"O problema é a estrutura, que debería tirarse abaixo e volver facerse", con esta contundencia explica Iria Méndez, vicepresidenta de la Anpa de la escuela infantil de la Galiña Azul de A Parda, la situación que están viviendo en el centro pontevedrés.
"As aulas teñen aire acondicionado, pero hai que ter en conta que en cada unha delas hai 20 nenos de dous ou tres anos e é imposible telos toda a mañá metidos nunha aula e, cando queren sair ao patio non poden porque con esta calor non temos ningunha zona de sombra", señala.
Este es un asunto con el que "levamos loitando moitos anos pero as administracións se tiran a pelota dunhas a outras e o tema da sombra segue sen resolverse". De hecho, "ao Consorcio levámoslle pedindo unha reunión dende hai meses e aínda non nos contestaron, pasan de nós olímpicamente", añade Méndez.
Además, hay que tener en cuenta que el patio es de cemento y el centro está completamente acristalado, lo que provoca que "dar clase con estos días de calor é horrible", y es que, sin duda, el centro "non ten o acondicionamento que ten que ter". Tanto es así que los niños tienen que ir cambiando de clase a lo largo de una jornada lectiva para que los profesores puedan proceder a su ventilación.
Un problema que se extiende a toda la ciudad
Las quejas de esta escuela infantil son visibles también en otros centros de la Boa Vila. De hecho, Rogelio Carballo, presidente de la Fanpa de Pontevedra, critica que "la climatización siempre se ha entendido solo en la parte de la calefacción y no en el del aire acondicionado", algo que "se extiende a todos los centros".
"Nadie es consciente de que la ventilación es una parte tan necesaria como la calefacción y los centros están diseñados con normativas octogenarias que no cumplen con la calidad ambiental, algo que influye en el rendimiento académico de todo el mundo", lamenta Carballo.
