La cúpula de Los Morones comparece por un supuesto ajuste de cuentas

Un guardia civil encañonó al 'rey de los gitanos' y su hijo Saúl salió en su defensa, según el relato de la Fiscalía

Varios miembros del clan de los Morones, tras el juicio en el que Juan Paulo resultó absuelto en marzo de 2018. GONZALO GARCÍA
photo_camera Varios miembros del clan de los Morones, tras el juicio en el que Juan Paulo resultó absuelto en marzo de 2018. GONZALO GARCÍA

Uno como acusado, Saúl, y el resto como presuntas víctimas o testigos: Olegario, su esposa, Flora, y uno de sus nietos, entre otros. La cúpula del clan de Los Morones, organización familiar dedicada a la venta ambulante, entre otras actividades, y que saltó a la fama en 2014 tras el ingreso en prisión de sus principales exponentes, comparece este miércoles (9.30 horas) en el Juzgado de lo Penal 1 de Pontevedra. Lo hace para aclarar lo sucedido en un presunto ajuste de cuentas en el que A. P., también acusado y guardia forestal, se presentó en la casa del rey de los gitanos para cobrar una supuesta deuda. Lo hizo acompañado de J.A.P.G., guardia civil que, según el relato del fiscal, "sacó su pistola y apuntó con ella al patriarca".

Juan Paulo, otro de los hijos de Olegario, habría hecho uso de un arma blanca "en legítima defensa", por lo que quedó fuera de la acusación definitiva.

La reyerta, que sucedió en abril de 2014, se inició cuando los dos guardias (el forestal y el civil) llegaron a la vivienda de Olegario para cobrar una presunta deuda, de unos 5.000 euros, contraída por uno de los hijos del rey de los gitanos.

El escrito de acusación de la Fiscalía explica que Saúl Giménez golpeó en la cabeza al agente forestal, lo que motivó que el guardia, en estado ebrio (había sido interceptado poco antes conduciendo bajo los efectos del alcohol), encañonase al mismísimo Olegario.

A continuación el agente habría golpeado a Flora en la cara y acabó forcejeando con uno de sus nietos, entonces menor de edad y que también declarará en el plenario del miércoles.

Por lo ocurrido, el guardia civil se enfrenta a dos penas. La primera, 2.400 euros de multa y un año y medio sin carné (por un delito contra la seguridad vial), y la segunda, un año y medio de cárcel y tres años de alejamiento del rey de los gitanos (por las amenazas). El fiscal pide, por otro lado, otros 18 meses de cárcel para Saúl Giménez (por golpear al agente), e idéntica pena para A.P., por el supuesto manotazo en el rostro que propinó a la esposa de Olegario Giménez.

El germen. Una furgoneta o un apartamento
El origen del altercado que tendrá su conclusión por la vía judicial este miércoles en Pontevedra tuvo lugar entre enero y febrero de 2014. Los hechos, que fueron juzgados en A Parda en marzo de 2018, concluyeron con la absolución de Juan Paulo Giménez de la estafa en la compra de una furgoneta de la que había sido acusado.

En aquel juicio se escucharon varias versiones sobre el altercado que será juzgado ahora. Uno de los hijos de Olegario dijo, en alusión al guardia forestal, que "fue el que atracó junto a un sargento de la Guardia Civil la casa de mi papá para, al parecer, cobrar una deuda. Decía que un hijo de mi papá le había vendido un apartamento y le exigía 20.000 euros".

Sin embargo, el citado guardia hablaba de 5.000 euros procedentes de la venta fraudulenta, según él, de la furgoneta. Reconoció que acudió a la casa de Olegario acompañado de un guardia civil al ver que no iba a cobrar.