Un timo. En estos extremos definen la incorporación de la mujer al mundo laboral algunas de las mujeres que compatibilizan el empleo fuera de casa con la crianza y el trabajo del hogar. En una sociedad en la que buena parte de la ciudadanía ha asumido que las mujeres tienen las mismas capacidades que los hombres, el reto ahora es que ellos asuman su parte de responsabilidad en el ámbito doméstico. "Eu sei que a igualdade chegará cando os homes renuncien o mesmo ca nós, cando haxa a mesma porcentaxe de varóns que de mulleres que aparcan as súas carreiras para adicarse ao coidado dos fillos", explica Mabel Míguez, profesora del Departamento de Comunicación Audiovisual e Publicidade en el Campus de Pontevedra.
Otras tres mujeres comparten mesa en un encuentro organizado por Diario de Pontevedra para poner en común sus preocupaciones y aspiraciones para construír un mundo más igualitario. Son Elena Cartea, directora de la Misión Biológica; Naír Fernández, empresaria, y la expiragüista olímpica Ana Penas. Todas coinciden en situar el origen de las desigualdades en el trabajo en un aspecto: el de los cuidados. Ya sea por la maternidad o por el cuidado de familiares dependientes, apuntan a este como un factor determinante que marca las carreras de las mujeres.
Nahir Fernández, empresaria y abogada: "igual que a un empresario se le reconoce que gestionar es trabajo, la organización del hogar también lo es"
La renuncia voluntaria, aunque aprendida desde la infancia por una educación profundamente patriarcal es, para ellas, el principal techo de cristal. "En el CSIC no existe brecha salarial, cada persona cobra según su categoría y las plazas dependen de exámenes iguales para todos. El problema es que según avanzan las carreras científicas, va habiendo menos mujeres. Esto no es algo que imponga el CSIC, es que hay otras cosas que pesan más en nuestra balanza", explica la directora de la Misión Biológica, que cuenta que en las reuniones de los 120 centros del CSIC de toda España la mayoría de los directores son hombres, "aunque últimamente ha ido cambiando".
La empresaria Naír Fernández se remonta al origen del problema. "Desde que somos pequeñas nos ponen un muñeco en los brazos y aprendemos a cuidarlo, eso se acabará cuando empecemos a tratar igual a los niños y les regalemos muñecos para que aprendan también a cuidar", cuenta la empresaria y abogada, que asegura que el papel de los hombres es fundamental a la hora de superar ciertas barreras. "Normalizar las situaciones es la forma de que empecemos a tomárnoslas como algo natural, y es mucho más efectiva que los discursos", cuenta Fernández.
Elena Cartea, directora de Misión Biológica: "Entre mis compañeras hay muchas sin hijos, mientras los hombres suman más descendencia que nosotras"
Aprender a renunciar es uno de los pasos más importantes que tienen que dar ellos, al igual que las mujeres tienen que quitarse de encima culpas, un punto en el que coinciden todas las invitadas. "Yo soy muy beligerante con los discursos paternalistas. A priori todos somos iguales y tenemos las mismas oportunidades, somos nosotras las que estamos decidiendo priorizar a nuestras familias", explica. El peso de una sociedad que educa a los hombres para ascender en el ámbito profesional también influye. "Eles teñen que sacar de enriba esa presión que se lles pon para que triunfen", cuenta Mabel Míguez. En el mismo sentido, aseguran que es importante que empiecen a darse cuenta de las injusticias. "Que eles se escandalicen porque ven que un compañeiro seu non deixa de ir xogar ao fútbol polas noites mentres a muller queda cos fillos é un paso importante", añade la profesora de la UVigo.
La enorme carga de trabajo que supone ser madre determina el currículum de una profesional hasta tal punto que muchas mujeres se ven obligadas a escoger entre su carrera y la maternidad. Lo tiene comprobado Elena Cartea, que asegura que entre los investigadores del CSIC existe un elevado porcentaje de mujeres sin descendencia, "mientras ellos tienen más hijos que nosotras". El mismo cálculo hace Mabel Míguez en su departamento. "Somos once homes e dez mulleres, os varóns suman 20 fillos e nós, oito", señala.
Ana Penas, expiragüista olímpica: "La conciliación no te la da nadie, tienes que buscártela tú y mi única opción era retirarme del deporte"
Para Ana Penas, la maternidad supuso la retirada de su vida deportiva a los 29 años, aunque físicamente se encontraba bien y los resultados deportivos eran buenos. La última prueba como piragüista la realizó embarazada y se subió al podio. "Tuve que decidir si era deportista o madre, las dos cosas eran incompatibles. Mi pareja también era deportista y siguió su carrera, yo me fui para casa porque no tenía opciones", cuenta la exdeportista y apostilla: "La conciliación no te la da nadie, tienes que buscártela, y yo solo podía retirarme".
Eso fue hace 18 años y reconoce que en este tiempo el deporte femenino ha cambiado mucho. "Antes ni siquiera teníamos una programación específica para las chicas. Éramos invisibles. Nos costó que nos hiciesen caso y nos esforzamos mucho y, cuando vieron que en nuestros primeros Juegos Olímpicos nos faltó un segundo para entrar en la final, se preguntaron: ¿y estas de dónde salieron?", recuerda la expiragüista, que ahora admira el papel de Teresa Portela.
CULPA. La culpa es uno de los factores que provoca la renuncia voluntaria de los profesionales
¿Podemos tenerlo todo? Es una pregunta que surge en la mesa y que no tiene la misma respuesta para todas. "Yo no puedo desaparecer seis meses de mi trabajo, y como yo cualquier autónomo, porque pierdo a todos mis clientes. La situación de las mujeres autónomas es dramática. Ya que tenemos que renunciar, esa renuncia debería ser más fácil, con guarderías públicas y más recursos y que no tengas que gastarte 500 euros para pagarla, porque habrá gente que no los tenga" apunta Fernández.
La organización en casa es fundamental para poder vivir sin renuncias. De este modo, para Cartea sí se puede tener todo, y se refiere a la ayuda que recibe de su pareja para conciliar. "Pero has utilizado la palabra 'ayuda', y no es así, tenemos que cambiar el chip porque es también su responsabilidad", apunta Fernández, que asegura que ciertas carreras profesionales suponen una renuncia a pasar tiempo con los hijos. Lo ejemplifica Mabel Míguez, que cuenta que "para facer estancias de investigación en universidades do estranxeiro tes que deixar a casa uns meses. Curiosamente, dos meus compañeiros de departamento con fillos, os únicos que o teñen feito son homes". Ocurre algo parecido en el CSIC, donde la estancia en el extranjero es una condición 'sine qua non' para quien termina una tesis. "Las más rápidas acabamos a los 27 o 28 años, cuando ya empiezas a plantearte ser madre", cuenta Cartea.
Mabel Míguez, profesora de UVigo: "Os homes síntense mellor porque agora lavan os pratos, pero son executores, a que organiza segues sendo ti"
Apartarse del hogar, aunque sea temporalmente, implica también un trabajo de planificación enorme para organizar las rutinas sin 'mamá'. "Os homes síntense mellor porque agora lavan os pratos, baixan o lixo... Pero en realidade son simples executores porque a que ten todo organizado na cabeza segues sendo ti", explica Míguez. Es lo que se conoce como carga mental o triple jornada. "Yo organizo mi casa por Whatsapp", cuenta Cartea. En este sentido, la empresaria Naír Fernández puntualiza: "La carga mental de organizarlo todo es brutal, a los empresarios se les reconoce que gestionar su empresa es un trabajo, pero gestionar un hogar es lo mismo y ese trabajo no está reconocido", cuenta Fernández. Ana Penas asiente: "Muchos hombres pueden pasar una tarde sin saber en qué lugar están sus hijos, ni qué actividades tienen en cada momento, ni cuándo le toca la siguiente vacuna. Te das cuenta cuando te vas un fin de semana y tienes que explicarle cómo está todo organizado".
Estas situaciones generan disputas en la pareja, hasta tal punto que, recientemente, un estudio realizado entre directivas en Suecia, revelaba que el índice de divorcios era mayor que entre las demás mujeres y por encima también de la media de hombres divorciados en cargos de responsabilidad. "De cara a dentro, na casa, non se nos ofrecen ferramentas para solventar as desigualdades, entón tes que estar sempre pelexando por un reparto equilibrado", cuenta Mabel Míguez, que añade que es necesario cambiar roles no solo por las propias mujeres, sino por la educación y los modelos de referencia que tengan los hijos. "No fondo, se só as mulleres nos acollemos ás medidas de conciliación, o que se consegue con elas é consolidar o teito de cristal", apunta.
CONCILIACIÓN. Recalcan que conciliar no es una cuestión de las mujeres, sino de las familias
Es por eso que todas le piden al feminismo pragmatismo a la hora de lanzar reivindicaciones. "Yo lo que necesito son soluciones prácticas", apunta Penas. A lo que Naír Fernández añade que "la igualdad se ha convertido en un arma partidista con la que envolverte en un discurso políticamente correcto", cuenta. Así, la empresaria asegura que la apuesta por la educación es fundamental para vencer las diferencias. "Lo demás son símbolos, que serán importantes, pero no dejan de ser eso: símbolos. Tenemos que pensar más a largo plazo", concluye.
PRAGMATISMO. Reclaman del feminismo peticiones más prácticas y menos discursos teóricos sobre la igualdad
Según señala el estudio ‘Women in business’, en 2019 las mujeres ocupaban el 31% de los puestos directivos en las empresas gallegas. El estudio se elaboró a nivel español y los datos gallegos son los que reflejan una mayor presencia femenina entre los puestos de responsabilidad.
EN LA CIENCIA. Esta realidad se extiende a otros ámbitos, como el de la ciencia. Así, según un estudio elaborado por el CSIC entre su personal, un 73% de sus profesores de investigación son hombres, que representan también el 64% de los investigadores científicos, el 60% de los científicos titulares o el 56,5% de los contratados postdoctorales. Ellas solo ganan en el escalafón más bajo: un 52% del personal investigador predoctoral son mujeres.
EN LA UNIVERSIDAD. Las mujeres se quedan también en los escalones más bajos. las universitarias representan el 60% del total, pero solo el 14% de los rectorados son femeninos.