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¿Pero han ganado o no han ganado?

Miguel Anxo Fernández Lores y Anabel Gulías, el pasado 26M, tras conocer el resultado de las urnas. GONZALO GARCÍA
photo_camera Miguel Anxo Fernández Lores y Anabel Gulías, el pasado 26M, tras conocer el resultado de las urnas. GONZALO GARCÍA

La ciudad va recuperando su pulso normal después de doble proceso electoral que amenazaba con sepultarnos bajo un exceso de incertidumbres. Se nota por el día pero especialmente por la noche, cuando las calles se llenan de esos seres hermosos de cuerpos desgastados y ojos vivos. El noctámbulo marca el auténtico ritmo de un pueblo y en Pontevedra, si algo abunda, son los percusionistas de barra capaces de desgranar la actualidad con un redoble de nudillos. "Parece que el BNG haya perdido las elecciones", me dice uno de ellos mientras un camarero se pelea con la chapa de una cerveza.

Las percepciones dependen siempre de los enfoques y, a menudo, también de los pequeños detalles. Los titulares que vemos estos días, en especial aquellos que nos regalan los responsables del partido vencedor, señalan, con claridad meridiana, un cierto descontento entre sus filas. "¿Pero han ganado o no han ganado?", me pregunta un amigo catalán que ha estado unos días en la ciudad y atiende, con más o menos elegancia, a mis explicaciones de after house. Es el mejor lugar para poner orden a este tipo de cuestiones, aunque pueda parecer contraproducente, pues la política tiene mucho de bailar sin que lo parezca, de resistir, de cuidarse las espaldas… Mi respuesta, por no variar, no puede ser más ambigua: "sí pero no, amic".

Esta misma semana, César Mosquera nos ofrecía su siempre interesante análisis de los resultados electorales en una amplia entrevista con mi compañero Serafín Alonso. En realidad, es todo un alivio encontrarse con las respuestas de Mosquera editadas y en perfecto orden sobre el papel pues ya es casi legendario el miedo que tienen algunos periodistas a sus conversaciones por WhatsApp. "Mosquera está escribiendo", te anuncia la pantalla apoyándose en los puntos suspensivos, mientras el sudor empieza a brotar de la frente del receptor. Es un proceso que suele durar unos segundos pero con un potente impacto psicológico. No es cualquiera el que te escribe, es Mosquera, que entre otras cosas ha anunciado cambios y revisiones, ya veremos de qué calado y profundidad. Eso, y la insistencia en señalar a Ence como un factor determinante en el resultado final de las elecciones, nos indican que los once concejales obtenidos no le parecen una victoria suficiente a los tótems del partido: normal que un turista con alguna cerveza de más tenga sus dudas.

El BNG ha ganado las elecciones y lo demás tiene mucha literatura

Supongo que con el paso de las semanas, el nuevo-viejo equipo de gobierno, a la espera de conocer los cambios sugeridos por Mosquera, esa especie de derrotismo naif irá dejando paso a la auténtica realidad: cuatro años más al frente del gobierno local, cuatro años más para seguir implementando esa pequeña revolución que ha puesto a Pontevedra en el mapa de las ciudades del futuro. Porque, sí, el BNG ha ganado las elecciones y todo lo demás tiene mucho de literatura, comenzando por sus propias conclusiones, alegatos e insinuaciones de juego subterráneo practicado por la pastera. Los pontevedreses esperan ver ese "o mellor está por vir" de la campaña y el gobierno de una ciudad no ofrece demasiado espacio para el victimismo y la autocomplacencia. "El alcalde de Pontevedra podría ser yo", me dice mi amigo, el catalán. Y seguramente será cierto pero antes hay que derrotar a Lores en unas elecciones, algo que nadie ha hecho aunque a todo el mundo se lo parezca.

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