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Lo de Mónica Oltra

Esas lealtades a muerte no ayudan a nadie ni a nada
Mónica Oltra, durante una comparecencia esta semana. EFE
photo_camera Mónica Oltra, durante una comparecencia esta semana. EFE

Cuando estalló el escándalo de los abusos sexuales sufridos por una niña de 14 años en un centro tutelado en Valencia a manos del entonces marido de Mónica Oltra, ése fue el día en que quizá tuvo que dimitir, no porque el hoy exmarido fuera el culpable, sino por ser ella la consellera responsable de tutelar a la menor. Y de no dimitir, al menos debería haber buscado a los responsables directos del cuidado de la niña y cortar las cabezas de quienes no habían cumplido con su deber de protegerla. Hasta el otro día, que dimitió muy a su pesar Oltra, nadie había dimitido ni había sido cesado por un caso que ocurrió entre los años 2016 y 2017. Los abusos se prolongaron de manera continuada durante meses, sin que al parecer nadie en el centro donde estaba internada la niña se diera cuenta, ni ninguna inspección, ni ningún funcionario de la consellería. Nadie era responsable de evitar que algo tan grave pudiese suceder.

El autor de los abusos tiene dos sentencias de culpabilidad y una pena de 5 años de prisión. Nadie más fue juzgado. El único responsable era el abusador, que trabajaba en el centro donde abusaba de la niña. A la víctima la llevaron al juicio esposada, lo que ocasionó una bronca de la jueza, que se vio obligada a pedirle disculpas.

En lugar de ir corriendo a la Fiscalía a denunciar los hechos en cuanto se conocieron, el centro se dedicó a investigar por su cuenta. Tras varias entrevistas de la víctima con funcionarios y psicólogas, concluyeron que la niña mentía y absolvieron al abusador pretendiendo zanjar el asunto. Con eso se impidió durante meses que investigaran los que se dedican a ello. Eso es lo que ahora se juzgará, si se dieron instrucciones desde la Consellería para retrasar y obstaculizar la acción de la Justicia.

Es probable que se archive la causa contra ella o que en su día Mónica Oltra sea absuelta. No habrá manera de probar que ella personalmente diera las órdenes, pero aunque eso ocurra, la gravedad del caso original, que es el de los abusos, sigue y seguirá planeando sobre su figura de manera persistente. La falta de prevención, la inacción en la vigilancia de lo que ocurría en el centro, la lentitud con la que se llevó el caso, la ausencia de denuncia durante meses, la culpabilización de la niña abusada, a la que no se le aplicó el principio de "hermana, yo sí te creo", todo ello ocurrió siendo Mónica Oltra la máxima responsable política de la tutela de la víctima.

Hay que tener cuidado con estas cosas. El apoyo explícito de algunos políticos y algunas políticas declaradamente feministas no me parece a mí muy conveniente. Mónica Oltra no es la víctima. Puede ser inocente de lo que se le acusa, pero no es la víctima. Se aferra a ese mantra de que todo está orquestado por la ultraderecha porque la acusación la lleva uno de España 2000, un partido que tiene 7 concejales en todo el Estado y el otro día se les murió uno. Lo enterraron con cánticos heroicos y haciendo el saludo franquista. Pero a la Justicia eso no debe importarle. Como si el abogado de la víctima es el mismísimo Satanás. Los hechos son los hechos y se prueban o no se prueban idependientemente de la ideología de un abogado que tiene todo el derecho a llevar a los tribunales a Oltra en nombre de su clienta. Claro que los de España 2000 quieren sacar rédito político. Las niñas víctimas de abusos sexuales no son su prioridad. Van en este caso de la mano de Cristina Seguí, que el otro día publicó en redes un vídeo de una conversación entre niñas víctimas de un abuso sexual.

Pero también eso da igual. Hay caso o no hay caso, ya está. Y el juez o la jueza cree que lo hay, de ahí que impute a 13 personas con Oltra a la cabeza. Este juicio no se celebraría si Oltra hubiese actuado con diligencia en cuanto conoció los hechos: si hubiese acudido inmediatamente a la Fiscalía a denunciarlos; si hubiese cesado inmediatamente a los responsables, entre los que obviamente se encontraba el violador, que siguió trabajando durante dos años en el centro del que era responsable Mónica Oltra. Nada de eso hizo.

Hay alguna gente que al apoyar a Oltra apoya a quienes tildaron a la niña de mentirosa, a quienes hicieron dejación de funciones al no proteger a la víctima, fuese deliberadamente o por dejadez; a quienes elaboraron informes internos que protegían al agresor. Hay que elegir mejor las referencias, lo digo en serio, y vigilarlas; y cambiarlas cuando se equivocan o van contra los principios que defienden. Esas lealtades a muerte no ayudan a nadie ni a nada, perjudican seriamente las causas nobles, tiran a la basura años de mucho trabajo de mucha gente y de paso arman al enemigo

Mientras tanto, poco hablamos de la única víctima.