DIARIO DE UN CONFINADO

Derecho a ser atropellados

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photo_camera El Congreso de los Diputados vota este miércoles una nueva prórroga del estado de alarma. EFE

10:50
Me despierto muy contento porque la empresa Pontevedresa Group, que siempre va por el mundo con el nombre de nuestra ciudad por delante, ha diseñado unas mamparas de vidrio para los hosteleros y las vende a precio de coste. Conscientes del mal momento que está pasando el sector hostelero, a nuestra empresa cristalera se le ocurrió una buena manera de echar una mano. Pues es de agradecer, no sólo porque la noticia saltó a medios de toda España por hacer algo bueno, sino porque desde siempre hemos estado orgullosos de esta familia de emprendedores e inventores que nacieron con nuestros abuelos y ahora no paran de crecer con nosotros.


13:30
Cojo una servilleta y me pongo a echar cuentas sobre el resultado de la votación de mañana, si se amplía o no se amplía el estado de alarma. El Gobierno negocia ahora, a toda prisa, con Ciudadanos y PNV, sin cuyos votos, si el PP se pone en contra, la cosa no sale adelante. A ver. Sánchez nunca fue un gran negociador. Lo echaron del PSOE en su día por enfrentarse a casi todos su barones y al Comité Federal; luego las bases le devolvieron el puesto. Ganó la moción de censura casi sin querer, por que casi toda la oposición se unió contra Rajoy y sobre todo porque el PNV, que acababa de sangrar al PP con los presupuestos, calculó que con Sánchez podría sacar otro tanto. Luego, tras ganar sus primeras elecciones dejó pasar los meses sin negociar nada con nadie, tal como había hecho Rajoy en su momento. A la segunda oportunidad tardó día y medio en llegar a un acuerdo con Unidas Podemos porque no le quedaba otro remedio. Es alto, es guapo y estiloso, tiene buen pelo y magnífica dicción. Es carismático, pero nunca hasta hoy ha demostrado ser un gran negociador. Cuando empezó esta crisis tuvo un gran apoyo parlamentario no por haberlo negociado, sino porque muchos socios, amigos y hasta rivales consideraron que era la única solución a la vista. Pero renovar el estado de alarma cada dos semanas es otra cosa. Pedir que lo apoyen porque sí no es sensato. Muchas comunidades autónomas piden con toda razón que se les devuelvan las competencias, al menos parcialmente, y el PP se queja de que Sánchez nunca llama para consultar ni para pedir ese apoyo.

Tiene que aprender a negociar. Tiene que entender que la geometría parlamentaria que le tocó es tan endiablada que cada voto puede ser decisivo, no ya para mantener el estado de alarma, sino para cada cosa que se vote. Entonces puede convertirse en un buen líder, pues si hay algo que en política tiene valor es el entendimiento. Ningunear a todos los partidos que están fuera del Gobierno y luego pedirles que voten sí a todo no parece una buena técnica de negociación. Y luego hay otra cosa: a medida que avanza la desescalada, menos se percibe la necesidad de un poder centralizado. Casi todas las medidas que se han tomado para las fases que vienen se pueden llevar a cabo desde los poderes autonómicos, provinciales y municipales. Amenazar, como ha hecho, con ligar las medidas de ayudas sociales al mantenimiento del estado de alarma, tampoco parece una buena baza para negociar. No sé qué sucederá en el Parlamento. Si saca adelante esta nueva prórroga puede ser la última si no baja al barro y se pone a negociar. Lo que ocurre, creo, es que negociar implica ceder y eso a Sánchez nunca le ha gustado.


17:30
Me encanta Isabel Díaz Ayuso. Leo que tras ser preguntada qué sucedería de suspenderse abruptamente el estado de alarma y todo el mundo pudiera volver a las calles, dijo: "Todos los días hay atropellos y no por eso prohíbes los coches". En primer lugar, en el actual contexto esa comparación es totalmente inoportuna. Y después no es del todo cierta: en Pontevedra no atropellamos a nadie porque el alcalde no nos deja. De hecho, cuando los pontevedreses queremos ser atropellados tenemos que irnos a Madrid, a Ferrol o a cualquier otra ciudad porque aquí se nos ha privado del derecho a ser atropellados.


20:30
Pienso que aunque la humanidad ha avanzado mucho en los últimos siglos, también ha habido retrocesos. Antiguamente lo público era lo mejor y lo más grande. Las pirámides de Egipto, aunque se construían para glorificar a un emperador tenían como objetivo que el pueblo las admirase. Las de América eran templos. Los circos romanos o los estadios griegos eran para disfrute del pueblo. Lo mismo sucedía con iglesias y catedrales. El campanario de una iglesia siempre era la construcción más alta del lugar. Los grandes monumentos como la Torre Eiffel o la Estatua de la Libertad eran y son monumentos púbicos. De haber continuado con esa tendencia de invertir en lo público con criterios de hoy, tendríamos en todo el mundo sanidad y educación de primerísima calidad y no estaríamos manteniendo a enfermeras con sueldos miserables y contratos temporales. Hemos perdido la cualidad de compartir y de creer que lo de todos siempre es mejor que lo de cada uno.

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