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No todo llega

Modern love
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HOY ME VIENE a la cabeza la imagen y proceder de una persona buena, generosa, desprendida. Una de esas que es un privilegio que esté en tu vida. Una de esas que antepone la felicidad del otro a la suya propia. Una de esas que se desvive por hacer un favor, que mueve montañas por la gente que quiere y que, como recompensa, no recibe en la medida que da. Pero no le afecta y, aunque se fustiga muchas veces jurando que va a cambiar, algo en ella le impide ser de otra forma.

Con los años, te llegas a convencer que, ni naciendo de nuevo, seríamos diferentes cuando hay algo en el interior que puede más que nuestro empeño en cambiar. Y por mucho que nos rebelemos y nos juremos que no volveremos a caer en la misma trampa, casi no terminamos la frase y estamos actuando de la misma forma y manera que nos hizo sufrir.

La parte más amarga y menos digerible es cuando te das cuenta que todos tus desvelos han sido en vano, por lo menos para ti, porque en algunas ocasiones, que suelen ser las que más duelen, aquellos por los que te dejaste media vida, se ponen de perfil y acabas siendo invisible cuando no te necesitan y tú sí ansías contar con ellos. Es el momento en el que abandonas toda esperanza y, en contra de lo que dice el refranero, te vuelves consciente de que no todo llega.

Cuando me asaltan estas reflexiones es porque algo que he visto o leído ha activado los resortes de mi memoria o de experiencias incompletas, que son de las que solemos extraer las auténticas moralejas vitales. Y una sobredosis de ellas es la que me trastocó un poco por dentro al ver Modern love, la nueva serie de Amazon que está causando sensación.

Basada en hechos reales, que son los que de verdad cuentan porque te ves reflejad@ en ellos, es una serie romántica de ocho capítulos, basada en la columna homónima semanal, publicada en el diario The New York Times. Con un reparto de estrellas (Anne Hathaway, Tina Fey, Dev Patel, Andy García, Jane Alexander), Modern Love nos hace caminar por los diferentes tipos de amor pero, sobre todo, nos adentra en historias de afectos que se salen del mero concepto romántico. Y eso es lo que te engancha desde la primera a la última.

Las historias son cálidas, entrañables, con algún poso de desamor en alguna de ellas, pero con un denominador común: ninguna cae en la sensiblería. Algo muy de agradecer. Y, como ocurre en la vida, no todas tienen un final feliz. Son el fiel reflejo de las experiencias de sus protagonistas reales, esos que enviaban su historia en forma de artículo al diario americano y que, desde 2004, se  convirtieron en lugar de consuelo para muchos de ellos. Lograron conformar, aventuras personales, unos relatos amables que se han convertido en un lugar de referencia. Y, aunque no siempre todo llega, Modern Love nos acerca bastante a la posibilidad de que nos reconozcamos en esos pasajes. Y, en función de nuestro momento vital, nos van a llegar muy con distinta intensidad.