El mercadillo de antigüedades regresa "flojo" tras la pandemia

La rúa Serra acogió este domingo un encuentro de vendedores de segunda mano extremando las medidas de distanciamiento e higiene
Imagen del mercadillo de antigüedades, este domingo, en la rúa Serra. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Imagen de la feria, este domingo, en la rúa Serra. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

La sucesión de primeras veces continúa a medida que se va implantando la nueva normalidad. Este domingo le tocó al b, que recobró la actividad tras tres meses parado, aunque lo hizo de forma tímida, ya que la afluencia de personas no era la habitual. "Están los mismos vendedores que antes de la pandemia, aunque hoy no han venido todos porque no se sienten seguros o porque quieren ver primero el sitio para después instalarse", explicaba un trabajador municipal que velaba por el correcto funcionamiento del mercadillo. La impresión general de los vendedores era que la vuelta estaba siendo "floja" pero, tal y como expresaba uno de ellos, "lo importante es volver".

La feria se puso en marcha con amplias medidas de seguridad y señalización con el fin de evitar aglomeraciones y la obligatoriedad de usar mascarilla. "Hay que echarse gel para tocar". Era una de las expresiones que más se repetía en todos los puestos de la feria. Y es que los curiosos que querían remover entre las monedas, los libros o discos tenían que desinfectarse las manos antes de buscar algo para comprar, así como llevar puesta la mascarilla. Vallas y cintas separadoras delimitaban las zonas por las que se debía circular y una serie de elementos de cartelería instalados por el Concello de Pontevedra advertían de la importancia de cumplir con las recomendaciones sanitarias.

Una mujer ojea artículos de segunda mano. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
Una mujer ojea artículos de segunda mano. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
 

"Yo vengo sin miedo, estoy tranquila pero cumpliendo con todas las precauciones", explicaba una de las vendedoras de la feria, Sara Rodríguez, que portaba una pantalla protectora. La mujer, que lleva ya doce años acudiendo al mercado de Pontevedra, se mostraba contenta por la reapertura de la feria. "Aquí el que más o el que menos está sin trabajo y venir nos aporta algo de dinero", contaba tras tres meses de parón en los que no tuvo más remedio que quedarse en casa. "Nosotros el confinamiento lo pasamos como pudimos, sin salir de casa y sin vender", añadían otros vendedores instalados en la rúa Serra.

Al mercadillo acudió también José Manuel Rodríguez, que prefirió no montar su puesto en el primer día de feria y esperar al siguiente domingo. "Yo quería ver primero el espacio que tenía, porque a mí me gusta montar mi puesto bien, con una mesa preparada", explicaba mientras mostraba su mercancía en una furgoneta. Rodríguez, gran aficionado al coleccionismo y las antigüedades, cuenta con un amplio catálogo de utensilios domésticos propios de la Galicia de hace un siglo, como luces de gas, planchas de carbón o básculas romanas restauradas que vende en diferentes ferias de antigüedades de la comunidad. "Esta es la primera que se pone en marcha, yo creo que había que empezar ya y otros lugares como O Carballiño u Ourense también van a reanudar sus ferias ahora", contaba este domingo el anticuario.

Según expresaba Rodríguez, se llevó una grata sorpresa al comprobar cómo las personas que se acercaban al mercado cumplían con las normas de seguridad. "Se nota que la gente está concienciada, esto antes del confinamiento era un poco desbarajuste, pero la verdad es que se están manteniendo las distancias, la gente lleva mascarillas y se pone gel en las manos con frecuencia", explicaba sobre el comportamiento que advertía en los puestos de sus compañeros que sí vendieron el domingo.

José Manuel Rodríguez lleva más de 14 años acudiendo a ferias de antigüedades, por lo que en ese tiempo ha conseguido ganarse la confianza de muchos amantes del coleccionismo que le hicieron encargos durante el confinamiento. "En los momentos más graves en los que no se podía salir de casa no vendí nada, pero cuando las cosas empezaron a relajarse tuve algunos clientes que me llamaron y venían al almacén que tengo en un bajo para comprar algún detalle para regalar o así. Yo no tengo problema y pasé bien este tiempo, pero hay personas que vienen aquí y que necesitan ese dinero", explicaba Rodríguez.

La recuperación de la normalidad es para muchos una necesidad imperiosa después de tanto tiempo sin poder vender. Por eso, poder colocar la mercancía ya era una buena noticia, aunque la afluencia no fuese masiva. "Para empezar no está mal, lo importante es ir volviendo a salir poco a poco y con cuidado, la gente poco a poco irá viniendo", explicaba un vendedor de libros de segunda mano, mientras explicaba que en la mañana del domingo había más gente mirando que comprando. "Muchos vienen de paseo y echan un ojo a lo que hay, pero de momento solo eso, no hay gente que venga a propósito. Puede que sea porque no sabe que hemos vuelto, esperemos que la semana que viene ya sepan que estamos aquí haya algunas ventas más, de momento volver ya es una buena noticia", contaba uno de los vendedores.

La falta de turistas se nota también en la feria
No solo la hostelería nota el bajón de los turistas. En el mercadillo de antigüedades echaban de menos la presencia de personas del extranjero, peregrinos y veraneantes que suelen visitar los puestos. "Hay también personas que están en la zona de Sanxenxo y se desplazan a Pontevedra a la feria o vienen por aquí a comer y hay mucho movimiento, pero de momento eso está muy parado", explicaba José Manuel Rodríguez, vendedor de la feria, en la mañana del domingo. "Esto desde el mes de mayo hasta agosto es una maravilla, esperamos que todavía lleguen", decía.

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