DIARIO DE UN CONFINADO

El santo egoísmo

Inés Arrimadas durante su intervención en el Pleno celebrado en el Congreso. EFE
photo_camera Inés Arrimadas durante su intervención en el Pleno celebrado en el Congreso. EFE

9:00
Me pongo a ver el programa de Xabi Fortes. El día será emocionante con el debate y la posterior votación de la prórroga del estado de alarma.


10:05
Mientas habla Pedro Sánchez, que total ya sé lo que va a decir, yo tengo mi propio proyecto político: proponer a mi familia un proceso de vuelta a la normalidad con todo el poder centralizado en mi persona. Ya que mi señora está trabajando, negocio con Rodri Scott. Le digo que es necesario repartir turnos, tareas y horarios y que, en caso de contar con su apoyo, él sería el segundo de a bordo, gozaría de un mejor lugar en el salón y un ingreso mínimo vital, todo ello, le digo, no por su bien ni por el mío, sino por el de la familia y los españoles.


14:20
Llega mi señora. Le pido el voto. "Como vegana comprometida y animalista que eres, entenderás la necesidad de que nuestros perros, Pancho el epiléptico y Toxo, el gordito, mejoren su calidad de vida. Si cuento con tu apoyo, me ocuparé personalmente de que en esta familia nadie quede atrás. Estarán siempre limpios, alimentados y mimados", prometo.


15:00
Comemos: soja texturizada con espagueti, un plato vegano cuya receta escapa a mi conocimiento, pero que saboreo con gusto. Procedemos a votar mi propuesta. El resultado es del todo inesperado. Un voto a favor, el mío y cuatro votos en contra: el de nuestro hijo, el de mi señora y los de Pancho y Toxo. Muy bien. Arrieritos somos, pienso mientras voy a dormir la siesta. Con aliados así, mi proyecto está finiquitado. Soy el Rosa Díez de la política pontevedresa.


17:30
Ya que no voy a ningún lado, ni con mi proyecto ni con nada, que salvando mi paseo del otro día con Scott, sigo en confinamiento, pues esta fase cero es para deportistas, paseantes, niños y ancianos y yo no encajo en ninguna de esas categorías, veo cortes del otro debate en las redes sociales y pienso en lo bien que ha jugado sus bazas Inés Arrimadas y lo mal que lo ha hecho Pablo Casado. En este Parlamento que nos hemos dado, lo importante es que cada uno y una sepa medir sus fuerzas. Tras el anuncio del apoyo de Ciudadanos y el PNV al estado de alarma, Pablo Casado quedó en blanco. Sus 89 votos pasaron a no valer nada de a noche a la mañana, textualmente, toda vez que este miércoles por la noche, tras anunciarse el apoyo de Ciudadanos, todo dependía como siempre del PNV, que no hizo oficial su voto favorable hasta primera hora de la mañana. Ya daba igual lo que hiciera el PP. Por primera vez en su historia, los de Ciudadanos midieron bien sus fuerzas y las utilizaron. Tras apoyar una investidura de Sánchez a la que no le salían los números, el partido que entonces lideraba Rivera se pasó a la derecha. Eso le valió para entrar en algunos gobiernos autonómicos de derechas liderados por el PP y apoyados por los ultras de Vox. Esos bandazos ideológicos y estratégicos y su negativa a apoyar a Sánchez tras las primeras elecciones post-Rajoy, le restaron tres docenas de diputados. Y a fecha de hoy, con una decena, ha sido más determinante que el PP.

Ya no hay en esta legislatura partidos grandes o pequeños: lo que hay son calculadoras y estrategias que pueden convertir a un diputado, o cinco, o diez, en más importantes que 100, dependiendo de dónde se coloque cada quién en cada momento. Esto nos puede dar una idea de por dónde puede avanzar esta legislatura, dure lo que dure. Las alianzas. pueden ser más o menos duraderas, pueden ser temáticas, como es el caso, o ideológicas. Puede que a Sánchez le haya salido una jugada magistral sin pretenderlo. Imaginemos que Ciudadanos se convierte en un apoyo duradero a este Gobierno. Eso colocaría a ERC en una oposición frontal. ¿Qué haría en ese caso Unidas Podemos? ¿Romper la baraja y abandonar el Gobierno o mantenerse tragando sapos a cambio de que les dejen continuar a medias con su política social? No tengo ni idea, por eso lo pregunto.


21:00
Hace unos días que el Concello inició una campaña de apoyo al comercio local y al producto de proximidad. PonteLovers, se llama. Ahora todo se llama en inglés, pero no quede esto como una crítica sino como una constatación de una moda innecesaria. Dicho esto, la campaña es tan útil como imprescindible, por eso muchos y muchas la apoyamos a muerte. Se trata de apostar por lo nuestro, en definitiva por nosotros y nosotras. Es una estrategia de pontevedresismo defensivo que nos conviene y nos interesa. Una bien planteada campaña de supervivencia para nuestra ciudad, nuestro comercio, nuestros puestos de trabajo, nuestra industria y nuestro producto. Se trata de poner a nuestra ciudad, a nuestra comarca y a nuestro país por encima de todo. Toca en estos próximos meses pelear por nosotros y por nuestra gente. Toca ejercer un santo egoísmo y repartir lo que tenemos, sea mucho o poco, entre los nuestros y las nuestras.

Comentarios