Opinión

Agobios del Pontevedra C.F.

LOS MACROTEMAS de la semana pasada han sido las cremas de Cifuentes y la sentencia de los animales de La Manada. Por eso nada mejor que salir aquí hablando del Pontevedra CF y sus agobios. Como ustedes saben, o deberían, puesto que el Pontevedra CF es más que un club y su mascota mucho más que una mascota, el equipo está luchando para no descender a tercera división. Con el Boiro, el Ribadumia o el Villalonga para que se hagan una idea y sin ofender a nadie. Hace nada que hemos salido de ahí y nos asomamos otra vez. Aquí va un resumen a vuelapluma.

Después de haber jugado el play-off de ascenso la temporada pasada y de que nuestro entrenador Luisito hubiese sido puesto en los altares, la presente temporada comenzó llena de expectativas: había más cuartos para fichajes. El fútbol, como todo, es así. Una billetera abultada hace crecer las opciones y, aunque tuvimos que dejar escapar a algún jugador por falta de parné, se fichó abundantemente. Llevábamos unos años despachando jugadores por otros nuevos (el contrato tipo se hace por un año) y la cosa salía bien. La deuda se fue recortando, Luisito era incuestionable. Una docena de jugadores nuevos por una docena de bajas. ¿Qué podía salir mal?

A pocos días de las fiestas navideñas el equipo suma solo 19 puntos y acumula 9 partidos seguidos sin ganar. Fuera de si, Luisito brama en una rueda de prensa contra unos cuantos que atacan a gritos a la presidencia. Y cuando José Luis Míguez “Luisito” brama no es como cuando lo hacemos usted o yo. Se le comunica el cese casi en su domicilio. Aunque lo cierto es que el entrenador había dimitido mes y pico antes, tras una derrota con el Talavera, pero el consejo no había aceptado la huida, o sea la renuncia.

Como ustedes saben, o deberían, puesto que el Pontevedra CF es más que un club y su mascota mucho más que una mascota, el equipo está luchando para no descender a tercera división

Provisionalmente se pone al frente al entrenador del juvenil de división de honor, Luis Miguel Areda. De Luisito a Luismi. Como lo haga medio bien, para adelante que ahorraremos un huevo, piensa el consejo y medio Pasarón.

Los duros y lluviosos meses del nuevo año se inician con nuevos fichajes y alguna baja. Se busca un delantero goleador barato, aunque sea para llevarnos cuarto y mitad. Se trae un defensa central talludito y experimentado que a la larga se hará indispensable para poner orden atrás.

Y así, sin mediar nombramiento oficial del nuevo entrenador, van pasando las jornadas y, mal que bien, nos movemos en los mismos números que con Luisito. Solo que Luismi no pone a prueba los tímpanos y además empieza a subir a chavales del filial. A falta de puntería de los nuevos “nueves” (Iván Martín logra tres en dos partidos y luego se seca y más tarde deja de jugar) los goles los anota quien aparezca por el área. Berrocal y Eder se turnan en aciertos y fallos y van transcurriendo las jornadas.

Pasamos eliminatorias en la Copa Federación sin hacer sufrir al once titular y terminaremos ganándola como el rico venido a menos que recoge una pedrea de la que no puede prescindir, con la ceja levantada.

A finales de Marzo cogemos una buena ola: diez puntos de doce, tras ganador dos partidos consecutivos a domicilio. En toda la primera vuelta sólo se había ganado en Ferrol. Parece que sale el sol. De hecho, sale el sol, durante varios días seguidos después de tres meses de agua. Los males del Pontevedra parecen tener un ritmo climatológico. Tenemos 41 puntos, marcamos un gol cada 75 minutos y lo recibimos cada 70. Hemos ganado 10 partidos, empatado 11 y perdido 15. Luismi no ha hecho milagros pero no nos pitan los oídos. Y vamos a salvarnos. Nos queda un encuentro en casa y otro fuera, con equipos que ya no se juegan nada. No se pueden echar las campanas al vuelo pero tampoco ser pusilánimes.

Todo el mundo dice, por todas partes, que hay que apoyar ahora y luego ya llegará el momento de analizar cómo hemos pasado tantos apuros. Qué pereza. Apuesto a que, una vez salvados, nadie analiza una mierda. Llegará el verano y a fichar, a ver si esta vez hay (más) suerte.

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