Blogue | Ciudad de Dios

Ciudadanos... o no

Beatriz Pino Ocampo (Vigo, 1975). PEPE FERRÍN (AGN)
photo_camera Beatriz Pino Ocampo (Vigo, 1975). PEPE FERRÍN (AGN)

Lunes


Alguno de ustedes recordará a Beatriz Pino, candidata de Ciudadanos a la presidencia de la Xunta de Galicia que logró la friolera de 9.719 votos frente a los 6.055 del Pacma. A bote pronto, sin pensárselo demasiado, parecería un resultado magnífico: victoria arrolladora sobre las huestes del partido animalista, EQUO, el PCGT, UPYD, CONTIGO y otras formaciones del más amplio espectro político, pero lo cierto es que Beatriz se dejó cer-ca de 40.000 votos por el camino respecto a la anterior candidata naranja. Semejante baño de reali-dad no le impide, sin embargo, se-guir dejando constancia de su pro-fundo desconocimiento -o no- de la sociedad gallega, a la que trató de embaucar con su excelente ma-nejo del idioma materno en el de-bate de la TVG para terminar arro-jándolo a la primera papelera que encontró al salir de los estudios de San Marcos. "Pues así está la cosa en el PP gallego: asumiendo idea-rios separatistas y nacionalistas y al mismo tiempo criticando la ley Celáa", contestaba hoy mismo a un tuit de Alberto Núñez Feijóo en el que proclamaba la fuerza y la utilidad de la lengua de Curros, Pondal y Rosalía. Entiendo que no hace falta explicar quién es el tal Núñez Feijóo ni sus resultados en unos comicios que dejaron a Pino haciendo  la  goma  con  Pancho Cobián, aquel señor altísimo de VOX y el siempre hermoso Antón Gómez Reyno, un poco a lo Zenon Jaskula pero terminando lejos, muy lejos, del ansiado podio.

Martes


Antes  de  dichas  elecciones  -o durante las mismas, ya saben que no se me dan nada bien las fechas- se produjo un terremoto interno dentro de las estructuras provinciales de Ciudadanos en Pontevedra y Ourense. Una parte importante de los que habían pe-leado por implantar el partido en Galicia -y logrado representación en diferentes ayuntamientos- se sintieron menospreciados por la nueva dirección, cuando no directamente repudiados. A Goyo Re-venga, por ejemplo, le enseñaron la puerta de salida por arrancarle una partida de 500.000 euros al BNG para programas sociales, en una nueva demostración de lo que Ciudadanos entiende como política útil... O no.

Miércoles


Si  lo  piensan,  es  el  auténtico drama de un partido que se au-toproclama constitucionalista y heredero del espíritu del 78 pero se arroga la Constitución para sí mismo mientras se muestra incapaz de llegar a acuerdos con partidos tan constitucionalistas como ellos. Ya está bien de pam-plinas y mensajes interesados: la Constitución nos ampara a todos, la Constitución no se defiende, no se utiliza para señalar a españoles de primera frente a españoles de segunda, la Constitución se acata, se cumple sin más. Y, al menos hasta donde yo sé, igual de cumplidor con la Carta Magna es Ciudadanos que Unidas Podemos, el Partido Popular, el BNG, Esquerra Republicana, EH-Bildu o, sí, otra vez el Pacma. No hay más que escuchar sus planteamientos frentistas para comprender que, con Ciudadanos hipotéticamente representado, el espíritu del 78 ería hoy como la chica de la cur-va: la delgada línea roja entre un mito, una mentira y un auténtico fantasma.

Jueves


Otra cosa que no le ha gustado a Beatriz Pino es que Guille Juncal haya mostrado su felicidad por-que Joan Laporta se presente a las elecciones del Barça. El PP local tiene la mayor concentración de culés por metro cuadrado de todo el espectro político conservador pero apoyar públicamente a Laporta es para ponerle a Juncal una estatua de bronce entre las dedicadas a Kubala y Johan Cruyff en los aledaños del Camp Nou. "Dangerous love", respondía Beatriz al T’estimo Joan de Guillermo, recordando los ideales indepen-dentistas del mejor presidente de la historia del Barça. Ni medio minuto tardó el canterano Juncal en recordarle otro de los mantras estacionales de Ciudadanos que no son capaces de mantener intactos ni veinte minutos seguidos: "que la política no se meta en el fútbol". Casi se cae el estadio ovacionando el golazo, lo juro.

Lunes


Pero tampoco va a ser todo negativo y malas caras: el Congreso de los Diputados acaba de aprobar la ansiada ley de Eutanasia con el apoyo de los diez diputados de Ciudadanos, por fin útiles y comprometidos con algo más que una encuesta electoral o una bronca lingüística. No es cuestión sencilla, de despachar en diez minu-tos o un par de líneas, pero nadie puede negar que se trata de una enorme conquista social que pone a España, otra vez, a la cabeza de las sociedades modernas y civilizadas. A veces se nos olvidan un par de cosas cuando sacamos la trituradora de país, la máquina de hacer vinagres: que se nos da fenomenal aprobar leyes que refuerzan los derechos fundamentales del individuo y que la sociedad en su conjunto se adapta a ellas con una facilidad que acaba pasmando al mundo entero. Este es un gran país a poco que ciertos representantes políticos nos permitían demostrarlo... O no.

Comentarios