El Alvia que partió a las 16.35 de Madrid el viernes por la tarde llegó a la estación de Pontevedra pasadas las cuatro de la madrugada. El motivo, la deficiente gestión de una avería en el sistema de frenos del convoy que une la capital de España con Galicia, que se registró sobre las 17.15 horas, a apenas 130 kilómetros de Madrid, y que no se solucionó hasta cuatro horas y media más tarde.
Miguel Diéguez, uno de los viajeros, explicó que "el problema fue el tiempo que tardó en llegar el mecánico, unas tres horas. La avería la solucionó en 30 minutos", explicó.
El testigo, que se apeó en la estación de Ourense a las 2.15 de la madrugada (cuando la hora prevista eran las 21.00), explica que "el tren se paró en medio de la nada. No podíamos salir, y tampoco nos aportaban información sobre lo que sucedía".
Sobre las 18.15, cuando llevaban una hora detenidos, la megafonía de Renfe informó de "una pequeña avería". La agonía vino a continuación, pues pasaban las horas y la situación no mejoraba. "Decían que iban a mandar a alguien desde Santiago. Finalmente no sé lo que hicieron".
Sobre las ocho de la tarde, el personal del tren (que también estaba entre los afectados) repartió agua entre los pasajeros, que se contaban por cientos en los vagones de un doble convoy que, los viernes, viaja prácticamente lleno.
"Había niños pequeños, fumadores que se ponían nerviosos, la situación fue difícil", añade Diéguez.
El tren retomó la marcha "a poca velocidad", según relató el testigo, que critica la gestión por parte de la compañía, además de la escasez de información aportada a los viajeros. Todos ellos, eso sí, tienen derecho a la devolución íntegra del importe del billete.
