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Enrique Labarta Pose, el Quevedo de Galicia

Conocido como el chispeante poeta o el Quevedo de Galicia, vivió muchos años en Pontevedra y destacó por su pasión por las letras, nuestro idioma y sus costumbres, y su gran sentido del humor

Enrique Labarta en 1925 y caricatura de El Heraldo Gallego. EL HERALDO GALLEGO
photo_camera Enrique Labarta en 1925 y caricatura de El Heraldo Gallego. EL HERALDO GALLEGO

"Ved como la virtud se falsifica;/de talento disfrázase la audacia;/en el genio la envidia su sangre sacia/y al inútil y al torpe dignifica", versos del poema titulado ¡La Ley del Mundo! de Labarta publicado en 1927, contenido que hoy sigue muy vigente. El autor de Millo Miudo destacó por su obra narrativa, poética y teatral, en castellano y gallego y llegó a sus lectores en forma de sátira. Un inteligente sentido del humor que le llevó a escribir unos versos sobre la vocalina patentada por el inventor pontevedrés Severino Pérez: "Lo grandioso, lo divino,/Con lo vulgar se avecina;/Y para su vocalina/Le bastó á Don Severino/¡Un fuelle de cocina!".

Un autor enmarcado dentro del movimiento del Rexurdimento del que un año después de su muerte Manuel J. Lema se lamentaba del olvido destacando sus cualidades: "Su sátira sutil, exenta de chocarrería, su musa siempre juvenil fresca y regocijada, han dado vida y movimiento a los tipos, usos y costumbres más caracterizados de la región, fustigando todo aquello que menoscababa la consideración y el aprecio de la raza".

Enrique Labarta Pose nació en Baio (Zas) el 22 de julio de 1863 y fue un escritor, periodista en lengua gallega y fotógrafo. Hijo de Francisco Labarta Raña y de Ramona Pose Martínez. Estudió el bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de Santiago de Compostela y se licenció en derecho en 1884. Al terminar los estudios se estableció en Pontevedra en el número 26 de la calle Peregrina. En nuestra ciudad encontró la horma de su zapato para desarrollar su pasión como escritor, poeta y fotógrafo: "hay que reconocerle como el más hábil e ingenioso de los que cultivan el arte fotográfico". Aunque tenía el título de abogado empezó a trabajar en la Delegación de Hacienda, como interventor de 4ª categoría desde 1894 y en 1902 ya ganaba 2.500 pesetas anuales. Se casó en la capilla de O Burgo de Pontevedra la noche del 6 de diciembre de 1903 con Felipa Genovés Villot, sobrina de una cantante del mismo nombre que lo hacía acompañada por la pianista Balbanera Pérez en las veladas artísticas de la ciudad. Vivió en diferentes ciudades como Barcelona (1906-1910), Ourense (1911), Toledo (1912), Pontevedra (1916), Barcelona (1917), A Coruña (1918) desplazado por cuestiones de trabajo.

El chispeante poeta fundó y dirigió en Santiago las revistas Galicia Humorística (1888), Pequeña Patria (1890), y los periódicos de Pontevedra Extracto de Literatura (1893), Pasatiempos (1894) y Galicia Moderna (1897) de carácter quincenal y 32 páginas con fotos y grabados: "publicándose vistas de los edificios más notables de la región, tipos y costumbres del país, etc.". En esta publicación Labarta desarrolló su faceta de fotógrafo con la colaboración de los más notables escritores y artistas de Galicia.

Fue el promotor del famoso Carnaval de Pontevedra de 1900 con su gran amigo el excelente dibujante Demetrio Durán organizado por el Liceo Gimnasio y del que se estrenó un apropósito en el Teatro Principal una parodia titulado Pontevedra en 1900 con música de Isidro Puga y, además, se publicó el libro al módico precio de 2 pesetas: "En el aparecen notables fotograbados representando las carrozas, los coros y los principales personajes de aquel inolvidable festival". Colaboró con publicaciones como Café con gotas, Galicia, O Galiciano, El Eco de Galicia, El Diario de Pontevedra (1892) o Suevia y participó como poeta en diversas veladas literario Musicales, como las del Círculo Católico. Su obra de teatro El Alcalde de Matalaraña (1901) se estrenó en Pontevedra en el Teatro Principal y se publicó en formato libro, y su poemario Adormideras (1902) se anunciaba así: "Este libro cura radicalmente el insomnio. Basta leer un par de poesías todas las noches antes de acostarse"; Labarta tenía una increíble facilidad para improvisar rimas sobre la marcha.

En octubre de 1907 estuvo a punto de morir en Barcelona en un accidente cuando viajaba como pasajero en un globo aerostático y en 1913 su hijo mayor, debido a una meningitis, había perdido la razón siendo internado una casa de salud en Barcelona. Varios autores sostenían que el Casimiro Barcala de la Casa de la Troya era el propio Enrique Labarta y se pueden apreciar en la obra de Lujín los versos de Labarta, aunque él mismo se lo hubiera desmentido a su primo José Iglesias Roura. Finalmente Alejandro Pérez Lugín desveló que los versos eran de Labarta y que parte del personaje estaba inspirado en él.

En total obtuvo, en diversos certámenes, seis premios de honor y veinticinco primeros premios entre ellos por su Oda al Cerdo (Segovia 1919), Libertad (Barcelona 1904), un accésit en los Juegos Florales de Lugo (1901) y también fue premiado en los que se celebraron en Pontevedra en 1900, 1903 y 1912. Sobre nuestra ciudad escribió las obras tituladas: O río Lérez, ¡¡Pontevedra!! o ¡Miña Pontevedra!

Calificado en multitud de ocasiones como vate chispeante, notable, ilustre, popular, festivo, celebrado, distinguido o laureado, Labarta conectó con la gente por ser un "hombre culto, bueno, y conversador ameno, dotado de don de gentes y atractivo personal incomparables".

En agosto de 1920 lo destinaron, a petición propia, desde su puesto en A Coruña a las oficinas de Hacienda de Barcelona y cinco años más tarde fallecía en el Hospital Clínico de la ciudad Condal el 13 de mayo de 1925 debido a un accidente ocurrido un mes antes, cuando volvía con sus hijos del campo, en la localidad de Las Planas en el que chocaron dos tranvías eléctricos. El accidente se saldó con la cifra de 24 muertos y más de un centenar de heridos. Enrique quedó gravemente herido y, aunque experimentó cierta mejoría, después de una delicada operación terminó sus días lejos de su tierra. Unos años antes había escrito: "Ay por Dios, meus amiguiños/si por fado do Perello/morro lonxe da terriña/aunque sexa por correyo/mandádeme a miña aldea./¡Si eiquí m' enterran toleo!/Non m' acostumo antre mortos/que non falan o gallego!".

Su nieto fue Enrique Labarta Lorenzo, residente en Alemania falleció en aquel país hace poco más de un año con la pena de ofrecer todo el legado de su abuelo, obras y biblioteca, sin que nadie recogiera el testigo: así va el país.

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