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Lámbrica, mucho más que un club

Fue un movimiento asociativo de los años sesenta que logró colarse en la ciudad eludiendo el Frente de Juventudes con la ayuda de algunos padres y cuyo nombre estaba inspirado en la teoría del origen de Pontevedra como la Lámbrica o Lambriaca

Algunos miembros de Lámbrica en la actualidad. MILAGROS BARÁ
photo_camera Algunos miembros de Lámbrica en la actualidad. MILAGROS BARÁ

Formaron parte de una asociación muy moderna para su tiempo en la que un grupo de chicos y chicas se autogestionaban para realizar actividades deportivas y culturales al margen de la política y la religión: "Admitimos consejos, opiniones y sugerencias, pero aprendemos a decidir nosotros sin que decidan en nuestro lugar". Así lo expresaba Tuco (Víctor Fernández Freixanes), uno de sus miembros. Eran tiempos en los que se llevaban gafas grandes de pasta, gorros, boinas, tirantes y camisas abiertas con un look muy moderno que se anticipaba a la revolución social de años posteriores.

El Club Lámbrica fue fundado en la primavera de 1965 por un grupo de jóvenes al amparo de la Iglesia, con la colaboración del cura de San Bartolomé Benito Raposo, que les cedió unos locales para desarrollar su actividad. Rogelio Pérez Poza tuvo la idea de crear el club y los fundadores de Lámbrica fueron: Rogelio, Juan José Guede Merino, Carlos López Piñeiro, Joaquín Vázquez Pérez y José Manuel Rodríguez Soler. Ellos mismos comentaban en su revista los motivos fundacionales: "De estos clubs una gran mayoría está regida por personas mayores y estas personas mayores -por lo general institución- determinan e imponen las actividades a los jóvenes asociados, con lo que queda relegada a un segundo plano la personalidad e iniciativa de los mismos".

Para legalizar la asociación juvenil al margen de otros movimientos asociativos como la OJE, o los cristianos de la JIC y la JOC, idearon una forma de eludir la ley de asociaciones a través de un grupo de padres liberales que dieron de alta la asociación a su nombre ante el Gobierno Civil para que sus hijos pudieran funcionar de manera autónoma como movimiento juvenil. Los padres que firmaron el alta en nombre de sus hijos fueron: Wenceslao Velasco Garrido, María Angoitia, Clotilde Bouzada García, Cándido Bouzada Garrido, María Alda Otero Otero, Javier Castiñeiras Villaseca, Luisa Otero Torres y José Otero González.

Excursión del grupo. ARCHIVO LÁMBRICA

Rápidamente la asociación se organizó de una manera impecable y se crearon diferentes áreas de actuación que se organizaron en comisiones de deportes, música y fiestas, biblioteca, periódico, artística, obras benéficas, y cada una de ellas con sus responsables. Constaba de un club general "de mayores" (17 años), que era mixto, y dos clubs juveniles (14-15 años) separados por sexos. Tenían especial interés en reivindicar ante los mayores que "la juventud actual asusta a los que nos han precedido y ellos mismos no se dan cuenta de la verdad que llevaban dentro de sí cuando tenían nuestros años", escribía Tuco.

El local social estaba ubicado en la Praza do Teucro, en el primer piso que hoy ocupa el colegio San José, que compartían con Acción Católica, la JIC y otras asociaciones. Allí tenían la biblioteca y hacían representaciones teatrales y charlas. La captación de socios se hacía mediante el boca a boca y llegó a ser una asociación muy popular, con más de 200 jóvenes asociados, la mayoría estudiantes de clase media y clase media baja. Tenían su propio carné y un logotipo en forma de escudo en el que constaba el nombre, un cruceiro y dos vieiras. Pagaban una pequeña cuota con la que se compraban todos los meses un libro y un disco.

Hacían excursiones a la playa, a San Cibrán, San Benito, al Lago Castiñeiras o a Hío con tiendas de campaña, tarteras y guitarras, en las que no podían faltar los bañadores y una escopeta de balines para hacer guardia. Dejaron testimonio fotografías en blanco y negro con una Jasica de Rogelio. De aquellas reuniones, excursiones y actividades se formaron parejas, algunas de las cuales acabarían en matrimonios.

Manolita Otero con las compañeras del club. ARCHIVO LÁMBRICAOrganizaron los primeros guateques de la ciudad, pero para ello tenían que pedir permiso a José María Vilar de San Bartolomé para que lo autorizara, aunque reconocen que alguno hicieron en el mirador de Monte Porreiro sin permiso. La música que sonaba en el tocadiscos era la de la del momento: el Dúo Dinámico, Los Brincos, Tom Jones o Juan y Junior, por poner algunos ejemplos. La asociación tenía dos grupos de música propios: Merchy y los TCT, formado por la cantante Merchy con Tuco, César y Toño; y otro que cambiaba de nombre según la ocasión, pero uno era Los Nocturnos, compuesto por Luis Guía, Jaime Iglesias, Arturo Garrido y Miguel Ángel Polo, que compusieron algunas canciones como: "En el guateque chica quiero bailar/baby, baby ven a mí".

Para la biblioteca compraban un libro cada mes y uno de los socios tenía que leer el libro y dar una charla sobre el mismo a los compañeros. Eso ayudó mucho a los chicos para aprender a hablar en público.

Editaban la revista CB Lámbrica, con editorial y colaboraciones que imprimían en una multicopista de San Bartolomé en un altillo en la Plaza de la Verdura. La revista se vendía para cubrir gastos. Entre las plumas de los asociados contaban con Tuco, Charo (Rosario Álvarez Blanco), Mariely, Cipi, J.B.B., Brea, Maite, Garrido o Lucía. Textos escritos a máquina con títulos como: Un hombre pobre no, un pobre hombre; El ser así; A mi madre; La amistad o A Nosa lingua. En la revista daban rienda suelta a sus inquietudes vitales, que se traducían en interesantes reflexiones sociales, intergeneracionales, la reivindicación del uso del gallego, poesía, deporte, chistes o relatos. Una estupenda cantera de la que salieron plumas como la de Víctor Fernández Freixanes (actual presidente de la Real Academia Galega) o Rosario Álvarez (actual presidenta del Consello da Cultura Galega) y cineastas como Carlos López Piñeiro

Merchy y los TCT. ARCHIVO LÁMBRICA

Fueron socios: Finucha (Agulla Budiño), Manolita Otero, Mari Carmen Velasco, Aramburu Núñez, los Araújo, Manuel González, Santalices Romero, Félix Tilve, Pepe Pedrosa, Suso Brea,Tito Seijas, Loly Agrelo, Tucho Díaz y un largo etcétera. La Asociación cesó su actividad en el verano de 1969, cuando los jóvenes se fueron a ciudades como Santiago, Ferrol o A Coruña para continuar sus estudios.

Hoy en día la mayoría de sus asociados están jubilados y se dedicaron laboralmente a sectores como el de la banca, a la función pública, la medicina, seguridad (policías) y docencia. Los que aún mantienen contacto se reúnen los miércoles en la Cafetería Orly, donde continúan las tertulias y recuerdan lo bien que se lo pasaban. Mi agradecimiento a todos ellos por contarnos su historia.

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