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Votar por interés

El que ahora mismo usted está leyendo es mi último artículo antes de las elecciones autonómicas. Cuando el próximo martes regrese a estas páginas ya sabremos —o cuando menos tendremos una idea bastante aproximada— de quién va a presidir el gobierno de Galicia los próximos cuatro años. Con todo lo que ello conlleva. 

Considero que es, por tanto, el momento de hacer una llamada a la reflexión. Hoy más que nunca. La situación que actualmente vivimos y las innumerables incógnitas que se abren de cara al futuro convierten a las del domingo en una de las elecciones más trascendentales de la historia de nuestra comunidad. 

Cualquier reflexión debe llevarnos en primer término a cuestionarnos el hecho político en sí mismo y sus fines. En mi caso lo tengo muy claro. Para mí, la política se resume en aquel conjunto de actuaciones que tengan como prioritario objetivo el mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, el defender sus derechos fundamentales y el proporcionarles con la dignidad y eficacia exigible una serie de servicios esenciales como son la sanidad o al educación. Amén de otras actuaciones, como la dotación de infraestructuras que favorezcan el desarrollo de las empresas y de los emprendedores. 

A esa reflexión estoy añadiendo en estos últimos días otras sobre el concepto de interés. ¿Qué es realmente el interés y a que parámetros responde? Y todas la reflexiones me conducen a concluir que el interés no es más que el conjunto de actuaciones que lo que buscan es sacarle el máximo partido posible a algo. 

Uniendo una reflexión y otra he llegado a la conclusión de en Galicia que ha llegado el momento de votar por interés. 

El 12 de junio, lo más conveniente quizá sea despojarse de siglas y de ideologías y, al menos por una vez, pensar con sentido estrictamente práctico qué es lo que realmente nos conviene. No debería ser raro que la conclusión final que nos proporciona nuestra razón coincida con la tendencia al voto que demanda nuestro corazón. Pero si no es así, tampoco pasa nada. E insisto, creo que esta vez debemos dejarnos llevar por la razón. O por el interés, llámenle como quieran. 

No es el momento de votar por impulsos o por costumbre. Esta ocasión merece detenerse un instante y analizar qué es lo que creemos mejor para Galicia y para los gallegos. Tenemos ejemplos de sobra de territorios que lo llevan haciendo desde hace muchos años y con unos resultados nada despreciables. Ahí están, sin ir más lejos, los democratacristianos del PNV. Dependiendo de la coyuntura toman sus decisiones en función exclusivamente de sus intereses. No tienen escrúpulos en demostrarlo. Y hay que reconocer que no les ha ido del todo mal. 

Los gallegos siempre hemos sido más apasionados y menos pragmáticos en ese sentido. Y también así nos ha ido. Es por ello que les pido que reflexionen. Que valoren y sopesen los pros y los contras de cada opción. Y que voten en consecuencia. Pero sin perder de vista su interés. Porque a fin de cuentas, será el de todos.

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