Más de 20 movilizaciones desde el 8-M en Pontevedra

Las manifestaciones del 8 de marzo dieron paso a otras protestas en la calle, protagonizadas por pensionistas, estudiantes y policías ▶Los opositores al compostaje y vecinos de las parroquias también se movilizaron, al igual que las propias fuerzas del orden

Una multitud abarrotó la Praza da Peregrina. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Una multitud abarrotó la Praza da Peregrina el 8-M. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

Las históricas manifestaciones del pasado 8 de marzo dieron el pistoletazo de salida a dos meses en los que Pontevedra se convirtió en el escenario de múltiples movilizaciones de todo tipo. Las más habituales, las protagonizadas por los pensionistas, a las que se sumaron las convocadas por vecinos (opositores a los composteros en Monte Porreiro y Eduardo Pondal, los que piden un parque infantil en Médico Ballina...), estudiantes o por las fuerzas del orden (Policía Local y Jusapol), sin olvidar el conflicto de los funcionarios de Xustiza o las organizadas en defensa de la sanidad pública. El 1 de mayo fue, además, la fecha más simbólica con las tradicionales manifestaciones convocadas por separado por los sindicatos.

Hoy se cumplen dos meses desde que miles de pontevedreses (en su gran mayoría féminas, pero también numerosos varones) salieron a la calle para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. Pero no fue una movilización como la de cualquiera de los años anteriores. En el acto central, a mediodía, la Praza da Peregrina congregó a más de 2.000 almas que mostraron su hartazgo ante el machismo, la desigualdad y, sobre todo, la violencia de género. El momento histórico no se quedó ahí, ya que por la tarde, sin mediar convocatoria oficial (como la de CIG y Colectivo Feminista), cientos de personas volvieron a recorrer las calles de la Boa Vila de modo espontáneo para insistir en sus reivindicaciones.

En esta línea, Pontevedra también acogió una concentración el 26 de abril, cuando cientos de personas mostraron su indignación contra la sentencia judicial del caso La Manada.

Ciudadanos de todas las edades participaron en la concentración. DAVID FREIRE

JUBILADOS. Los mayores fueron los protagonistas de hasta seis concentraciones que se celebraron durante los dos últimos meses, en los que salieron a la calle para exigir "que non nos rouben as nosas pensións". La primera fue el 15 de marzo, convocada por CIG. La subida del 0,25% decretada por el Gobierno central para retribuciones de jubilados actuó como un revulsivo para que los pensionistas se echaran a la calle en todo el país. Al día siguiente tuvo lugar otra manifestación, convocada por Modepen, CC OO y UGT, en la que una multitud abarrotó la Praza de España.

El 15 de abril se celebró una doble concentración en la que los sindicatos reclamaron unas pensiones dignas. UGT y CC OO protestaron ante la Subdelegación del Gobierno y CIG lo hizo a continuación en A Ferrería, siempre con el apoyo de los afectados. Los jubilados volvieron a salir a la calle el 16 de abril y el 5 de mayo, convocados por Modepen.

Una de las concentraciones celebradas en Pontevedra para exigir pensiones dignas. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

El 19 de abril fue el turno de los estudiantes, que secundaron la huelga convocada por Erguer y la Asamblea de Mulleres con el respaldo de Galiza Nova y CIG. Alumnos de instituto y universitarios participaron en una manifestación en la que pidieron reformas educativas, como la derogación de la Lomce.

Huelga de estudiantes en Pontevedra. GONZALO GARCÍA

En cuanto a los conflictos sindicales, agentes de toda España tomaron Pontevedra el 21 de abril para reivindicar la equiparación de salarios –convocados por Jusapol– y la Policía Local dedicó una cacerolada al alcalde el 4 de mayo.

Protesta de la Policía Local de Pontevedra. DAVID FREIRE

Además decenas de personas participaron el 13 de abril en una concentración en defensa de la sanidad pública y para reclamar información sobre el Gran Montecelo.

La marcha fue convocada por la plataforma SOS Sanidade Pública.

Manifestación en defensa de la sanidad pública. RAFA FARIÑA

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