"Los niños escuchan por los ojos, es decir, hay que ser el ejemplo que sigan"

Javier Iriondo: "Hay personas que son lamentos con patas, buscan amor a través de la lástima"

El escritor especializado en desarrollo personal no duda en recordar que la felicidad es una tarea que se trabaja uno mismo y cree que quejarse no sirve de nada
Javier Iriondo, en Diario de Pontevedra
photo_camera Javier Iriondo, en Diario de Pontevedra

Está en Galicia porque en los próximos días impartirá un seminario sobre desarrollo personal en Santiago. Este jueves visitó Pontevedra para ofrecer una sesión en la que los asistentes aprendieron a entender de dónde vienen sus miedos y cómo enfrentarse a ellos.

¿Dónde está el origen de los miedos?

Los miedos son los mismos para todo el mundo. Absolutamente todo el ser humano tiene miedos, incluso el presidente del Gobierno de Estados Unidos, es algo innato. Lo que pasa es que la sociedad todavía nos ha inculcado más temores. Por ejemplo, vivimos en una sociedad que tiene miedo al cambio porque nos han educado para tener un trabajo seguro y permanecer en él toda la vida. Hemos pasado de una era de la seguridad a una de la incertidumbre. Tenemos que empezar a adorar el cambio porque es un proceso natural de la vida.

Pero pedir estabilidad laboral, por ejemplo, no es malo.

La primera necesidad de un ser humano es la seguridad, la certeza de que vamos a poder cubrir nuestras necesidades básicas. Es normal que lo queramos pero, ¿y si no lo tenemos? La solución no es quejarse y punto. A veces parece que estamos esperando a que todo el mundo cambie, desde nuestros padres a los políticos, pero nosotros seguimos haciendo lo mismo: nada.

Los libros de autoayuda reciben algunas críticas...

Yo no escribo libros de autoayuda. Escribo novelas basadas en hechos reales de la vida, con mis libros la gente llora, y mucho. Cuenta, por ejemplo, la historia de un hombre que está a punto de llegar a conseguir su sueño y en ese momento su mejor amigo fallece de una forma cruel, lo que lo lleva a una depresión y lo pierde todo. Eso nos ocurre a todos en algún momento en nuestra vida. Aunque no haya ninguna tragedia de fondo, todos pasamos por alguna etapa en la que todo se derrumba a nuestro alrededor, pierdes la confianza y te conviertes en tu peor enemigo. En mis libros explico cómo una persona se vuelve a levantar desde situaciones de este tipo, todo en un formato de novela basada en hechos reales. A mí no me funcionan las frases. Yo he estado en un puente pensando si tirarme o no, en la ruina absoluta, si alguien viene en esos momentos a decirme frases bonitas lo tiro yo. No me valen frases baratas.

¿Cómo se supera una situación así?

Conozco casos de todo tipo, personas que estaban medicadas, yendo al psiquiatra. Se habían convertido en personas que no se sentían suficientes y recuperaron la dignidad. ¿Es fácil? No, hay pocas cosas fáciles. Pero tiene que haber algo que te toque la fibra. Hay personas que no reaccionan hasta que no tocan fondo, por eso a veces tienes que empujarlos un poco más abajo para que lo hagan. Puede ser que necesiten una palmada en el hombro o una patada en el culo. A veces nos quedamos cómodos en la incomodidad. Todos queremos que las cosas cambien y mejoren, pero también existe una responsabilidad personal. Las cosas no cambian por casualidad, cambian por decisiones nuestras.

En el mundo en que vivimos hay muchas personas que padecen enfermedades como depresión o ansiedad. ¿Son ellas mismas las responsables?

Si esperas que alguien te rescate, espera sentado. Yo puedo decirte cosas bonitas pero quien tiene que hacer que las cosas pasen es la persona. Otra cosa es que yo te ayude. Cada uno tiene que asumir esa parte de responsabilidad. Obviamente los políticos también han hecho cosas horribles y estoy asqueado con ellas. Pero culpando no se soluciona nada, hay que aportar y ser parte de la solución. También es importante tener en cuenta los entornos en los que viven las personas. Hay padres que educan con más fortaleza emocional que otros, también hay gente que debería tener prohibido ser padres. Si te ayudan a creer en ti vas a tener una vida muy diferente a si te llaman burro desde niño.

¿Hay muchas personas que se niegan a cambiar?

Tú no puedes despertar a quien se hace el dormido. Hay gente que no se atreve por miedo a no ser capaz de conseguirlo. La mayor de las desilusiones es no intentar conseguir los sueños. Todos los días enterramos sueños en vida por el miedo al qué dirán o la vergüenza. Yo prefiero tener mil desilusiones que vivir desilusionado.

Se escucha hablar mucho de las personas tóxicas, ¿existen?

Hay gente que por naturaleza o por su entorno tiende a ver todo negro y quiere verlo así. Están todo el día criticando para hundir a los demás y que así parezca que son mejores. En vez de crecer ellos critican a los demás para sentirse más arriba. Es lo que ocurre en los colegios con el ‘bullying’ o en las parejas con la violencia machista.

¿Son personas malas o gente con problemas y complejos?

Yo creo que el que lo pasa peor no es el que hace sufrir, sino el que sufre. Tener problemas no te da el derecho a hundir a nadie o a tirar la basura de tu vida encima de otros. Hay personas que son lamentos con patas, buscan el amor a través de la lástima. Cada vez que abres la boca puedes construir o destruir. Si eliges ser una influencia positiva y ayudas a los demás consigues la plenitud contigo mismo. Cuando tú marcas la diferencia en la vida de alguien y haces que los ojos de esa persona vuelvan a brillar te sientes como dios. Pero vivimos en el mundo del yo, no importan los demás, sino competir. Ese es un problema que tenemos que superar.

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