Si mal pinta la cosa para la capital, el panorama no es más halagüeño para los concellos bañados por la ría. El crecimiento de un metro del nivel del agua (según las estimaciones de Climate Central y del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) repercutirá muy lesivamente en la margen izquierda, ahogando la autovía y todo lo que está a su alrededor, como el complejo industrial de Lourizán, el núcleo de viviendas anexo al colegio Sagrado Corazón de Os Praceres y la iglesia.
En Poio, la zona de A Reiboa es la más afectada
El agua anegará, asimismo, la práctica totalidad del Puerto comercial de Marín, tragándose empresas como Gonvarri, Marfrío, Cabomar y los astilleros de Nodosa. El impacto llegará a una amplia franja de la Escuela Naval y se beberá la práctica totalidad de las playas de Portocelo, Mogor y Aguete.
En la otra orilla, Poio parece que encajará mejor el golpe medioambiental y solo se contemplan grandes pérdidas de terreno en A Seca y A Puntada. Eso sí, quedarán bajo el agua lugars emblemáticos como los arenales de Lourido o los hórreos y el puerto de Combarro.
Adiós al Náutico de Sanxenxo, a gran parte de Portonovo y a casi toda la Illa de Arousa
El calentamiento global es especialmente agresivo con el concello más turístico de Galicia, pues le ataca donde más le duele. Sanxenxo perderá en 2100 -si se cumplen los pronósticos de los científicos- todo el saliente donde se encuentran Nauta, el Club Náutico, la zona comercial e incluso el espigón. La costa de Portonovo quedará reducida a la mínima expresión y playas como Baltar, Canelas, Montalvo, Bascuas, Major o Pragueira serán engullidas por el mar.
Sin embargo, las imágenes más impactantes de lo que se tragará el mar antes de 2100, según las previsiones, son las que dejan A Illa de Arousa, que prácticamente desaparecerá.
