Cuatro mujeres al frente del gran supermercado de la droga

Magdalena, María de los Ángeles, María Dolores alias 'La Coneja' y Julia alias 'La Joaquina', dirigentes de los clanes de O Vao de Abaixo
Fiscalía Antidroga y Guardia Civil culminan una investigación que atribuye a 22 personas delitos de narcotráfico y grupo criminal
Despliegue de la Guardia Civil el día en el que detuvo a las cuatro matriarcas en O Vao. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Despliegue de la Guardia Civil el día en el que detuvo a las cuatro matriarcas en O Vao. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

La figura del patriarca es cosa del pasado. Al menos, si nos referimos a O Vao de Abaixo. Eso es lo que defienden los investigadores del Equipo de Policía Judicial de Cangas do Morrazo, responsables de la mayor investigación alrededor de las actividades del núcleo chabolista cuyos detalles desvelamos hoy. Fruto de más de un año de trabajo desarrollado entre 2017 y 2018, el Instituto Armado consiguió acreditar no solo la identidad de las personas que estaban al frente del que por entonces era el gran supermercado de la droga del Norte de la provincia, sino también desentrañar su modus operandi.

La Guardia Civil, en estrecha coordinación con la Fiscalía Antidroga de Pontevedra, consiguió aportar luz y taquígrafos a las oscuras actividades de al menos 22 personas que, bajo la dirección directa de cuatro mujeres, vendían heroína y cocaína a cientos de consumidores diarios bajo unas normas muy estrictas y amparándose en la impunidad que, pensaban, le otorgaba su ubicación y su forma de vida. Y no había patriarcas, sino matriarcas. Y entre ellas, si bien su relación puede considerarse en paralelo, sobresalía la figura de La Joaquina, que, a sus 59 años, se encargaba de la coordinación cuando era preciso.

LA OPERATIVA. Pablo Varela, jefe de la Fiscalía Antidroga, señala que los acusados, que ahora se exponen a largas estancias entre rejas, "han venido desarrollando su actividad de modo sostenido y estructurado, integrando sus labores personales conforme a sus lazos familiares". Clanes emparentados entre sí dominaban el tráfico de estupefacientes en O Vao de Abaixo, destaca la investigación, que asegura que "las funciones y colaboraciones particulares de cada investigado al desarrollo de la dinámica delictiva se asignaban en función de su pertenencia a una de las familias concertadas para el mismo objetivo criminal".

El fiscal, atendiendo a los datos aportados por el Equipo de Policía Judicial de Cangas, asegura que los acusados tenían capacidad para la "atención permanente" de las necesidades de los cientos de drogodependientes que acudían al poblado en busca de sus dosis. Lo hacían mediante una perfecta coordinación que aseguraba "que la distribución de estupefacientes se mantuviese sin solución de continuidad, repartiéndose por semanas los grupos familiares", de modo que cada una de las matriarcas recaudaba el dinero procedente de las ventas de los siete días que, según su reparto, le correspondían.

'CORBATAS' DE DROGA. Los investigadores también lograron acreditar que, además de un espacio común para las ventas y, en ocasiones, para el consumo de las drogas, también existía "un homogéneo modo de presentación de las sustancias estupefacientes, en dosis preparadas en pequeños envoltorios de plástico anudados en forma de corbata".

Junto a lo anterior, cada uno de los grupos familiares dedicados a la venta de cocaína y heroína disponía de al menos una chabola acondicionada para recibir a los consumidores, dotada no solo de mesas y bancos corridos para el consumo in situ, sino también de los útiles precisos, tales como el papel de aluminio necesario para la inhalación de la heroína.

Para la dispensación de las dosis de drogas, cada uno de los clanes también disponía de una estructura perfectamente organizada con la intención de controlar el consumo en las narcochabolas, los accesos a las mismas y al propio poblado, así como detectar la eventual presencia de miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en las inmediaciones, ya no solo de la Guardia Civil sino también del Cuerpo Nacional de Policía.

Estas labores, para las que eran necesarias varias personas, eran coordinadas directamente por la matriarca de cada uno de los clanes o de alguno de sus lugartenientes con superioridad jerárquica sobre el resto, sostienen los investigadores.

LAS MATRIARCAS. Así, y tras semanas de seguimientos, vigilancias e identificaciones de drogodependientes con dosis en su poder, el Instituto Armado logró determinar de forma precisa la identidad de las cuatro matriarcas y de sus clanes, que, de forma semanal, dirigían el tráfico de drogas en O Vao de Abaixo.

Así, se supo que la primera semana las ventas las realizaba el Clan de Los Familiares, liderado por María de los Ángeles S.J., la más joven de las presuntas jefas (no ha cumplido los 40 años); la segunda semana corría a cargo del Clan de la Coneja, con la histórica María Dolores G. G., La Coneja, de 71 años, liderando el grupo; la tercera semana, el negocio iba a parar a manos del Clan de Julia J.J., La Joaquina, que, a sus 59 años, tendría un mayor peso en la coordinación entre clanes.

La última semana del mes, las ventas de cocaína y heroína recaían en el Clan de La Magdalena, dirigido por la mujer del mismo nombre (Magdalena S.S.), cuyo pasado es igualmente conocido por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

LOS CLANES. El Clan de La Coneja contaba con dos hombres encargados de hacer llegar la droga a la chabola destinada a la venta y al consumo y a otras cuatro personas más (como mínimo) que participaban en el control de la zona, bien como aguadores (controlando los exteriores), bien como vendedores propiamente dichos. En los registros, además de drogas, se hallaron útiles y productos químicos para adulterar las sustancias. En la vivienda de la matriarca aparecieron más de 8.000 euros en efectivo y en la narcochabola, seis consumidores en plena faena.

En cuanto a la investigación a María de los Ángeles y su Clan de Los Familiares, lo más destacado fue la intervención a Manuel S.J., uno de sus lugartenientes, de 200 gramos de cocaína de gran pureza, así como de unos 30 gramos de heroína de una calidad aceptable. La matriarca contaba con cinco colaboradores fijos que efectuaban funciones análogas a las ya relatadas aquí.

El Clan de La Joaquina, liderado por la citada Julia en colaboración con Calixto S.S., estaba integrado por al menos siete personas y disponía de un galpón cuya ventana interior comunicaba con otro, lo que dificultaba los seguimientos. En su poder, además de droga y otros efectos, fueron hallados más de 4.000 euros en efectivo.

El Clan de La Magdalena, por último, solo pudo ser desmantelado de forma parcial, pues merced a sus artimañas, consiguieron mantener oculta la identidad de los principales colaboradores de la cabecilla. Sí le fueron incautadas drogas, útiles para su consumo y objetos de valor, entre los que destacaron nada menos que 267 décimos de lotería.

Las drogas. Cocaína de gran pureza, heroína muy cortada
Tras los registros y el análisis de las drogas incautadas, la Guardia Civil pudo determinar que la cocaína que vendían los cuatro clanes de O Vao de Abaixo tenía un elevado nivel de pureza, en algunos casos superior al 90 por ciento. Ello es así porque Pontevedra es puerta de entrada de la sustancia, lo que hace que pase por pocas manos hasta el consumidor. Justo al revés ocurre con la heroína, que llega a Galicia tras numerosas fronteras y muy adulterada.

Las posibles condenas. El fiscal solicita penas que suman 165 años de cárcel

Pablo Varela, jefe de la Fiscalía Antidroga. ADP

Un delito contra la salud pública referido a sustancias que causan grave daño unido a un segundo ilícito penal de integración en grupo criminal. Esa es la imputación que atribuye la Fiscalía Antidroga de Pontevedra a los 22 acusados de estar detrás de la gran red de distribución final del O Vao de Abaixo. Las penas, sumadas, que solicita el representante del Ministerio Público pontevedrés, Pablo Varela, para ellos, ascienden a 165 años de prisión.

Para alcanzar tales conclusiones, además de los hechos relatados, el fiscal tuvo en cuenta la circunstancia agravante de reincidencia presente en las cuatro matriarcas y en cinco de sus lugartenientes: nueve de los 22 acusados habían cometido delitos similares en el pasado. Varela entiende, además, que llevaban dedicándose al negocio de la droga "de modo sostenido y estructurado", de ahí que les atribuya la integración en grupo criminal.

Así, el escrito de acusación presentado a la Audiencia Provincial de Pontevedra, que acogerá el juicio, contempla peticiones de pena de ocho años de cárcel y 4.000 euros de multa para alias La Coneja, Jaime J.J., Manuel G.G., María del Carmen J.M. y María José G.B; siete años de cárcel y 4.000 euros de multa para Jonathan J.J. y Montserrat R.C.; ocho años de cárcel y 4.000 euros de multa para María de los Ángeles S.J. y María Azucena J.J.; ocho años de cárcel y 100.000 euros de multa para Manuel S.J., alias Lolo (por tener en su poder mayor cantidad de droga cuando fue detenido); siete años de cárcel y 4.000 euros de multa para José S.J., José Manuel S.S., alias Lito, yu Tamara S.J.; ocho años de cárcel y otros 4.000 euros de multa para Julia J.J., alias La Joaquina, Calixto S.S., Eliana S.J. y Carlos J.M.; siete años y 4.000 euros para Enrique S.J., Jennifer C.J. y Aaron S.S., y ocho años de cárcel e idéntica multa de 4.000 euros para otra de las matriarcas, la histórica Magdalena S.S.