Blogue | ¡Callarse, becerros!

Si tú me dices ven

ME DIJO mi amiga "Bernardo, estoy preocupada; creo que me estoy empezando a enamorar de mi marido". Como lleva treinta y seis años casada me pareció grave: "tranquila, hay hombres a los que les pasa lo mismo; después de mucho tiempo, se enamoran de su mujer: "Te quiero, Maruja"; "yo también, Manolo… ¡pero no me lo recuerdes!".

Parecido a lo de Pita y Telmo, como si Telmo hubiese dicho "¡Pitas Pitas!" y Pita acudiese al reclamo onomatopéyico. Pita y Telmo provenían de un tronco común hasta que, de mutuo acuerdo, decidieron como Marichalar y Elena de Borbón un cese temporal de la convivencia, que es el eufemismo de los matrimonios cuando no encuentran trastos que tirarse a la cabeza ya.

Bendita la rama que al tronco sale o no hay peor cuña que la del mismo palo, que en lo de Telmo y Pita podemos optar por uno u otro aforismo dependiendo del momento. SAL fue fundada por un grupo de insatisfechos del PP incluyendo el liberalismo en sus siglas, irrenunciable seña de identidad del Partido Popular. Pita comía con SAL hasta que Telmo, su cardiólogo, le prescribió una dieta sin SAL. Todos preguntaban quién es Pita, a qué dedica el tiempo libre, pero Pita se limitaba a pitar y a responder que su velero se llamaba libertad.

La negociación para que Pita abandonase la SAL, que estaba perjudicando seriamente su salud política, fue dura. He tenido acceso a una mínima parte, grabada clandestinamente, de las tensísimas conversaciones entre Pita y Telmo, que por su interés periodístico transcribo sin más dilación. Reflejan el grado de tensión que puede alcanzar la forja de un pacto político como ese. Telmo: "No detengas el momento por las indecisiones/para unir alma con alma, corazón con corazón/reír contigo, ante cualquier dolor/llorar contigo, llorar contigo, será mi salvación"; Pita: "si tú me dices ven/lo dejo todo/si tú me dices ven/seré todo para ti"; Telmo: "Que no se te haga tarde y te encuentres en la calle/perdido, sin rumbo y en el lodo"; Pita: "de por qué te estoy queriendo/no me pidas la razón/pues yo mismo no me entiendo/con mi propio corazón/al llegar la madrugada/ mi canción desesperada/te dará la explicación"; Telmo: "Mi voz igual que un niño te pide con cariño/ven a mi abrázame/porque te quiero, te quiero te quiero/y hasta el fin te querré"; Pita: "Yo te seré siempre fiel/pues para mi quiero en flor/ese clavel de tu piel y de tu amor".

Efectuada la renuncia, Los Panchos y Nino Bravo, digo, Pita, Telmo y los otros tomaron unas birras en el Aviador. Eso sí, Pita, pitado...

Conclusas las negociaciones llegó el arroz. Los partidarios del cuatripartito aporreaban las puertas de cristal y por un momento creí estar viendo los Picapiedra, Pedro pidiéndole a Vilma que lo dejase pasar: ¡Yabadabadú! ¡Telmo... ábrenos la puerta, por favor!; y hasta una señora, muy indignada y que semejaba por su excitación una prima nerviosa del Yoyas, gritaba "¡senverjuensas, había que meterlles unha bomba!".

Lo que no aclaraba la dama es por dónde debiera introducírseles, tan explosivo artefacto, a quienes promovían el cambio de gobierno en el consistorio. A lo mejor, la acción introductoria no la vinculaba a ningún orificio corporal, sino al salón donde estaba desenvolviéndose el trascendente acto político. Los hinchas del PP fueron los más despiertos -que a quien madruga, Telmo le ayuda- y coparon todos los asientos, entrada gratis hasta completar el aforo, como los Coros y danzas; mientras, los seguidores del cuatripartito se quedaron fuera, lo que confirma la máxima de que "no por mucho tempranar amanece más madrugo". efectuada la renuncia, Los Panchos y Nino Bravo, digo, Pita, Telmo y los otros tomaron unas birras en el Aviador. eso sí, Pita, pitado, aunque no por eso menos tranquilo; Pita, pincho sin SAL; Telmo, sin limitación dietética alguna.

Pinchando, caña en mano después de derrocar al gobierno, Telmo era como un remedo de Nerón, aburrido y ordenando arrojar a los leones a dos o tres cristianos para divertirse. Masticaba y parecía decir para sí, refiriéndose al cuatripartito "aficionados…". Para esta nueva etapa recomiendo a Telmo que fiche de asesora a una que hace poco vino a dar una conferencia a Vigo y, por toda titulación, fue presentada como "experta en Batidos y Zumos Verdes", que no sé yo en qué facultad se cursa el grado de Batidos y Zumos Verdes pero me pega que necesita muchas horas de estudio. Curioso que mientras sucedía lo del golpiño de estado de Sanxenxo coincidiese en el pueblo el vendedor de humo Adriá. Lo de vender humo carece de retranca: Adriá llegó lejos dándole de comer a la peña hidrógeno metido dentro de una campana de cristal; el hidrógeno llevaba aroma de algo e iba flambeado con un soplete, o sea un hambre terrible pero riquísima y con un olor estupendo; y luego Adriá por las mesas adelante: "¿Qué tal la comida?", y el comensal, noqueado por la ciencia culinaria de Adriá: "Muy bueno, el pan". En el Náutico, Adriá fue entrevistado por todo el periodismo pontevedrés. Solo faltó Neno.

El discurso de Adriá es el discurso atropellado de la neurosis, la cafeína excesiva o ambas cosas. Contó que anda ahora en lo de comprender cómo se comprende y pensé en Pita ayudándonos a comprender cómo se comprende que se pueda presidir un cuatripartito anti PP para, a medio telediario, ir a encerrarse con el hidrógeno en la campana del Partido Popular, arriesgándose a que lo flambeasen los fieles a la SAL. de todo lo que leí de Adriá me quedo con que en su casa, hace cincuenta años, había cerdos. Aquí me pongo serio, Adriá: no sé si sabes, querido amigo, que aquí tenemos a Quinín, que es un cerdo muy estudiado que sigue a su dueño obedientemente y resuelve logaritmos neperianos. Y entérate: Quinín pidió a su dueño matricularse en Químicas, en Salamanca; que el dueño le dijese a Quinín que se conformase con no ser el actor protagonista de la próxima serie de Netflix Matanza Gorrina no resta le resta méritos. o sea que no vengas fardando de cerdos, Ferrán, que los catalanes andáis siempre en lo de ser los primeros en todo, y yo no voy a admitir que en Cataluña haya más cerdos que aquí ni que sean más listos.

¡Vaya! si me fui de Pita. Glosando sus cualidades políticas omití que Pita fue un extraordinario futbolista semiprofesional. Coral González Haba seguramente pensará que un gran centrocuentista; Telmo, en cambio, que un extraordinario mediocentro, un Luka Modric lilaino con maneras de comodín. en las próximas municipales sabremos si Zinedine Telmo cuenta con él o invoca la máxima de que Roma, a veces, no recompensa a quienes cambian de camiseta tan rápido.

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