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Cuando Eva Perón visitó Pontevedra

Cuando se cumplen setenta años del fallecimiento de Evita Perón traigo a la memoria de los que todavía lo recuerdan su visita a Pontevedra en su gira por toda Europa
Evita Duarte y Juan Domingo Perón. CARAS Y CARETAS
photo_camera Evita Duarte y Juan Domingo Perón. CARAS Y CARETAS

Eva Duarte visitó Pontevedra un verano de hace setenta y cinco años, una mujer de familia humilde, hija ilegítima de un terrateniente que pasó a su muerte penurias que le llevaron por la senda del modelaje y la radio hasta encontrar su lugar en el mundo.

María Eva Duarte Ibarguren nació el 7 de mayo de 1919 en Junín (Argentina). Hija extramatrimonial del terrateniente de origen vasco Juan Duarte y de Juana Ibarguren, con la que tuvo cinco hijos. Su infancia no fue fácil ya que cuando en 1926 su padre falleció en un accidente, su madre Juana y los hijos ilegítimos, sus hermanos, quedaron desprotegidos y sin medios de vida.

Eva conoció a Juan Domingo Perón en 1944. Él era viudo de la "concertista de guitarra" María Aurelia Tizón con la que se casó en 1928. Se casaron el 22 de octubre de 1945 y desde ese momento a ella se le conoció como Eva Duarte de Perón o popularmente como Evita Perón. Sobrepasó con creces la popularidad de su esposo como presidente de gobierno al reivindicar los derechos de las mujeres, que entonces brillaban por su ausencia, y logró que las mujeres pudieran votar en Argentina. Consiguió conectar con la población en general por su lenguaje sencillo y algunos de sus mensajes "revolucionarios".

Porque no convenía la presencia de su marido en España, porque acogía a criminales nazis, se anunció la visita a nuestro país de la primera dama, Evita, en mayo. La fecha se retrasó al mes de junio porque el 25 de mayo era fiesta nacional en Argentina y el 4 de junio era el aniversario de la llegada a la presidencia de su marido. Ante esta perspectiva, diferentes ciudades de toda España solicitaron la presencia de la primera dama en sus localidades, cada cual con un programa mejor de visitas y agasajos; Madrid, Barcelona, Valencia, Albacete, Guipúzcoa, Murcia, Zaragoza, Ourense, Santiago, Vigo, Marín o Pontevedra. La Diputación de Lugo aprobó un presupuesto de 4.800 pesetas para sufragar el regalo de un traje tradicional de la zona y una imagen del apóstol Santiago de oro y alabastro.

El 31 de mayo partió del aeropuerto de Barajas un avión de IBERIA con diversas autoridades para recoger en Argentina a la primera dama y trasladarla a España; su primera parada fue el 8 de junio en Madrid.

Evita llegó a Pontevedra el jueves 19 de junio de 1947 y hacia las nueve de la noche entraba su automóvil en la Plaza de España. Acompañada por el ministro del Aire, de Marina, el capitán de la 8ª Región Militar y jefes de los ejércitos de Tierra, Mar y Aire. El coche de Evita paró delante de la farmacia de Lorente, abrieron la puerta del coche, y cuando ella bajó y al primero que se encontró, de frente tras la valla, fue a Juan Maquieira Díaz, el señorito del boxeo, al que saludó con unos "Buenos días" y recibió la misma contestación de Maquieira. Sonó el himno español y el argentino y Eva recibió honores de jefe de estado al pasar revista al ejército de Infantería en formación con la banda de música. Eva vestía un traje estampado, el pelo recogido en un moño sobre el que lucía una preciosa pamela blanca en forma de hongo.

En el Ayuntamiento de Pontevedra fue recibida por el Alcalde y toda la Corporación. Le regalaron una maqueta de un cruceiro de piedra que, unos meses más tarde, el 23 de diciembre, fue enviado, a tamaño natural, y embarcado en el vapor argentino "Córdoba". El niño Francisco José Antonio (Chote) Temes, del coro La Artística de Educación y Descanso le hizo entrega de un ramo de flores y cantaron para ella. La plaza estaba a rebosar y Evita salió al balcón del Ayuntamiento para saludar a los que la aclamaban.

Salvador Bará Temes, situado en la Alameda, pudo verla pasar por delante del Instituto, hoy IES Valle-Inclán, mientras Eva caminaba desde el Ayuntamiento a la Diputación Provincial, «iba andando, saludando con la mano y había mucha gente», recuerda Salvador. Ya en la Diputación se le ofreció un refrigerio. Sentada en la mesa entre el ministro de Marina, Francisco Regalado Rodríguez, y el del Aire, Eduardo González-Gallarza, se le hizo entrega de una preciosa vajilla decorada a mano de la Casa Manuel Álvarez e Hijos, S.L. de Vigo, que costó la friolera de 21.000 pesetas. Para este acontecimiento se encargaron pedidos desde la Diputación de de Pontevedra a Almacenes Olmedo, a la Imprenta C. Peón y al fotógrafo Joaquín Pintos, entre otros.

Al día siguiente, viernes 20 de junio, a las once y media de la mañana, Eva Duarte llegaba a la Escuela Naval Militar de Marín. Era recibida con salvas y en el patio Álvaro Bazán se celebró una misa y jura de bandera. El sábado 22 de junio cerca de las dos de la tarde llegó Evita al Palacio de Lourizán, "Centro Regional de Investigaciones y Experiencias Forestales". Durante el trayecto fue ovacionada, "a su paso por la Plaza de Calvo Sotelo y en el trayecto comprendido entre esta plaza y Lourizán, por la carretera de Marín, fue ovacionada por la gran cantidad de público que presenció el paso de la caravana automovilística". Ya en el Palacio "la ilustre dama argentina fue obsequiada con un almuerzo íntimo que le ofreció la Diputación Provincial".

Un año más tarde, en 1948, la Diputación de Pontevedra colaboró con 2.500 pesetas para regalarle a Evita una talla de la Virgen de los Desamparados, obra encargada al escultor Francisco Asorey.

Evita, enferma, votando por primera vez en 1951. MUNDO PERONISTA
Evita, enferma, votando por primera vez en 1951. MUNDO PERONISTA

Eva estaba ya muy enferma, sin saber que se trataba de un cáncer hasta el final, pero pudo votar en las elecciones de 1951, que ganó su marido, en las que prometió ser vicepresidenta por aclamación. Eva Duarte Ibarguren falleció de un cáncer de cuello de útero el 26 de julio de 1952 en Buenos Aires.

Su cuerpo fue embalsamado por el español León Ara y custodiado durante años hasta que Perón fue derrocado y terminó en el exilio. El cuerpo de Eva suponía un problema en el país por miedo al resurgimiento del peronismo. El militar nazi Carlos Eugenio de Moori se llevo el cadáver a su despacho en un cuartel donde fue profanado. Lo que quedaba de Evita fue traslado a Milán donde estuvo varios años hasta que en 1971 se trasladó a Madrid en automóvil a través de Francia para entregarlo a la familia. En 1974 volvió a Buenos Aires en cuyo cementerio descansa bajo unos gruesos muros de hormigón.

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