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Santa Comba de Bande, nuestra iglesia más antigua

Ilustración de Maruxa para el blog de Rodrigo Cota
photo_camera Ilustración de Maruxa para el blog de Rodrigo Cota

Varios templos compiten por ser la iglesia más antigua del Estado español. Galiza tiene un par de ellos. Si admitimos pulpo como animal de compañía, la basílica de San Martiño, en Foz, tiene grandes posibilidades. El caso es que la actual basílica fue construida sobre una iglesia del S. VI. Pero si no admitimos al pulpo y nos quedamos con aquellas que conservan, al menos en buena medida, su estructura y aspecto originales, no quedará más remedio que descartarla, muy a mi pesar, por la sencilla razón de que ya no existe. Una cosa es la iglesia más antigua de la que se tenga noticia y otra muy distinta la iglesia más antigua que se conserva.

Anterior a esta época seguramente es Santa Comba de Bande, en Ourense, que sí cumple el requisito de seguir en pie, con algunas restauraciones, ya faltaría, pero manteniéndose fachadas y ábside originales, como demuestran las pruebas estratigráficas, que no sé lo que es eso pero el señor que las hizo dice que son compatibles con una construcción del mismo siglo sexto. Además de eso, existe un documento dictado en el año 872 por Alfonso III en el que ordena a su hermano Odoario hacerse cargo de la iglesia y limpiarla y repararla por llevar 200 años abandonada. Eso sitúa su abandono alrededor del año 670. Pero como cabe suponer que el referido abandono se produjo tras una época de uso, su construcción debe ser forzosamente anterior. Al parecer, la zona entera sufrió un largo periodo de despoblamiento y Alfonso III, rey de Galiza aunque la Wikipedia diga que lo fue de Asturias, mandó a su hermano a repoblar. Qué manía tienen los españoles de hacer que todo venga de Asturias.

Hay una inscripción que podría revelar el misterio, pues en ella se dice que la capilla fue fundada y sufragada por un tal Gaspar Rodrígues de Arvo, primer abad. Tristemente, en algún momento, algún idiota, durante una de las restauraciones, plantó su escudo justo encima de donde estaba inscrito el año, así que nos quedamos en ascuas. Yo arrancaría el escudo para leer la inscripción completa, pero Patrimonio no deja, por no sé qué tonterías de conservar las cosas antiguas. Pues más antigua es la inscripción que el escudo, pero en fin, sus razones tendrán.

La iglesia, que lo fue en su origen de un monasterio hoy desaparecido, guarda en su interior el sarcófago de San Trocado, uno de los discípulos de Santiago. A nuestro apóstol le salen discípulos por todas partes. La gente, que en Galiza somos muy supersticiosos, tiene la costumbre de raspar la sepultura para llevarse un poco de polvo a modo de reliquia. Yo mismo lo hice una vez. Claro, no había nadie de Patrimonio vigilándome. Debo decir, no obstante, que no funciona, o funciona en sentido contrario, pues desde entonces mi suerte se ha resentido notablemente.

Así que hoy, San Trocado comparte advocación con Santa Comba. La iglesia es una preciosidad, se lo digo como no creyente. En la bóveda, por ejemplo, se aprecian unos frescos del XV o XVI que representan a Dios Padre acogiendo en su regazo a Cristo crucificado, lo que es una rareza, pues no es habitual ver a Dios representado en un templo católico.

En fin. Se trata de la iglesia más antigua de Galiza, probablemente de toda la Península y sin duda de las más antiguas de Europa. Lo que ya no me parece muy normal es que la visiten más japoneses que gallegos. Al menos los japoneses no raspan el sarcófago de Trocado. Tenemos por nuestro patrimonio un gran desinterés y ello se debe, pienso yo, a que tenemos tanto que no le damos la importancia debida. Hay más de 3.000 castros catalogados en nuestro país, y si empezamos a sumar templos precristianos, petroglifos, mámoas, pedrafitas y todo lo demás, no nos daría la vida para conocerlo todo.

Pero hay que seleccionar, no queda otro remedio, y en esa selección bien puede entrar esta iglesia paleocristiana a la que nuestros ancestros acudían a bautizarse y a rezar. Y porque además hay mucho que reivindicar ahí. Como es natural, los españoles que nos escriben la historia hacen de esta iglesia una construcción de factura castellana, almorávide o, pásmese usted, asturiana, porque en Galiza, creen ellos, éramos incapaces de concebir una obra semejante. Tenían que venir los asturianos a hacernos las cosas.

Si va usted ahí y está cerrada, verá en la puerta un número de teléfono. Llame sin miedo y a los cinco minutos aparecerá una señora en delantal, que es la que hace de guía, limpia y cuida la iglesia más antigua de Galiza, porque los de Patrimonio, como ya está usted imaginando, no gastan un céntimo en eso. Por pagar, ni pagan la factura de la luz, de la que se hacen cargo los vecinos y vecinas, que sí valoran lo que tienen y muy orgullosos están.

En fin, una joya declarada Bien de Interés Cultural en 1921, creo. En eso también es la primera en nuestro país. Y si no quiere ir, o no puede, al menos vea una fotos, que le juro por San Trocado que vale la pena.

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