Mirada gallega a la pandemia en Reino Unido

Damián Pereira, un guía turístico en Londres que como periodista formó parte de Diario de Pontevedra, expone cómo se está viviendo la pandemia en el Reino Unido
El autor de la crónica. DAMIÁN PEREIRA
photo_camera El autor de la crónica. DAMIÁN PEREIRA

COMO GUÍA turístico que soy, mi seguimiento de la crisis mundial causada por la Covid-19 es intenso. Después de esa segunda semana de marzo tan movida en España, que concluyó con un volantazo por parte del Gobierno y su anuncio de confinamiento monacal, todos en el sector nos dábamos cuenta que sería cuestión de tiempo que la actividad parase también aquí. La situación parecía ser, no obstante, más tranquila, si bien es cierto que el carácter británico es como el de los músicos del Titanic. No es solo un cliché.

Cuando la cuarentena fue anunciada en España, y tras unos días de incertidumbre, paramos la actividad totalmente y la mayoría de españoles y compañeros de oficio decidimos tomar la misma medida: hacer acopio de productos esenciales, evitar lo más posible las salidas a la calle y resguardarnos en nuestros domicilios, adelantándonos a la decisión de Downing Street. No obstante, algunos de mis amigos prefirieron regresar a España.

Boris Johnson
"Lo que más preocupaba era que estuviese determinado a apostar por el contagio masivo para volvernos inmunes"

Lo que más nos preocupaba al principio era que Boris Johnson estuviese determinado en llevar la contraria a la mayoría de países y apostar por un contagio masivo para "volvernos inmunes".

CONTAGIO. Admito que el miedo a enfermar yo nunca lo he tenido, pero sí el de llegar a contagiar a otros. Además, si España y el Reino Unido tomaban medidas tan opuestas, eso implicaba que nuestro sector se resentiría por más tiempo. Por supuesto que creíamos en eso de que la cuarentena acabaría por erradicar el virus y la crisis terminaría cuando recuperásemos la libertad antes del verano. Ahora el panorama se presenta bien distinto.

Bueno, la realidad, o mejor dicho un demoledor informe del prestigioso Imperial College de Londres (ese que habla de un 15% de contagiados en España, por cierto) forzó a Johnson a seguir la vía mayoritaria. Pero Reino Unido no es España y aquí su tradición liberal haría imposible un confinamiento con un control total del Gobierno.

Confinamiento
"Aquí, la tradición liberal haría imposible un control total por parte del Gobierno, aunque se pusieron límites"

Aunque se pusieron límites a las salidas de casa, en la práctica cualquiera puede hacerlo sin correr el riesgo de ser multado, incluso si no lleva material de protección. Hasta tuvieron que hacer gratuito el servicio de autobús de Londres tras contagio de algunos conductores. En mis pocas salidas al supermercado veo a mucha gente y casi nadie lleva mascarilla. Eso sí, el distanciamiento social no es algo nuevo en este país, lo llevan en el ADN.

Por supuesto, la tardía actuación, la disoluta actitud de algunos ciudadanos y un sistema sanitario bastante precario, teniendo en cuenta el poder del Reino Unido, han hecho que el número de contagiados, ingresados y fallecidos crezca a mayor ritmo que en la mayoría de países del entorno.

CRÍTICAS. De todos modos, tampoco entiendo que se critique al Gobierno de Johnson por alcanzar estas cotas sin tener en cuenta que España tiene menos población y la actitud de total negación ante el problema marcó la agenda de Moncloa hasta que las cifras de contagios fueron abrumadoras. Parece que no se trata de ideologías, sino de liderazgos.

Volviendo al Reino Unido, es bueno distinguir dos apartados cuando hablamos de la respuesta del Gobierno ante la crisis de la Covid-19: por un lado, tenemos la ya mencionada, extraña y, parece que, desacertada actitud para frenar la pandemia; por otro, la administración ha sido rápida y eficiente en garantizar el bienestar de la ciudadanía para que las personas en situación de vulnerabilidad no paguen los platos rotos. Y me incluiré en esta lista. Como autónomo perteneciente a un sector con un futuro tan incierto, es lógico estar preocupado, pese a tener ahorros.

La calle en la que se encuentra el banco de Inglaterra. DAMIÁN PEREIRA
La calle en la que se encuentra el banco de Inglaterra. DAMIÁN PEREIRA
 

El sistema británico cuenta con una ayuda para personas sin trabajo ni ingresos para que puedan hacer frente a los altísimos alquileres y puedan reinsertarse laboralmente. Hablamos, claro, de un sistema con un 4 o 5 % de paro. Se trata del Universal Credit, que fue readaptado eficientemente para que todos los ciudadanos que se quedasen sin trabajo durante esta crisis, incluyendo los autónomos, pudiesen recurrir a él.

Las primeras semanas fueron caóticas y el sistema colapsó. Había que estar horas llamando. Pero una vez que te atienden, ya ellos se ocupan de llamarte para consultar tu información y en menos de un mes te aprueban la ayuda y empiezan a pagarte, aunque si tienes puedes pedir un adelanto. En mi caso cubre todos los gastos, incluyendo el alquiler.

Conozco, no obstante, personas a las que les denegaron esta ayuda, pero pocas. Mientras, los empleados que se encuentren en "stand by", reciben el 80% del sueldo, como en España.

Otro aspecto destacable en el Reino Unido es que los autónomos rendimos cuentas cuando termina el año fiscal, con plazo hasta el 31 de enero, o sea, diez meses, para hacer la declaración y el pago correspondiente.

Por tanto, no tenemos que preocuparnos ahora por pagar impuestos o las temibles cuotas que, según leo, siguen siendo reclamadas con puntualidad a los autoempleados españoles.

Medidas
"Hay ayudas para que la gente sin ingresos pueda hacer frente a los altísimos alquileres y reinsertarse laboralmente"

SIMILITUDES. Respecto a la clase política, tampoco existen muchas similitudes. Aquí, algunos diputados comparecen por videoconferencia desde sus casas. El recientemente elegido líder de la oposición, Keir Starmer, se presentó en Westminster mostrando su apoyo al gabinete de Johnson para conseguir una rápida salida a esta crisis, pero a su vez hizo un comedido, elegante y necesario ataque a la falta de medios y de controles por parte del Gobierno, que es de los que menos tests realiza en Europa.

No necesitó recurrir a la ideología, el insulto ni, por supuesto, autocensurarse por un supuesto bien mayor.

Por último, me gustaría recordar que hace unos años, miles de españoles consiguieron con sus protestas la renuncia de una ministra de sanidad incompetente por, básicamente, mandar sacrificar a un perro después de registrarse un único contagio por ébola, algo que no consiguieron ni los casos de corrupción en los que se vio implicada.

Quizás seamos más útiles a nuestro país con una actitud crítica ante las autoridades cuando fallan, que siendo sumisos a un determinado Gobierno por afinidad ideológica, mientras espiamos y culpamos de todo lo que pasa a nuestro vecino del cuarto.

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