'La casa de los paraguas' cerró este verano tras 55 años en activo

Ernesto Filgueira: "El comercio lo tiene difícil, pero en otras ciudades más"

Este referente pontevedrés hace un llamamiento de apoyo a los pequeños negocios frente a las grandes cadenas "que se comen todo"

Ernesto Filgueira, en febrero, cuando anunció el cierre de su local. RAFA FARIÑA
photo_camera Ernesto Filgueira, en febrero, cuando anunció el cierre de su local. RAFA FARIÑA

El pasado 31 de julio la plaza de Méndez Núñez y la ciudad de Pontevedra perdieron a uno de sus referentes comerciales de las últimas cinco décadas y media. Ernesto Filgueira, también conocido como La Casa de los Paraguas, permaneció activo desde que comenzó su andadura el 1 de marzo de 1963 dentro del sector textil y de la moda.

El que fue su propietario explica que entre los motivos principales estuvieron las dificultades para mantenerse frente a la presión ejercida por las grandes marcas. "El comercio, como otros sectores, está monopolizado por las grandes cadenas, que ofrecen unos precios muy competitivos porque tienen unos márgenes extraordinarios debido a sus compras masivas en Asia. Cuando vienen unas campañas malas por los motivos que sea, esas cadenas pueden capear los temporales gracias a esos márgenes", explica. "Además, las grandes firmas distribuidoras a través de Internet están copando el mercado. Una de ellas ya ha dicho que para el próximo año manejará el 50% de la venta on-line en España. Todo eso es negativo y afecta al gasto de las familias, que no es muy grande porque el poder adquisitivo es limitado, y no hablemos de las condiciones laborales de esas cadenas que distribuyen a través Internet".

A pesar de las dificultades, Ernesto Filgueira, que fue presidente y secretario del Centro Comercial Urbano Zona Monumental, señala que Pontevedra es una alternativa mucho mejor que otras ciudades a la hora de establecer un negocio.

"Todos esos problemas a los que me he referido se verían aún mucho más aumentados en otras ciudades, como ha pasado en A Coruña, Santiago o Vigo, que tienen tres, cuatro o más centros comerciales copados por esas grandes cadenas, lo que conlleva al deterioro de la actividad del pequeño comercio. Y pongo estos ejemplos porque los tenemos cerca, pero eso mismo sucede a nivel global en toda España", indica. "En Pontevedra se montan negocios y a mí me gusta que la gente se anime y abra comercios, pero sé que es complicado porque el monstruo grande se come a los pequeños. Hace años la Zona Monumental de Pontevedra tuvo un achique porque coincidieron muchas jubilaciones, hubo también épocas muy buenas y ahora vuelve a estar apretada, pero como muchas otras zonas de España".

Aunque él ya ha cerrado su establecimiento, Filgueira aprovecha para pedir que "el ciudadano de a pie se dé cuenta de que si una ciudad, sea la que sea, queda monolizada por tres calles de cadenas comerciales, mal asunto. Eso trae consigo problemas", afirma. "Es necesario que la gente apoye a los pequeños empresarios que están montando sus negocios con trabajo, con ilusión, ganas, emprendimiento... Emprender requiere ayuda".

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