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Benito Corbal Estévez y "el progreso"

Un personaje de orígenes humildes que llegó a levantar con tesón y trabajo un imperio económico. Edificó la calle principal de la ciudad que hoy lleva su nombre y empleó a cientos de obreros durante décadas
photo_camera Calle Progreso en 1924, hoy Benito Corbal

A Benito Corbal le tocó vivir una época en la que se empezó a regular el trabajo en la construcción y se sentaron las bases de la clase trabajadora en este sector. Un hombre sencillo hecho a sí mismo que contribuyó de manera decisiva a la modernización de la ciudad de Pontevedra.

Benito Corbal Estévez nació en 1853 en Bora (Pontevedra). Se casó con Dolores Souto Villaverde y tuvieron seis hijos: Manuel, Serafina, Elvira, Gerardo, Rogelio y Trinidad. Hermano de Andrés Corbal que también fue contratista de obras y falleció en 1901, estaba emparentado con la familia Corbal Malvar y el pintor José Conde Corbal , que era su nieto.

Como miembro del partido Liberal mantuvo una estrecha amistad con Eugenio Montero Ríos, Eduardo Vincenti y Manuel García Prieto. Fue presidente de la Asociación Patronal, concejal del Ayuntamiento de Pontevedra desde 1894, teniente de alcalde y diputado. En 1902 era responsable de la comisión de Alumbrado y en 1904 formaba parte de las comisiones de Policía Urbana, Cementerios y Evaluación.

Corbal saltó a los medios a consecuencia de la huelga en las obras de construcción del puente de la Barca y del Hospital Provincial. En relación al puente el 29 de noviembre de 1894 se le adjudicaba la obra de cantería del puente metálico que formaba parte del proyecto de la carretera a O Grove. Un proyecto muy polémico por los retrasos y debido a una huelga de los obreros del puente que paralizaron las obras. Ante las protesta de los vecinos de Poio por el retraso, Corbal respondió con una nota en prensa en la que dejaba claro que el marqués de Riestra no estaba detrás de los rumores que habían surgido para tratar de desprestigiarlo ya que, aunque joven, decía: «Llevo muchos años ejecutando como contratista de obras, muchas de las cuales de infinita más importancia, que la del trozo complementario de la carretera de Pontevedra al Grove, entre las que figura ese deseado y necesario puente de la Barca: que jamás dejé de ejecutar ninguno de mis compromisos, porque estimo más mi fama y crédito que todos mis intereses».

Para solucionar el retraso se contrataron obreros portugueses y se llegó a un acuerdo con los trabajadores locales que firmaron un compromiso con Corbal gracias a la intervención de Vincenti, cuando era alcalde de Pontevedra el marqués de Riestra. El acuerdo al que se llegó fue no trabajar más horas que las establecidas en la localidad, ejecutar el trabajo por parejas, establecer plazos a los obreros para abandonar la obra a fin de comunicarlo con antelación al contratista y, por último, las reclamaciones de los obreros se someterían a la comisión de arbitraje

Las Sociedades obreras de Pontevedra, que agrupaba a gremios de carpinteros, canteiros, albañiles y ebanistas, y que dejaron libertad a sus asociados para que cada cual decidiera de manera individual. Este hecho marcaría la relación de Corbal contratista con la clase obrera de Pontevedra durante muchos años.

Con el fenómeno del termalismo en auge fue propietario y administrador del Gran Balneario de Ponte Caldelas. Allí construyó un hotel, que publicitaba por toda la provincia en 1899, en La Correspondencia Gallega: "Nos consta que el crecido número de distinguidas personas de Pontevedra, Vigo, Tuy, Puenteareas, Gajate, Lama y otros puntos, quedaron altamente complacidas de las curaciones obtenidas, especialmente enfermedades de la piel", y recibía las visitas de Eugenio Montero Ríos o Valentín García Escudero. Por dicho proyecto, que pretendía hacer cierta competencia al gran proyecto de A Toxa, obtuvo la medalla de plata en la Exposición Regional de Lugo de 1896 y en la Universal de París en 1900. En 1908 le dieron la medalla de oro en la de París y repitió en las exposiciones internacionales de Génova y Londres. Diversificó sus negocios y en 1899 solicitó autorización para «sanear y reducir a cultivo una porción de la marisma en el punto denominado La Seca», y en 1917 vendía cuartillos de vino de su cosecha a 0,15 y 0,20 céntimos en el nº27 de la calle del Progreso, en el antiguo local de Benigno Pajariño.

Como contratista realizó innumerables obras en toda la provincia de Pontevedra, Galicia, España y Portugal; entre ellas, el mencionado balneario de Ponte Caldelas, del que era propietario y administrador, o la del puerto de Cangas, que salió a concurso en 1902 desde la Dirección general de Obras Públicas por un total de 372.000 pesetas y que se adjudicó Corbal al presentar una oferta de 332.000 pesetas en competencia con Iglesias Esponda, Melet, Gómez o Goicoechea. A él también se debe el traslado del campo de la feria de ganado de Pontevedra desde el Campo de San Xosé a la plaza de Barcelos, la construcción de casi la totalidad de las casas de la calle que en la actualidad lleva su nombre, entre ellas su propio domicilio en el nº 34 de la misma, y las obras del Hospital Provincial, cedidas para su finalización por Domingo Malvar Rodríguez en 1894.

Acción Obrera, en 1918, lanzaba graves acusaciones en contra de Corbal cuando se presentó para diputado en pugna con Vicente García Temes, al considerarlo como el mayor enemigo de la clase proletaria de Pontevedra. Pero el tono y maneras del periódico en sus críticas ponen en entredicho la veracidad de las acusaciones. Corbal ganó y tomó posesión en 1919 como Diputado provincial en medio de una gran polémica que denunciaba este mismo periódico; la cosa venía de atrás, en concreto de la huelga de 1895 en la obras del puente de A Barca. Sin embargo, el presidente de la Sociedad Patronal de Contratistas de Obras e Industriales de Pontevedra, Joaquín Poza Cobas, defendió su labor como uno de los hombres que había modernizado y embellecido la ciudad, así como la persona que mayor número de puestos de trabajo había generado y como «uno de los ciudadanos que más habían contribuido al progreso y a la urbanización de Pontevedra».

En mayo de 1924 falleció su mujer y él, aquejado por una grave dolencia en la que mejoraba y empeoraba, falleció el 18 de marzo de 1926 a las nueve de la mañana y recibió sepultura en el cementerio de Santa Marina de Bora. A su muerte, Joaquín Poza solicitó el cambio del nombre de la calle del Progreso por la de Benito Corbal. En su necrológica, El Progreso destacaba el importante papel que había desempeñado como empresario que generó empleo: "Porque sin olvidar su progreso y sin desatender sus intereses, Corbal hizo más en favor de Pontevedra que muchos ricos cuya gestión ha quedado reducida a cobrar cupones o rentas, mientras la Capital languidecía falta de obras y por tanto de trabajo". Sus vecinos hicieron público el cariño que le profesaban como «hombre laborioso y amante de Pontevedra, que puso todas sus energías en el pueblo que le vio nacer» por lo que lo hacía merecedor de que la calle del Progreso llevara su nombre; cambio que se produciría dos años más tarde, el 18 de abril de 1928.

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