Más de 10.000 pontevedreses del área sanitaria reciben algún tipo de tratamiento de anticoagulación para licuar la sangre y evitar la formación de coágulos. El 70% empezó a ser tratado a raíz de una fibrilación auricular, la arritmia más frecuente, y por norma general se trata de pacientes que superan los 65 años. Además, son habituales los casos de personas que han sufrido embolias, ictus y trombosis, desde mujeres que han pasado por trombosis venosas causadas por el uso de anticonceptivos o por el embarazo, a personas con cáncer a las que se le diagnostica embolia de pulmón.
El punto de partida del tratamiento de todos ellos se sitúa en la Unidad de Coagulación del servicio de Hematología del CHUP, que dirige la facultativa María Ferreiro Argüelles. Esta especialista confirma que el fármaco más popular es el Sintrom, un medicamento cuyo principio activo, acenocumarol, disminuye la capacidad de coagulación de la sangre. Sin embargo, también advierte de que, desde 2011, el sistema sanitario ha incorporado nuevos tratamientos que le han ido ganando terreno a pasos agigantados.
En la actualidad existe la alternativa de recurrir a cuatro tipos de "anticoagulantes orales de acción directa", unas pastillas que tienen efectividad "no menor" a la del Sintrom y que, incluso, se considera que disminuyen con más contundencia el riesgo de hemorragia cerebral. Además, estos fármacos (que se suministran a razón de una o dos dosis diarias) permiten espaciar los controles a "una vez cada seis meses", liberando al paciente de las revisiones periódicas del Sintrom (que pueden llegar a realizarse cada pocos días en el caso de obtener malos resultados). A cambio, el usuario cambia el pinchazo digital por una analítica de sangre.
CASOS FINANCIADOS. Los principales escollos para acceder a estos medicamentos son que cuestan 90 euros al mes, que todavía no existe genérico y que la financiación por parte del Sergas es parcial y condicionada. Según explica la doctora Ferreiro, el Sergas solo costea este tipo de medicamentos en tres casos: pacientes que han tenido un antecedente de hemorragia cerebral, pacientes con arritmia que llevan más de seis meses tomando Sintrom y que no llegan a un control correcto y pacientes que, aún tomando este anticoagulante, han sufrido una trombosis en el cerebro o en otra parte del cuerpo.
"Un 5% decide financiar (los nuevos medicamentos de acción directa) con sus propios recursos", apunta María Ferreiro
Por el contrario, para la trombosis venosa y la embolia de pulmón "no están financiados en ninguna situación". Y todo ello sin olvidar que en otros supuestos el uso de las pastillas de acción directa ni siquiera está indicado. Por ejemplo, en pacientes con prótesis mecánicas o con insuficiencia renal grave.
Pese a todo, el 30% de los pacientes de Pontevedra con tratamiento anticoagulante ya recurren a este tipo de medicamentos de acción directa. La mayoría con subvención pública, mientras que "un 5% decide financiarlos con sus propios recursos". Aparte, en España está autorizada la comercialización de Aldocumar, un anticoagulante muy parecido al Sintrom cuyo principio activo es la warfarina.
700 PINCHAZOS AL DÍA. El personal de la Unidad de Coagulación explica las alternativas terapéuticas al inicio del tratamiento, "tanto las financiadas como las que no lo están" y el paciente elige. Se inicia el tratamiento y cuando se llega a un "nivel estable" se deriva al paciente a Atención Primaria, donde es controlado por el personal de Enfermería y Medicina de Familia.
Cada día se realizan en el área entre 600 y 700 controles del Sintrom. La mayoría están "descentralizados", derivados a los centros de salud de Pontevedra y O Salnés. "En el hospital solo se realizan unos 100, de pacientes que están empezando, que están mal controlados o que son de alto riesgo", explica Ferreiro.
Ferreiro: "El Sintrom es como un traje a medida. Cada uno necesita una dosis distinta, por eso requiere controles. Y no es bueno ni malo tomar mucho ni poco"
En función de los resultados, los médicos de cabecera establecen la dosis de Sintrom y, en casos complejos, realiza consultas telemáticas a la unidad hospitalaria. "El Sintrom es como un traje a medida. Cada persona necesita una dosis distinta, por eso requiere controles. Y no es bueno ni malo tomar mucho ni poco, sino que lo importante es alcanzar el rango correcto", concluye la doctora Ferreiro.
A su vez, señala que en la propia unidad hospitalaria "tenemos un problema de medios", dado que ésta es atendida por "una hematóloga y media": ella misma y una compañera que realiza guardias y pasa consulta. Ambas asumen gran parte de la carga de trabajo de la unidad, que también debe ocuparse de preoperatorios, pacientes ingresados, hemofílicos... "Hay mucha carga asistencial, por lo que a veces la relación con Primaria no es tan fluida como quisieran". Por este motivo, la doctora aboga por emprender medidas, entre las que prioriza la formación de "enfermeras especialistas" en anticoagulación en Atención Primaria y Hospitalaria.
La iniciativa, valorada de forma «positiva» por la doctora Ferreiro, contó con la participación de más de 70 profesionales sanitarios del área, que asistieron a dos mesas de debate. La primera de ellas versará sobre las actuales alternativas terapéuticas, los retos relacionados con la anticoagulación en Atención Primaria y los sistemas de control hematológico que existen en la actualidad.
La segunda abordó los protocolos establecidos para la fibrilación auricular y otros temas específicos, como la importancia de la prevención de riesgos en personas mayores. De hecho, según los datos recopilados por el servicio en 2016, durante ese año la Unidad de Coagulación del CHUP prestó asistencia de 1.200 pacientes con más de 87 años.