"Dejamos el sur de Líbano muy tranquilo y ahora toca descansar, la gente lo necesita"

El general Antonio Romero reitera su alegría por el "cumplimiento muy satisfactorio" de la misión encomendada por Naciones Unidas ▶Emotivo recibimiento de familiares y amigos al último repliegue

Los militares de la Brilat fueron recibidos en Lavacolla por centenares de familiares y amigos. LUIS POLO
photo_camera Los militares de la Brilat fueron recibidos en Lavacolla por centenares de familiares y amigos. LUIS POLO

"Ahora sí que se puede decir que hemos finalizado la misión, gracias a Dios muy bien. Todo ha salido francamente bien y estamos muy satisfechos de la labor realizada". Fueron las primeras palabras del general jefe de la Brilat, Antonio Romero, nada más llegar ayer al aeropuerto de Lavacolla, donde centenares de familiares y amigos aguardaban a los 274 militares que componían el último repliegue de la labor realizada en el sur de Líbano.

El ambiente era absolutamente festivo, con cánticos, aplausos y lágrimas. Muchas lágrimas. "Es todo muy emocionante", reconocía quien durante los últimos seis meses ha estado al mando del Sector Este del país, una de las zonas más delicadas por la tensa calma que se respira en la frontera entre Líbano e Israel.

►EN IMÁGENES. Alegría, lágrimas y abrazos en Lavacolla

El propio Romero admitía que durante su estancia "hemos tenido que hacer frente a varias vicisitudes, afortunadamente con resultado satisfactorio", en referencia a los dos picos de crispación que a punto estuvieron de romper 13 años de paz. Uno fue la aparición, en diciembre, de unos túneles que conectaban ambos países y por los que, teóricamente, se movían los insurgentes, y otro estalló semanas después, cuando Israel comenzó a construir un muro de hormigón de nueve metros de altura (la T-wall) sin autorización de su vecino, lo que provocó la movilización militar de éste.

"La situación ahora está muy tranquila, después de todo lo que hemos tenido que afrontar nosotros. El relevo con la Guadarrama ha ido perfecto y ellos llegan con mucha ilusión, como todo el que llega nuevo a la zona", subrayó.

El máximo responsable de la Brilat también dejó claro que "durante los próximos días toca descansar, porque los seis meses se hacen largos. Especialmente el último. La gente necesita descanso y ahora mismo no estamos en condiciones de volver a trabajar de nuevo, hay que descansar y relajarse. Porque la familia también lo necesita y hay que dedicarse a ella", puntualizó.

El último repliegue del contingente desplegado en Líbano a finales de noviembre aterrizó en el aeropuerto santiagués 40 minutos antes de la hora prevista (las 06.55), lo que provocó que algunos familiares no viesen cruzar a sus seres queridos la puerta de llegadas y se reencontrasen con ellos ya en el vestíbulo.

Aún así, cientos de personas se armaron de globos, pancartas y megáfonos (algunos incluso con disfraces) se habían apostado ante la puerta corredera desde mucho antes de esa hora, ansiosas por fundirse en un abrazo con los retornados. "La espera se ha hecho eterna, sobre todo para los niños, que preguntaban continuamente cuándo volvería su padre", comentó una mujer rodeada de sus dos pequeños. En algunos casos, los militares besaron este miércoles por primera vez a los bebés nacidos durante el despliegue en Oriente Medio.

Las familias coincidieron en destacar la dureza de estas misiones también para los que se quedan en España. "Ellos están allá, trabajando duro, pero para los que nos quedamos aquí tampoco han sido unos meses fáciles", apuntó el marido de una soldado.

El primero en salir. "Tanto verlas por videollamada y ya las tengo delante"
El sargento primero Alberto Luis Fernández López fue el primer militar en salir por la puerta de llegadas, entre el algarabía general. Pasaban ocho minutos de las siete de la mañana cuando, después de seis meses, volvía a abrazarse a su esposa y a su hija. "Estaba deseando llegar. Tenía muchas ganas de abrazar a mi pequeña y a mi mujer; tanto verlas por videollamada y ahora tenerlas aquí, a mi lado... es un subidón. Está tan grande, que no me lo creo", afirmaba con la emoción aún en los ojos.

Su objetivo ahora es "desconectar y disfrutar a tope de las vacaciones y de la familia" y recuerda que en "durante el último mes hemos intentando dejar a los que llegaron una misión lo más cómoda posible".

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