línea de ropa"

¿Cómo es el proceso de creación de una colección ganadora?

En mi caso fue bastante distinto a lo que se hace habitualmente. Siempre se empieza investigando sobre el tema y profundizando, pero en mi caso ya lo tenía bastante claro y tenía todo lo que me hacía falta en la cabeza y en lo que había vivido. Lo que yo hice, cuando pude, era irme a casa de mi abuela y ojeaba todos los álbumes que pude encontrar para hacer como un hilo conductor con las historias que yo recordaba, ampliar mis recuerdos. A partir de ahí comencé a coger siluetas y buscar tejidos que me recordasen a esas historias. Empecé a construir prendas y a experimentar, que quizás lo más experimental que tengo son unas americanas hechas con los típicos mandilones de las abuelas gallegas. Lo curioso de mi colección es que hasta que llegas a una prenda pasas por muchos procesos anteriores.

Más allá de ese primer tejido que le regaló su abuela, ¿cuál es el elemento más característico de su colección?

Creo que con lo que la gente se quedó más fueron los gorros de palma. Fue lo más representativo en el sentido que la gente sabía perfectamente que colección era, pero para mí el que engloba toda la tradición y la temática son las americanas de ‘patchwork’ de mandilones. Además es la primera prenda que acabé y una de las más complicadas.

¿Cree que esta colección, junto a al premio, es un punto de partida en su carrera profesional?

A nivel desarrollo aprendí muchísimo. Hubo mucha prueba y mucho error y, sobre todo, trabajo. Nunca había explorado tanto en diseño de tejidos y eso me ha abierto la mente de cara a seguir creando cosas en un futuro.

¿Qué próximos proyectos tiene en mente?

Ahora mismo estoy trabajando en Adolfo Domínguez y estoy abierta a todo lo que me venga por delante. No descarto montar mi propia firma en algún momento, valiéndome también del premio que he ganado, o sacar una línea de ropa y no montar necesariamente algo tan grande.

Con los estudios ya finalizados y sumergida en el mundo laboral, ¿qué visión tiene del panorama de la moda actual?

Creo que el ritmo que llevaba la moda tanto a nivel desfiles, que hay un montón de desfiles al año, como a nivel ventas al público, sobre todo en el ‘fast fashion’, había cogido mucha velocidad y la pandemia ayudó a frenarlo un poco y a normalizar que era un ritmo que no se podía sostener. Ahora parece que ha vuelto a coger esa velocidad que se perdió y creo que realmente debería ir más acorde a los problemas reales de sosteniblidad que está habiendo o incluso de escasez de materia prima. Por eso se agradece que haya marcas que sean conscientes de ello e intenten buscar una solución más sostenible a todos sus productos. Con suerte ese mensaje estará tan normalizado que no hará falta volver a ese ritmo de desaprovechamiento anterior.

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