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El símbolo sagrado del pueblo gallego

Hacemos mal los separatistas en renegar del escudo de Galiza, ya sabe, el cáliz, la sagrada hostia y las cruces que representan a las siete ciudades antiguas del Reino de Galicia. Hacemos mal, digo, porque es el símbolo más antiguo que tenemos. Entiendo que al ser una manifestación religiosa además de un escudo, a una buena mayoría del nacionalismo le resulte incómoda. Pues qué quiere usted que le diga, hágase andaluz.

Aunque hay varias versiones sobre el origen del escudo de Galiza, la que más me encaja es la que dice que fue el rey suevo Teodomiro quien adoptó ese símbolo tras celebrarse en Lugo un concilio en el que recibió el apoyo del incipiente poder eclesiástico. Eso ocurrió en el año 560. Otros estudiosos del tema adelantan o atrasan unos años, no muchos, el origen del blasón, que en todo caso se fija en el S. VI. Para que luego vengamos a decir que el escudo es cristiano. Pues óigame usted, no iba a ser budista. Es cristiano porque el antiguo Reino de Galicia fue el primer reino cristiano del universo y tuvo el primer escudo de toda la península ibérica y puede que de toda Europa y el Mediterráneo, pero en fin, si usted quiere renegar de todo ello está en su perfecto derecho. Txumari Alfaro bebía sus propios orines y estaba el tío todo contento.

A esa certeza, la de ser el primer reino europeo y el primer reino cristiano atribuyen algunos el derecho a llevar el cáliz y la hostia, que representan el cuerpo de Cristo. Jerusalén utilizaba la cruz, dice entre otros el jesuita Pascasi de Seguin, por lo que Galicia, convertida ya en la referencia del cristianismo en Europa, se quedó con el cuerpo de Jesús. Yo qué sé, lo mismo Pascasi tenía razón. Lo escribió en su Historia general del Reino de Galicia, o sea que igual se lo curró.

No tengo ningún problema con la estrella roja del independentismo. Y de Castelao me quedo con el lema: "Denantes mortos que escravos"; hasta me valen la hoz y la estrella de su propuesta. Lo de la sirena, ahí fue cruelmente traicionado por su vena artística, siempre tan bien utilizada salvo en este caso, entre otras cosas porque está inspirada en un blasón nobiliario de una familia feudal, los Mariño, que no es en absoluto representativa de nuestro país.

En los armorales antiguos, el más lejano conocido del S. XII, se ven diferentes versiones. En ocasiones en lugar de un cáliz hay dos o tres y también cambian el número de las cruces. Eso puede deberse a diferentes reinvenciones del escudo o a que los pintaban en base a una descripción, es decir, de oídas. En alguno el cáliz es sustituido por un copón, que como usted sabe contiene la sangre de Cristo. En todo caso, ese símbolo, el primero que nos representó como reino independiente, debe permanecer y ser respetado. Me dan un poco igual los lemas, las hoces y las estrellas, pero en ningún caso como sustitución de un cáliz que lleva casi 1.500 años representándonos, desde nuestra primera independencia como reino tras la marcha de los romanos hasta hoy.

Un poco de respeto, por favor, que a Galiza no la vamos a inventar ahora, que lleva ahí toda la vida y tiene un símbolo que siempre nos ha identificado como una nación. Hay cosas que no se tocan y ésta es una de ellas. Si tan fieles somos a la bandera o al himno, que yo lo soy porque también me representan aunque se hayan inventado anteayer, no veo motivo para ocultar un escudo que significa una continuidad histórica que une al reino más antiguo de Europa y al primero de entre los cristianos con la actual Comunidad y espero que con la futura república independiente. Así ha sido siempre a lo largo de los siglos de manera ininterrumpida.

Y aunque reneguemos del cristianismo, cosa que usted y yo no nos atrevemos a hacer por lo que pueda pasar, es una estupidez negar nuestros orígenes, que son los que son y bien orgullosos y orgullosas podemos estar de ellos. El cáliz sagrado y el cuerpo de Cristo pueden vaciarse de contenido religioso, lo que es una osadía, pero no pueden vaciarse de contenido histórico, que parece que ese escudo lo inventó Fraga para fastidiar al nacionalismo. No hubo más grande nacionalismo en este país que el que demostraron quienes lo crearon, que es otra cosa que olvidamos con pasmosa facilidad: quiénes construyeron la antigua Galiza y la dotaron de símbolos para reflejar su identidad propia, pero aquí lo que hay es mucho yeyé que va por la vida con gafas de sol que le impiden ver todo lo que esté a más de dos metros o de cien años.

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