El servicio de Reanimación de Montecelo logra pantallas protectoras vía Facebook

Las sanitarias calculan que esta semana llegarán a su unidad los primeros ingresos de pacientes graves, "por eso queremos estar prevenidas" ►Las donaciones superan las expectativas
María José, este domingo, en la Unidad de Reanimación. DP
photo_camera María José, este domingo, en la Unidad de Reanimación. DP

Por mucho que el coronavirus se haya convertido en monotema, uno no deja de sorprenderse con las historias que se agazapan detrás. La solidaridad es el hilo conductor de muchas ellas, en las que se puede ver cómo se suceden protagonistas anónimos que aportan su grano arena para acorazar a los profesionales sanitarios frente al Covid-19. Fundas, mascarillas, cubrebocas, batas... Empresas y particulares están donando a la sanidad pública todo tipo de materiales de protección para paliar la rotura de stock que tanta preocupación despierta.

Uno de los ejemplos más recientes surgió hace apenas dos días en el servicio de Reanimación (REA) del Hospital de Montecelo, a raíz del SOS lanzado en redes por una de sus enfermeras. Se trata de María José García Güimil que, preocupada por la protección de sus compañeros ante el inminente ingreso de positivos en su unidad, recurrió al grupo de Facebook Tú no eres de Pontevedra si... para demandar pantallas de protección.

Su llamada de auxilio fue compartida cerca de 600 veces y no tardó en surtir efecto. En 24 horas esta profesional de Enfermería ya había conseguido pantallas para todos los efectivos del servicio, gracias a la colaboración de voluntarios de Vilagarcía y Santiago y el entorno de la propia plantilla, que se ha puesto manos a la obra para confeccionar las pantallas con impresoras 3D. "La verdad es que me quedé sorprendida al ver que enseguida me empezaron a escribir ofreciendo ayuda. Creo que incluso nos van a sobrar, pero es lo de menos, porque sobran servicios a los que cederlas. Hay otras plantas en las que también las están reclamando".

La Unidad de Cuidados Intesivos (UCI) está completa y en la Unidad de Recuperación Postanestésica (URPA), destinada también a pacientes graves, se van agotando las camas libres. Por eso, las 19 enfermeras y 13 auxiliares que trabajan en la sala de REA saben que en cuestión de días les tocará atender a ellas a los nuevos positivos que necesitan ventilación asistida. "Seguro que esta semana empezarán a llegar, por eso queremos estar prevenidas", explica María José.

VENTAJAS. Una de las ventajas de las pantallas plásticas es que, además de proteger el rostro frente a posibles secreciones virales, "se pueden desinfectar con facilidad y reutilizar, al igual que las gafas estilo buceo que utilizamos".

Las profesionales del servicio están acostumbradas a trabajar con enfermos respiratorios. Quizás lo que más les preocupa es "poner y sacar de forma correcta" el Equipo de Protección Individual (EPI). La vestimenta protege al sanitario de cabeza a los pies y siempre debe ser usado en las zonas calificadas como "sucias", es decir, aquella que dista menos de dos metros del paciente infectado. El protocolo apela a utilizar uno por paciente cuando el contacto es estrecho.

Preguntada por el impacto de la pandemia en Montecelo, María José asegura que "está dando tiempo a asimilar" los ingresos, nada que ver con el caos que reina en otros hospitales del país. "Además, por norma general el enfermo respiratorio da menos trabajo que el quirúrgico, que tiene drenajes y al que hay que hacer curas. Lo único que requiere más esfuerzo es darles la vuelta, algo que aconsejan para mejorar la oxigenación".

"Me fui a vivir sola a un piso de alquiler por el miedo a contagiar"
"El miedo a contagiar" a sus seres queridos ha llevado a María José García Güimil a adoptar duras decisiones en su entorno familiar. En su caso cree que el confinamiento en comunidad no es seguro, así que ha decidido enviar a sus hijos con su padre e irse a "vivir sola a un piso de alquiler" para dejar a su madre en casa. Todos estos gastos extraordinarios corren por su cuenta y, según advierte, no es la única que ha seguido este camino. "Hay otras compañeras que también se han ido de casa por lo mismo, por el miedo al contagio. Pero estamos concienciadas de que en estos momentos es lo que hay que hacer, y estar muy unidas".

Disposición absoluta
Teniendo en cuenta su situación, esta sanitaria se ha puesto a total disposición de su servicio. María José se ha ofrecido para "doblar turnos" o ampliar su jornada laboral si es necesario con el fin de reforzar los recursos humanos. "De hecho mañana (por este lunes) voy a venir a trabajar".

Según relata, trabaja para el Complexo Hospitalario Universitario de Pontevedra (CHUP) desde hace unos 25 años y desde hace una década lo hace en exclusiva para el servicio de Reanimación (REA), en el que se presta asistencia a los pacientes que pasan por una intervención quirúrgica con anestesia. Actualmente, a la espera de que lleguen pacientes afectados por Covid-19, el servicio ha visto su actividad disminuida, debido a la supresión de todas las operaciones programadas de carácter no urgente.

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