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La vaca que vota

Juanma Moreno junto a una vaca. EFE
photo_camera Juanma Moreno junto a una vaca. EFE

EL CANDIDATO del PP andaluz, Moreno Bonilla, del que un amigo mío dice que tiene nombre de marca de patatas fritas, tuvo en sus años mozos dos grupos pop. Uno se llamaba Falsas realidades, concepto en el que se ha instalado el PP últimamente. Todo para el PP es una falsa realidad: Bárcenas es una falsa realidad, como lo son sus papeles y sus ordenadores; como lo son los trabajos del máster de Casado, los sobresueldos o la Gürtel. Los dos millones de independentistas catalanes son una falsa realidad a la que hay que encarcelar.

Es así, con estos argumentos, con los que Moreno Bonilla pidió el voto de los andaluces acompañado de un entusiasta Pablo Casado. Luego, esta misma noche, se preguntarán por qué los andaluces no los votan. Suelen en el PP utilizar un argumento recurrente para explicar sus sonados fracasos en Andalucía: el PSOE montó una red clientelar que impide a los de esa tierra votar a otro partido. Curiosamente no utilizan esa excusa en Galiza, donde el PP nunca ha perdido unas elecciones y donde ha gobernado con escasas interrupciones durante 40 años. Dicen en el PP, y en eso tienen razón, que el PSOE andaluz es un partido corrupto, aunque no añaden que si Crespo y Correa hubieran podido hacer sus chanchullos en Andalucía hubieran arrasado como hicieron en Valencia.

Tanto se alejó de la realidad Moreno Bonilla que acabó pidiéndole el voto a una vaca. Soy un firme defensor de que los líderes hagan el ridículo, cuanto más mejor, pero pedirle el voto a una vaca puede que sea demasiado. Yo soy la vaca y me presento en el colegio electoral con el DNI y una papeleta de Juanma Moreno. A su lado, otros no se quedaron muy cortos. Rivera pidió el voto a Ciudadanos bajo el argumento de que ese voto sería contra los independentistas catalanes, que desde entonces no pegan ojo. Pablo Casado dijo que había que votar al PP para que no vinieran los musulmanes a España a matar carneros en sus casas. Algo de razón lleva, pues todo el mundo sabe que si hay un motivo por el que los sirios o los marroquís emigran es precisamente para matar carneros en sus casas españolas. Debe mandarles el Corán: "En los días señalados para el sacrificio, aquellas cabezas de ganado que Alá os proveerá, serán degolladas en vuestras casas en al-Andalus".

Nadie en España sabe reconocer derrotas tan bien como Arenas
 

El otro grupo pop de Moreno Bonilla se llamaba Lapsus psíquico. Cuando era joven, el tío tenía el don de ver su propio futuro, eso está claro. Un lapsus psíquico es lo que sufrió cuando le pidió el voto a la vaca o se puso delante de unos juguetes de Sar wars para decir que la fuerza estaba consigo. No sé de dónde sacaron a este Bonilla. Lo habrán comprado en un chino, supongo, en la tercera estantería según se entra, entre las fregonas y las cortinas de ducha.

Es de suponer que no encontraron a un candidato mejor que este. Se entiende: nadie se mete en política para ser un perdedor y en el PP si algo tienen claro es que no hay manera de que ganen en Andalucía. Una y otra vez se han estrellado contra las urnas. Hasta que no llegue el día en que las encuestas les digan que tienen una posibilidad, no habrá muchos que quieran presentarse. Ya los estoy viendo, a Rajoy en su día y a Casado hace poco: "Pues si no aparece nadie, qué le vamos a hacer. Llamad al Bonilla ése, que está como una cabra y le da todo igual". Tan igual le da todo que se tomó esta campaña en broma, como esos alumnos que sólo van al instituto a ser los graciosos de la clase y van a los exámenes a suspender.

El voto de la vaca no es más que un exponente de lo que es Andalucía para el PP: un trámite incómodo que hay que cubrir. Cuando las elecciones eran a dos, lo único emocionante del recuento electoral era saber por cuánto perdía el PP y ver luego a un cariacontecido Javier Arenas que salía en los medios como un mutante reconociendo la derrota. Nadie en España sabe reconocer derrotas tan bien como Arenas, aunque también es verdad que pocos sufrieron tantas como él. Tiene una amplia costumbre. Debería añadir eso a su perfil de Linkedin: "Soy un chico muy despierto, me gusta trabajar en equipo y sobre todo, me encanta perder y reconocer las derrotas. Creo que mi experiencia en este campo me convierte en el candidato ideal para arruinar a cualquier empresa que necesite perdedores".

Ahora que son a cuatro hay la incertidumbre de con quién gobernará Susana Díaz. También, según se dice, hay una posibilidad aunque remota de que se pueda producir un tripartito entre PP, Ciudadanos y Vox. De ser el PP el más votado de estos tres, Moreno Bonilla se convertiría en presidente. Por si acaso, podemos ir imaginando el discurso de investidura. "Si obtengo el apoyo de esta cámara, se acabaran los favoritismos y las redes clientelares, pues yo gobernaré, sin distinción, para todas las vacas de Andalucía".

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