Lunes
Parece que fue hace un siglo pero ustedes la recordarán, seguro. Hablo de una fotografía, la de Rafa Domínguez subido a un composteiro con un pico en las manos. Fue tomada en la recta final de la campaña y hay quien sostiene que aquella imagen ayudó a apuntalar el buen resultado del PP, tan golpeado por las encuestas que los nueve concejales cosechados le supieron a gloria. Personalmente, la fotografía de marras me pareció un error de bulto, al menos como concepto, pero visualmente tenía cierta gracia: ver a un político aflojándose los complejos y haciendo el gamberro siempre la tiene. Otra cosa es aventurar si aquel atrevimiento se tradujo en más o menos votos para la candidatura de Domínguez, algo imposible de determinar.
El debate, más allá de los réditos electorales, debería ser otro: ¿le conviene a Domínguez que la ciudadanía lo identifique con la resistencia al compostaje comunitario mientras Lores abandera su desarrollo? Si la respuesta es sí, tenemos un problema como sociedad. Si la respuesta es no, Domínguez tiene un problema de planteamiento o de comunicación. El tratamiento de residuos es uno de los grandes desafíos del S.XXI y el compostaje debería ser visto por todos como una solución, no como un problema. Los primeros datos de los composteiros de Campolongo no podrían ser más alentadores: casi una tonelada y media de residuos orgánicos compostados en menos de quince días. Ahora imaginen toda esa montaña de basura acumulada y cómo de buen montañero tendría que ser Rafa para escalarla en busca de otra fotografía.
Martes
En A Coruña esperaban ayer a un equipo de fútbol, el Fuenlabrada, y lo que se presentó fue una bomba biológica con, al menos, ocho infectados por covid-19 entre sus filas. De todas las irresponsabilidades a las que hemos asistido desde que se declaró la pandemia, esta se lleva la palma por cuanto tiene el fútbol de escaparate. Poner en riesgo la salud de los demás no es un juego y, visto lo visto, el fútbol tampoco. Por obra y arte de sus dirigentes se ha convertido en un negocio feroz, sin ningún tipo escrúpulo, en el que la pasión se monetiza y su valor como vehículo social ha quedado definitivamente laminado. Quizás ha llegado el momento de plantearse la conveniencia de que los clubes -incluidos aquellos que nos duelen muy de cerca- reciban cualquier tipo de ayuda pública.
Miércoles
A Pedro Sánchez lo recibieron sus ministros entre aplausos tras regresar de Bruselas como su hubiera ganado la Eurocopa. Se trataba de una performance perfectamente orquestada para transmitir una imagen de triunfo, el general que regresa a Roma tras la conquista de Barbaria. La última vez que vimos algo parecido, si no lo recuerdo mal, fue cuando la ministra Díaz se felicitó a si misma por haber establecido un nuevo récord de prestaciones sociales pagadas, como si del drama se pudiera hacer virtud y el mensaje importase más que los hechos. Tenemos una clase política empeñada en electoralizarlo todo y así es muy difícil tomárselos en serio, especialmente cuando hacen las cosas bien, que es el caso de Sánchez, Calviño y todos los que han colaborado en sacar adelante un acuerdo que España -y sobre todo Europa, como concepto- necesitaban.
Jueves
El BNG exige al Ayuntamiento de Sanxenxo que retire el nombre del rey emérito Juan Carlos I del puerto deportivo, una posición estética y de escaso recorrido mientras la justicia no confirme las prácticas supuestamente corruptas que algunos medios nos están relatando con todo lujo de detalles. Sin una condena en firme, el nombre de Don Juan Carlos seguirá presidiendo multitud de instalaciones a lo largo y ancho de un país que ha leído demasiados Hola, Lecturas y Semana como para despreciar ahora, de buenas a primeras, el papel lúdico de la monarquía durante la democracia.
Viernes
Hoy cumple años nuestro Adrián Rodríguez, antiguo redactor jefe de esta casa metido ahora a tramoyista de la política provincial y autonómica. Es un tipo tan previsor, tan metódico, que mientras ejerció como periodista se presentaba cada año al premio literario Julio Camba y lo primero que escribía, antes incluso que el texto a presentar, era su discurso, por si lo ganaba. Es el tipo de actitud que demuestra grandeza, como el hecho de medir poco más de un metro cincuenta e ir presumiendo de jugar al baloncesto. A veces me pregunto que tendría preparado Adrián para cuando la NBA le concediera el MVP de las Finales.
Sábado
'Celebra e recebe na lingua da rabia', Lois Pereiro (Penetration Prayer)
