Un 'Donjuán' reaparece en Pontevedra

La Audiencia condena a un individuo que consiguió que una vecina de la Boa Vila pidiese un préstamo de 50.000 euros después de 'enamorarla'. El investigado, que le contó que era un bróker que operaba en Londres o en Hong Kong, empleó a terceras personas para desviar los fondos de los que se apropiaba
El tribunal que dictó la sentencia contra el Donjuán de Bilbao que operó en Pontevedra. GONZALO GARCÍA
photo_camera El tribunal que dictó la sentencia contra el Donjuán de Bilbao que operó en Pontevedra. GONZALO GARCÍA

La estafa amorosa que salió a la luz tras las andanzas del Donjuán de Marín sigue muy presente en Pontevedra. El último ejemplo de ello lo sufrió una mujer, vecina de la ciudad del Lérez, que, víctima del engaño de un timador, suscribió un préstamo de 50.000 euros para que su amigo pudiese hacer frente a una situación económica difícil que, según le contó, se le presentó por asuntos de familia. Los hechos acabaron en denuncia y, tras le juicio celebrado en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, el autor de los hechos acabará en prisión: dos años y dos meses de cárcel y la devolución de unos 20.000 euros, la cantidad que consiguió mediante sus tretas amorosas.

El condenado tiene su domicilio en Melide (A Coruña), aunque es natural de Bilbao. Tenía 38 años en el momento de acometer el engaño, según detalla el juez en su sentencia.

La secuencia comenzó en la primavera de 2014, cuando inició una relación sentimental con la víctima, acudiendo de forma periódica y puntal a su domicilio en la ciudad de Pontevedra, del que se ausentaba por largos períodos argumentando que operaba como bróker en lugares como Hong Kong o Londres.

El acusado, que estaba casado (circunstancia desconocida por la víctima), comenzó a apropiarse de los fondos de la mujer a partir de enero de 2015, cuando, tras llegar a la Boa Vila tras uno de sus viajes, se mostró "abatido y triste", haciéndole ver a la víctima que tenía ante sí una situación económica delicada por motivos familiares. La mujer se ofreció a ayudarle y, con tal fin, "suscribió un préstamo por un importe de 50.000 euros" con pretexto falso, pues indicó a la entidad que su destino sería una explotación ganadera de su hermano, cuando su intención era ayudar al estafador.

Tras el ingreso del crédito, el ahora condenado se hizo con las claves de banca electrónica y fue sustrayendo distintas cantidades que, sumadas, alcanzarían los 20.000 euros que ahora debe devolver. Para recibir el dinero, el acusado empleó e involucró a su esposa y a su propio padre.

Las mentiras resultaron clave para que los jueces dictasen una sentencia condenatoria

Ante las alegaciones del investigado, cuyo letrado solicitó la libre absolución, las acusaciones pusieron sobre la mesa las mentiras vertidas por el procesado a lo largo del tiempo, que le sirvieron para engañar a la víctima. Así, el tribunal pone sobre la mesa el hecho de que le ocultase a la que en teoría era su pareja su verdadero estado civil, así como que se presentase como operador de bolsa que viajaba a distintos mercados, "siendo todo una farsa o una intencionada puesta en escena".

El condenado, que, además, tenía antecedentes por un delito de defraudación tributaria en grado de tentativa, incluyó a su padre entre los beneficiarios de una de las sumas de dinero estafadas (en concreto, 4.000 euros), por lo que acabó condenado como partícipe a título lucrativo, no así su esposa, acusada por idénticos hechos.

La Sección Segunda entiende acreditada la existencia de un delito continuado de estafa pero admite que no concurre la reincidencia ni las dilaciones indebidas. El condenado podrá recurrir ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG).