Exoneran a los presuntos receptores de los 5.500 kilos de cocaína del Kraken I

Javier F.G. y su esposa, relacionados con el clan vilanovés de Os Peques, y Waldo Pino, considerado uno de los mayores traficantes de Europa, quedaron libres por orden judicial

El alijo incautado en aguas de Ecuador en el mercante que se dirigía a Galicia. POLICÍA NACIONAL
photo_camera El alijo incautado en aguas de Ecuador en el mercante que se dirigía a Galicia. POLICÍA NACIONAL

El 8 de mayo de 2017, un operativo conjunto entre las policías de Ecuador y España sirvió para detectar la presencia de una embarcación mercante, el Kraken I, que, con más de cinco toneladas de cocaína en sus bodegas, se dirigía a Galicia. Un año y medio después, el Juzgado de Instrucción 2 de Cambados ha dado carpetazo al asunto archivando de forma provisional las actuaciones encaminadas a incriminar a los presuntos receptores de la mercancía, que fueron detenidos en las provincias de Pontevedra y Madrid a las pocas horas del abordaje del citado mercante. Los agentes de la Brigada Central de Estupefacientes (en concreto, el Greco Galicia) disponían de pruebas que vinculaban la droga con la organización liderada por Waldo Pino, estadounidense con pasaporte español y con importantes lazos históricos con los narcotraficantes de las Rías Baixas.

Junto a Pino, también resultaron exonerados Javier F.G., primo de David González Martínez (detenido y condenado en Ecuador como presunto coordinador de la travesía marítima del Kraken I), su esposa (ambos relacionados policialmente con el clan vilanovés de Os Peques) y una cuarta persona afincada en Madrid, presunto hombre de confianza del estadounidense.

El Juzgado de Cambados no consideró suficientes los indicios que pusieron sobre la mesa los especialistas antidroga del Greco, que tienen muy clara la vinculación de todos los citados con la recepción del descomunal alijo, que, según las principales hipótesis, iba a entrar en las rías poco a poco, a bordo de lanchas rápidas.

LOS HECHOS. La operación se fraguó, como es costumbre, merced a la colaboración de las diferentes agencias internacionales. La Drug Enforcement Administration (DEA) y la Homeland Security of Investigation (HSI), ambas norteamericanas, compartieron información con las autoridades ecuatorianas. En España fueron la Brigada Central de Estupefacientes y la Dirección Adjunta de Vigilancia Aduanera bajo la coordinación de la Fiscalía Antidroga de Pontevedra, con el objetivo de dar con las personas que iban a salir al mar a recoger los fardos de cocaína.

La organización contaba con capacidad para transportar ingentes cantidades de droga a los mercados de Europa y de Estados Unidos, a través de mercantes que empleaba "como fachada para el transporte de lastre con destino a Panamá y, posteriormente, a España, específicamente a los cárteles de Galicia", según explican fuentes de la Policía Nacional de Ecuador.

La cocaína estaba oculta en un compartimento construido debajo de una de las bodegas que, a su vez, estaba ubicada en una zona de difícil acceso, cubierta de agua. En el citado compartimento se hallaron 176 sacos de yute (una planta tropical sudamericana) de diferentes colores y tamaños, en los que se escondían los 5.070 paquetes de cocaína (con un peso en burto de 5.529 kilos). Los agentes tuvieron que echar mano de buzos para llegar al punto en el que se encontraron las sustancias estupefacientes.

Los presuntos organizadores del descomunal alijo quedarán libres de cualquier reproche penal.

Juicio en Ecuador. 17 años de cárcel para 20 acusados, entre ellos el vigués que coordinaba la travesía marítima

El único miembro de la organización que iba a recibir las sustancias estupefacientes en Galicia ya fue condenado por estos hechos hace algunos meses. Se trata de David González Martínez, que, según fuentes de la investigación, fue enviado por la misma a Sudamérica para coordinar la travesía marítima entre el Pacífico y las Rías Baixas. El Tribunal Penal de Santa Elena, órgano competente en el lugar en el que fue abordado el mercante (en aguas ecuatorianas) decretó penas de 17 años y cuatro meses de prisión para cada uno de los 20 tripulantes del buque, que, además de González, eran siete panameños, cinco colombianos, dos cubanos, dos peruanos, un venezolano, un hondureño y un sirio.

Los letrados de la mayor parte de ellos pusieron el grito en el cielo al conocer los términos del dictamen, que impuso penas idénticas para todos. Galo Monroy, defensor del gallego, declaró en la prensa local tras conocer las penas que "ellos solo son trabajadores, jamás se les dijo que iban a llevar droga. Fue el 8 de mayo, cuando ya estaban navegando, que el capitán les amenazó para que colaborasen, fue en esa misma noche que un grupo de lanchas llegó con el alcaloide al Kraken I".

El cónsul de Panamá dijo que "nos quedan muchas dudas. Por ejemplo, no se tomó en cuenta la colaboración eficaz de varios de los procesados. Quienes estuvimos en la sala escuchamos que el capitán se culpó de todo lo ocurrido, es decir, que la tripulación no tendría mayores responsabilidades. Para mi criterio no se aplicó bien la jurisprudencia", señaló.