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Meirás, Franco y Barrié

La banca y la industria gallega del siglo XX no se pueden entender sin Barrié de la Maza
Fundación Barrié. AEP
photo_camera Fundación Barrié. AEP

EL del Pazo de Meirás es un conflicto con personaje al fondo. Sin él, no se puede entender el proceso de industrialización tardía de Galicia. En los juzgados se dirime ahora la legalidad de una siempre controvertida compra del pazo para residencia veraniega de Franco impulsada por una junta de notables creada en 1938 y capitaneada por Pedro Barrié de la Maza, financiero y empresario que para entonces ya peinaba cincuenta años. La del conde de Fenosa, título otorgado por Franco a Barrié en 1955, solo dos semanas después de asistir a la inauguración del segundo gran embalse de Fenosa, el de Os Peares, es una historia que hunde sus raíces en el propio crecimiento de la industria y las finanzas gallegas durante la mayor parte del siglo pasado. Pocos casos similares entre sus contemporáneos.

Barrié de la Maza representa, quizá, el mejor ejemplo de la teoría darwiniana que establece que no sobreviven ni los más fuertes ni los más inteligentes, sino aquellos que mejor saben adaptarse al cambio. Y el prócer coruñés se zambulló en el nuevo régimen desde una posición sólida. Lo hizo cuando ya amasaba un proyecto financiero, heredado en parte, pero impulsado en buena medida por él mismo en su vertiente empresarial más allá de la casa de banca familiar, Sobrinos de José Pastor, en la que había entrado a trabajar en 1912.

El wolframio de San Finx, en Lousame; las navieras y consignatarias que llevaron a muchos gallegos a la emigración; los primeros saltos hidráulicos ordenados a través de la Sociedad General Gallega de Electricidad, germen de Fuerzas Eléctricas del Noroeste (Fenosa); la propia Industrias Gallegas SA, el primer holding de la historia de Galicia en palabras del catedrático Xoán Carmona; los casos del Banco Pastor y su crecimiento a partir de la adquisición de pequeñas casas de banca; la bacaladera Pebsa o incluso la creación de Astano, siempre al abrigo del Instituto Nacional de Industria del ferrolano Juan Antonio Suanzes... Se acepte ahora o no, el apellido Barrié de la Maza es indisoluble a la Galicia económica del siglo XX, antes y después de la Guerra Civil.

Para analizar la figura de Barrié de la Maza hace falta contexto. Dos pinceladas ayudan a situar al personaje en su momento, antes y después de la llegada de Franco al poder. La quiebra del Banco de Vigo, entonces el líder financiero en Galicia, y la compra de algunos de sus activos, llevó al Pastor a una indiscutible primera posición allá por 1929, con un peso del 60% sobre todos los recursos bancarios en el mercado gallego. ‘Empresarios de Galicia’, una colección coordinada por el propio Xoán Carmona y editada por la extinta Fundación Caixa Galicia, da cuenta de estas dimensiones y trayectoria. También apunta que, como sociedad de cartera, Industrias Gallegas fue creada en 1933, y sería el buque insignia de las participaciones empresariales del grupo. Por tanto, la llegada de Franco tras el golpe del 36 pilló a Barrié en plena expansión de sus negocios. No fue hasta 1939 cuando llegó a la presidencia del Pastor. Y Fenosa, como tal, sería fundada en 1943.

Fue precisamente esa adaptación al régimen lo que permitió al empresario consolidar su emporio, y convertirse en uno de los elegidos. De hecho, su capacidad de influencia vino a través de su designación como procurador en Cortes por decisión directa de Franco, a lo que unía una estrecha relación con algunos de sus ministros, como el almirante ferrolano Nieto Antúnez. De hecho, Barrié solía pasar las dos últimas semanas de cada mes en Madrid, en el Ritz, según detalla ‘Empresarios de Galicia’.

¿Y cuál fue realmente la dimensión de su imperio financiero y empresarial? Pues hay que acudir a los libros de nuevo. La que fue directora del archivo histórico del Banco Pastor, María Teresa Burés Miguéns, documenta que, en los años sesenta, "el punto álgido del grupo", dice, el Pastor era el más importante de los bancos regionales españoles, por delante del Banco Herrero o de la propia Banca Catalana. Cuando en 1971 fallece Barrié de la Maza, Fenosa y Astano eran las dos empresas de mayor dimensión de Galicia, los empleos industriales del grupo pasaban de los 10.000 y los del conjunto de las empresas de servicios aportaban otros 2.000 puestos de trabajo.

¿Fue Barrié de la Maza el Amancio Ortega del siglo pasado? La pregunta esconde tantos matices como controversia puede generar, pero desde luego, en cuanto a empleos creados no admite comparaciones. Inditex tiene 174.000 trabajadores. En lo que sí fue pionero Barrié fue en crear una fundación para legar su imperio. Y en eso Amancio Ortega y muchos otros empresarios le han copiado. Algo queda. Algo.

¿Y si el Xacobeo es el modelo de Galicia?

EL debate siempre estará servido. ¿Cuál es realmente el modelo económico al que aspira Galicia? ¿Una industria que flaquea, condicionda por externalidades como el precio de la energía, eso sí? ¿Un sector primario, agricultura y pesca, cuya aportación al PIB parece estancada durante los últimos años, sin avances? ¿El recurso a sectores maduros, como el automóvil o el naval, siempre con el apoyo de un emergente textil? ¿Y los servicios? ¿Qué recorrido pueden tener? Pues a decir de la evolución de la economía gallega en la última década, el sector terciario, los servicios, es el gran motor del PIB más allá de la recuperación cíclica de la construcción, que también suma y mucho.

Galicia se ‘terciariza’ por el lado malo, el de los subsectores más débiles relacionados con los servicios: hostelería y comercio. Pero el cambio es imparable. Este sector, por ejemplo, aumenta su importancia relativa en el Valor Añadido Bruto anual, que se sitúa en más del 68%, unos cinco puntos por encima del registrado al comienzo de la crisis. Y en esto llega el Xacobeo 2021, como primera entrega de una década en la que habrá hasta otras dos citas similares. La Xunta lo sabe, apura los días y presenta un plan estratégico con grandes aspiraciones: una aportación de casi un punto al PIB, la creación de 11.500 puestos de trabajo "a tiempo completo", según el anuncio de Núñez Feijóo en la presentación del plan, y la superación de los 9,3 millones de turistas que visitaron Galicia en el anterior Año Santo de 2010. Con el escenario actual, y todos estos mimbres, a lo mejor el modelo económico de Galicia está en el Xacobeo. Al menos durante los próximos diez años.

Una gallega para dirigir el FMI, apuesta difícil

El despacho en Washington DC de Rodrigo Rato, el único español que ha dirigido el Fondo Monetario Internacional (FMI), era diáfano y con una larga mesa en la que solían sentarse asesores de las más diversas nacionalidades para monitorizar lo que el jefe decía. Con Rato a la sombra en Soto del Real, es otra española, en este caso gallega, quien se postula para sentarse en la misma silla y cubrir la vacante que en breve dejará la francesa Christine Lagarde. La ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño (A Coruña, 1968), conoce muy bien las procelosas aguas de las instituciones europeas. Eso es lo que tiene a su favor. Sin embargo, hace falta algo más para llegar al FMI: consenso y equilibrio de fuerzas entre países, en este caso europeos, para retener un puesto que en los últimos años ha caído para este lado del charco. La apuesta de Calviño para el FMI es otra prueba para conocer el peso real de España en la UE.

Una presidencia en Competencia que suena a recolocación

Tiene apellido de torero. Y algo más que un capote le va a hacer falta para lidiar con todo lo que tiene por delante si realmente de lo que se trata es de dotar de verdadera entidad a la Comisión Galega da Competencia, un organismo venido a menos en los últimos años, y no por culpa en exclusiva de su presidente saliente, Francisco Hernández. El nombremiento de Ignacio López-Chaves como presidente de la Comisión Galega da Competencia suena a recolocación tras haber dejado el puesto de delegado de la Xunta en Vigo a Corina Porro. Antes, López-Chaves también se hizo a un lado en el puerto vigués para que López Veiga se hiciera con las riendas. Los sacrificios se pagan. Lástima que sea una incógnita su proyecto para uno de los órganos que deberían ser determinantes para evitar abusos de mercado y luchar contra la impunidad de los lobbies, también en Galicia.

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