Lejos quedan las imágenes de encuentros multitudinarios que otros años ocupaban estas páginas con motivo de las procesiones de Semana Santa por las calles de Pontevedra y este lunes con la festividad de San Cibrán en Tomeza.
Sin embargo, fueron muchos los que decidieron acercarse este lunes a la ermita de esta parroquia para cumplir con la tradición de cada Lunes de Pascua. Sin convocatoria ni procesión para evitar aglomeraciones y riesgo de contagios, algunas personas e incluso familias devotas del santo milagreiro se dieron cita en la zona para rodear la ermita hasta nueve veces y lanzar piedras al tejado de la misma, tal y como dicta la tradición.
Con distancia y mascarilla, cumpliendo con las medidas anticovid, algunos recorrieron a pie el camino hasta la capilla para pedirle igualmente los favores al santo que espanta el meigallo. "Venimos siempre, menos el año pasado porque estábamos confinados, y este año no podíamos faltar", manifestó este lunes una vecina de Pontevedra, asidua de esta celebración, que acudió a Tomeza junto a sus hijos por la mañana. "Fue un San Cibrán descafeinado, pero la tradición es la tradición", señaló otra pontevedresa, María José Rodríguez, que nunca se pierde esta cita del lunes de Pascua.
Favorecido por el buen tiempo que acompañó toda la jornada, durante todo el día se registró un constante goteo de caminantes hasta la ermita de Tomeza, que acudieron atraídos por la tradición de las nueve vueltas a la capilla de San Cibrán. El día transcurrió sin incidencias ni aglomeraciones y con la esperanza "de que el próximo año sí pueda recuperarse la procesión".