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Desmontando mitos históricos sobre la vid en Pontevedra

Las cepas de albariño son gallegas no francesas, y el Barrantes es francés, no gallego. Esto y mucho más explica la reconocida pontevedresa María del Carmen Martínez considerada la ‘Maga de las cepas’.

María del carmen en los invernaderos de la Misión. M. C. MARTÍNEZ
photo_camera María del carmen en los invernaderos de la Misión. M. C. MARTÍNEZ

Hablamos con una experta, María del Carmen Martínez, investigadora del CSIC en la Misión Biológica de Pontevedra que fundó y dirige el grupo de viticultura de dicho centro. Institución cuyo cometido es transferir los resultados de sus investigaciones a empresas y agricultores. María del Carmen empezó a trabajar en 1986, en otro centro del CSIC y posteriormente Francia en un centro de selección de la vid, llegó a la Misión en el año 1993 y 1997 y desde entonces se dedica a la investigación sobre variedades autóctonas. En la actualidad compagina sus trabajos de investigación con los de asesora, como experta internacional independiente, en el Parlamento Europeo sobre variedades del sector vitivinícola.

La vid es tan antigua como la humanidad y el hombre fue seleccionando las variedades que más le gustaban. Como curiosidad comentar que todos los vinos que se hacen en el mundo provienen de viníferas que son originarias de Europa; es decir, sólo se hacía vino en el Viejo Continente. En Pontevedra desde la antigüedad se producía vino pero las cepas no estaban clasificadas por variedades. Para ello el equipo de María del Carmen recorrió toda Galicia con el objetivo de localizar cepas antiguas y crear un censo. España es uno de los países con más variedades de cepas del mundo y Galicia en especial. A nivel nacional hay más de siete mil bodegas registradas, cada una con varias marcas: "El vino es uno de los pilares de la economía agraria", explica.

En relación con la historia en Lérez se cultivaba en la Edad Media el Ullato, un vino de mala calidad que se almacenaba en A Casa das Campás. Sabemos "a raíz del descubrimiento, en el Archivo de Simancas, de un documento del s. XV que demuestra que el vino que se llevó Cristóbal Colón en su primer viaje a América era un Ribeiro". En sus mejores tiempos, s. XV y XVI, Pontevedra exportaba por su puerto litros y litros de vino de Ribeiro, Treixadura o Torrontés, procedentes de Ourense con dirección a América y otros puertos de Europa. Se hacían más vinos tintos que blancos y al ser cepas originarias la calidad de algunos caldos era muy buena sin ayuda de las técnica actuales de producción. Antiguamente en las iglesias y monasterios, situados en terrenos privilegiados, el vino que se hacía era el resultado de la mezcla de las variedades locales. En casi todos las zonas vitícolas de Europa había un monasterio y una leyenda, explica María del Carmen. Las órdenes religiosas contribuyeron de manera decisiva a ampliar los cultivos y mejorarlos con nuevas técnicas, el vino era una fuente de ingresos muy importante.

En Pontevedra hay censadas variedades de uva autóctona como Albariño, Caíño blanco y tinto, Loureira y en especial una muy poco conocida llamada Ratiño; se trata de un blanco muy raro con ejemplares centenarios en la zona de Barro de excepcional calidad que en la actualidad no se explota y el Espadeiro, que es una variedad de tinto autóctona autorizada que se utiliza para mezcla.

Sobre las cepas autóctonas existen varias creencias y mitos que nada tienen que ver con la realidad; por ejemplo, las cepas de albariño nunca llegaron a través de la abadía de Cluny. Una tesis muy extendida gracias a las crónicas periodísticas de José María Castroviejo, Álvaro Cunqueiro o José Gómez Pomares que decía, "estas cepas traídas de Borgoña por los monjes de Cluny, en el s. XI,... ". De hecho, en base a esta creencia sin respaldo documental en las años cincuenta, se invitaba a la Fiesta del Albariño a los borgoñones de la Orden de Caballeros del Tastevine y a su presidente, el embajador de Francia en España, el barón de Tournelle. Desmontando el mito del origen francés, los resultados del ADN del Albariño determinaron sin ninguna duda que la variedad es cien por cien gallega, en concreto la provincia de Pontevedra, explica con contundencia María del Carmen. También se habla de su origen alemán y es igual de contundente al afirmar que allí no existe el albariño: "El Albariño es una variedad de gran calidad autóctona de Galicia". Sobre otra teoría de su origen portugués María del Carmen afirma que los ejemplares más antiguos se localizaron en Pontevedra, algunos con una antigüedad de más de 300 años en ejemplares vivos.

A estos datos se le suma, por primera vez en el mundo para complementar la datación, un original estudio comparativo con retablos barrocos del s. XVII donde se pueden ver racimos y hojas de muchas variedades autóctonas de Galicia con un detalle y precisión que permite distinguir variedades. Un ejemplo es el que aparece representado en dos retablos que se conservan en la catedral de Tui de 1710 y 1711 obra de Francisco Castro Canseco que representan de manera fidedigna las hojas y racimos de Albariño y la Loureira. Sin ir más lejos, en la iglesia de San Bartolomé de Pontevedra existen varios retablos en cuyas columnas podemos ver hojas de parra y racimos. En concreto en el retablo de la famosa Magdalena del tallista pontevedrés Gregorio Hernández (Fernández) de cuyo frontal cuelgan racimos y hojas, de las que desconocemos la variedad, pero se parecería mucho al Caíño blanco. Estaríamos hablando de una variedad del s. XVI, antes de que Gregorio se trasladara a trabajar a Valladolid.

A finales del s. XIX comenzaron a azotar a las cepas europeas plagas que llegaron de América a través de Inglaterra y se extendieron por toda Europa. En Pontevedra en un plazo de cinco años los hongos oídium, el mildiu y Black rot y la filoxera, procedente de Norteamérica arrasaron con buena parte de las cepas que son muy sensibles a las plagas. A partir de ese momento se injertaron las cepas europeas en especies americanas para neutralizar este tipo de invasiones devastadoras.

Otra falsa creencia es la que afirma que la variedad de Barrantes (Folla Redonda )sea autóctona de esta zona. La verdad es un hibrido de especies americanas con viníferas que se importó de Francia en los años veinte; es más, es una hibridación que aún está a debate en Europa sobre si se autoriza su comercialización y si debe tener una denominación de origen propia, comenta María del Carmen.

El vino está muy unido a la cultura y a la historia de cada lugar que lo produce o donde se consume. La edición especial de AurumRed es el vino español más caro cuyo coste asciende a 340.000 euros, y la botella más cara del mundo roza el medio millón de euros. Salud.

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