Los trabajadores de Elnosa preparan las maletas. Y esta vez no es en símbolo de protesta, como ocurrió en la concentración celebrada hace unos meses frente al Consistorio capitalino para denunciar la emigración forzosa a la que les abocaba la oposición política. En esta ocasión las valijas estarán llenas de ropa y los enseres precisos para iniciar una nueva etapa en Torrelavega (Cantabria), a 524 kilómetros de distancia de la ciudad del Lérez.
Su destino será la planta que adquirió Bondalti (ahora propietario de Elnosa) al grupo belga Solvay. Se trata de una clorera similar a la pontevedresa, pero en la que la antigua CUF pudo iniciar la implantación de la tecnología de membrana que demandaba Europa con una inversión superior a los 55 millones. En Pontevedra estaba prevista una actuación similar, pero la negativa de Costas a prorrogar la concesión trastocó los planes hasta el punto de derivar en el cierre de la factoría.
La primera comitiva de trabajadores que se desplazarán a tierras cántabras empezará a trabajar el 1 de abril y estará formada por ocho operarios, entre los que se encuentra el expresidente del comité de empresa de Elnosa Avelino García. Otros tres técnicos ya se encuentran a caballo entre las fábricas pontevedresa y cántabra y otros cinco prevén incorporarse el 2 de mayo.
La mayoría se mudará con la familia, aunque las llegadas se harán de forma escalonada, ya que los progenitores de menores en edad escolar esperarán a finalizar el presente curso. "Nos vamos con la idea de iniciar una nueva etapa y de desempeñar un trabajo para toda la vida, si hay suerte hasta que nos jubilemos. Es una idea muy meditada", señala García.
TRABAJOS FIJOS. Los empleados, que han sido indemnizados por el grupo luso, accederán a un puesto de trabajo fijo y en unas condiciones que son notablemente mejores que las vacantes que hay ahora mismo en la industria pontevedresa.
La planta contará con una plantilla aproximada de 40 operarios con contrato fijo y un número importante por concretar de trabajadores eventuales. Estos se moverán dentro del complejo industrial en el que Solvay fabrica carbonato para uso industrial y alimenticio con tecnología de última generación. "Dicen que es una de las plantas más punteras del grupo", señala García.
Los trabajadores denotan ahora mismo sensaciones encontradas. Por un lado está la incertidumbre que siempre implica el comienzo de un nuevo capítulo en un lugar desconocido. Por otro lado está la ilusión "de poner en funcionamiento una planta nueva".
Nueve trabajadores han conseguido un puesto de trabajo en Ence o en alguna de sus subcontratas y, como era de suponer, están bastante "preocupados" por las últimas noticias. Otros siete integrantes de la plantilla inicial (formada por 61 trabajadores) se han jubilado y el resto se ha visto o se verá afectado por un ERE.
