Las empresas que plantean convertir el antiguo convento de Santa Clara en un centro geriátrico continúan haciendo números y efectuando cálculos sobre el coste de la inversión que sería preciso realizar no solo para la adquisición del inmueble y su huerta sino también de las reformas que sería preciso realizar. Se trata de una operación necesaria antes de efectuar una oferta en firme a la orden de clausura, propietaria del inmueble que durante ocho siglos tuvo un uso exclusivamente religioso. Del resultado de ese estudio económico podrían salir propuestas en firme que las clarisas tendrían que analizar antes de decantarse por la que consideren más ventajosa, no solo mediante el establecimiento de un canon anual (alquiler) sino que la operación inmobiliaria incluso podría concluir con la venta del edificio y su amplia huerta.
Sor Consuelo, la abadesa del convento de clarisas de Santiago de Compostela que está gestionando las entrevistas con las firmas interesadas en desarrollar un proyecto empresarial en el emblemático edificio situado en el corazón de Pontevedra, dice que "no se sabe" si la posible operación inmobiliaria se concretaría a través de un contrato de cesión (alquiler por un tiempo concreto con posibilidad de renovarlo a su finalización) o de venta de la parcela y su edificio histórico.
"No descartamos la posibilidad de vender el convento y su huerta si nos llega una oferta que resulte convincente. Habrá que esperar a analizar las propuestas económicas", indica la abadesa.
UBICACIÓN "IDEAL". Sor Consuelo explica que a las personas que han ido a ver el edificio (que durante los ocho últimos siglos fue un centro de devoción religiosa) con la intención de convertirlo en una residencia de la tercera edad «les ha gustado mucho» y que consideran que su ubicación resulta "ideal" para un centro de atención a las personas mayores.
"Algunas empresas privadas tienen mucho interés en poner en marcha un centro geriátrico. Dicen que les vendría muy bien disponer del convento porque en Pontevedra las residencias de mayores son escasas. Ven en este ámbito muchas posibilidades de negocio", subraya la religiosa, que aún no tiene sobre la mesa ninguna oferta. Sor Consuelo confía en empezar a recibir alguna propuesta "después del verano", en cuanto las firmas que han visitado el edificio religioso para estudiar las posibilidades de reforma efectúen las consultas que "consideren oportunas", entre ellas las limitaciones que puede tener rehabilitar un inmueble con varios siglos de antigüedad.
