El Poio Pescamar no sale a flote. Cuando el barco comenzaba a llevar el rumbo adecuado directo al play-off, de repente dio giro de timón y vuelve a naufragar a la deriva. Partido poco vistoso el que firmó este sábado el conjunto rojillo, del que dejó escapar los tres puntos ante un rival que no puso resistencia alguna. Tres goles de casualidad dejaron al Poio derramando lágrimas sobre la pista.
No empezó bien el Poio. Las conserveras saltaron a la pista a ver que pasaba, a tantear a unas rivales que no se esmeraban demasiado en subir su marcador. El Penya aparcó el autobús dentro de la pista. Concretamente en su campo y lo disfrazó de defensa, plantando unas líneas muy cerradas que hacía al Poio recular cada vez que pasaban de tres cuartos. Balones que no peligraban para ninguno de los dos equipos. El rival se limitó a esperar el fallo de las locales, y estas, lejos de decidirse, prefirieron jugar a lo mismo. Sólo una acción de Clara que envió al palo a los siete minutos hizo ver a la afición que en la pista había un partido de fútbol sala.
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