La movida nocturna se civiliza

Las denuncias por peleas y alteraciones del orden público descendieron un 74% en los últimos cinco años, mientras que en 2018 no se impuso ninguna sanción por consumir alcohol en la calle ▶ Los locales de copas se han sumado al respeto a las normas y tanto los precintos como las sanciones por incumplir los aforos y el cese de actividad se han situado en mínimos históricos

Control de alcoholemia en la Plaza de Barcelos a las 3.30 horas. DP.
photo_camera Control de alcoholemia en la Plaza de Barcelos a las 3.30 horas. DP.

Los milenials no lo recordarán pero la movida nocturna de los fines de semana no siempre fue tan plácida como en los últimos años. Hoy en día, las peleas, las alteraciones del orden público y los escándalos a altas horas de la madrugada son una rara excepción, pero no hace mucho tiempo eran la rutina a la que tenía que hacer frente la Policía Local. Con bastante esfuerzo y dedicación, por cierto.

Pero una decidida apuesta por la prevención, a base de situar coches patrulla en zonas calientes antes de que estallase el conflicto, y una mayor concienciación por parte de los participantes en el ocio nocturno (desde los clientes a los empresarios) han dado un vuelco a la situación en los últimos años, como avalan las estadísticas.

Las reiteradas peleas callejeras, los ajustes de cuentas, las agresiones a las puertas de pubs y discotecas "clásicos" eran habituales en la primera década del milenio, alcanzando su apogeo en 2013. Ese año se tramitaron hasta 93 denuncias desde la Policía Local por alteraciones del orden público en las noches de los sábados.

Sin embargo, esa tendencia ha ido a la baja progresivamente, hasta quedarse en 24 sanciones el pasado año, un 74% menos.

El consumo de alcohol casi siempre esta asociado a los enfrentamientos violentos en plena movida. Antes de la entrada en vigor de la ordenanza que prohíbe beber en vías públicas, el casco urbano y la zona monumental eran escenarios frecuentes de peleas los fines de semana, llegándose a contabilizar 101 en 2007. Prácticamente dos cada fin de semana.

Con la creación del "botellódromo" en el Recinto Feiral ese mismo año, la violencia entre jóvenes se amortiguó considerablemente hasta el punto de que en solo un año descendieron los altercados un 31%, los actos vandálicos un 36% y las intoxicaciones etílicas un 33%.

DESCENSO ABISMAL. En la zona monumental, donde se concentran la inmensa mayoría de pubs y locales de copas, la reducción llegó hasta el 57% en las peleas (más de la mitad), pasando de 38 a 16 en un año, mientras que el vandalismo bajó un 65% en tan solo 12 meses.

Este incremento del civismo en el ocio nocturno tiene su traslación a las denuncias por consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública. Frente a una tendencia de una docena de sanciones en los últimos años (con la salvedad de un excepcional pico de 49 en el año 2013), el éxito de las campañas policiales de concienciación llegó el pasado año, cuando no se llegó a imponer ninguna.

Pero si importante es la mentalización por parte de quienes disfrutan de la diversión nocturna en fines de semana, no lo es menos la de quienes ofrecen ese servicio. La hostelería local ha ido mostrando un mayor respeto por las normas y si bien hace unos diez años eran habituales los precintos de negocios, las sanciones por carecer de licencia o las denuncias por exceso de aforo o incumplimientos de horarios, hoy en día la estadística revela que existe -en líneas generales- un exquisito comportamiento. Con la salvedad de contados excesos, perfectamente focalizados por la Policía Local.

La mayor presión administrativa, ejercida a través de los agentes municipales, ha dado como resultado que los precintos de locales de ocio nocturno descendiesen un 76%, pasando de los 17 contabilizados en 2012 a los cuatro del pasado año. Una reducción que se extiende a las denuncias por exceso de aforo (nueve en todo 2018), por incumplir el horario de cierre (en este apartado es el único donde se produjo un repunte, del 50%) y por desobedecer el decreto del cese de actividad (tan solo una a lo largo del ejercicio pasado).

DE RUTA CON LA POLI. Basta acompañar a la Policía Local durante un turno de fin de semana para comprobar que las estadísticas no falsean la realidad y que la juventud, lejos de esos tópicos que la describen como descontrolada e irreverente, se muestra cívica y respetuosa. Al menos en la capital de la provincia.

Y aunque ocasionalmente se producen enfrentamientos que puedan disparar las alarmas, como la pelea ocurrida el pasado día 10 a las puertas de una concurrida discoteca de la calle Sagasta, las autoridades policiales mantiene que son sucesos aislados (en este caso, ni siquiera ocurrió en fin de semana, sino un lunes) que no deben enturbiar una tendencia "absolutamente satisfactoria".

Balance policial del sábado 22
Personal
Lo habitual es un turno con 10 policías (un inspector, un oficial, un operador de emisora y siete agentes) distribuidos en cuatro patrullas: tres uniformadas en vehículos policiales y una de paisano, que es la que se encarga de realizar la vigilancia y los controles con mayor discreción.

Zona botellón
Contabilizados unos 300 jóvenes. Una denuncia doble a un conductor por irrumpir en la explanada del Recinto Ferial (zona prohibida) y a una velocidad excesiva. Dio negativo en alcohol y drogas.

Alcoholemias
Se realizan tres controles dinámicos (cuando el conductor despierta sospechas de conducir ebrio), con el resultado de un positivo.
De 3.30 a 4.30 horas se efectúa un control estático en la Plaza de Barcelos: 40 vehículos controlados, diez pruebas realizadas y dos denuncias por sendos positivos, una de ellas por la vía penal.

Drogas
Dos pruebas practicadas durante el control estático y en ambos casos dieron positivo.

Estacionamientos
Por aparcar en lugares prohibidos (zona monumental, vados y zona del botellón) se tramitan 11 sanciones.

LLamadas a la central
De 22 a 8 horas se registraron un total de 18, casi todas quejas por pubs y locales de copas que cumplían la normativa. También una alerta por un señor durmiendo en un cajero.

 

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