Lo que comenzó a principios de los 80 como un evento a modo de homenaje a los comerciantes de Ons y O Morrazo que tradicionalmente vendían sus cultivos en el muelle de Sanxenxo ha acabado por convertirse en el acto principal de las fiestas patronales de la villa. Ahora, 35 años después de aquella primera edición, la Feira da Cebola es mucho más que un lugar en el que comprar y vender bulbos.
Así lo pueden atestiguar las más de 1.000 personas que este martes se congregaron en la Praza dos Barcos para presenciar la entrega de las Cebolas de Ouro, que, en esta ocasión, tuvo que celebrarse con algo de antelación, ante la amenazadora presencia de una serie de nubarrones que vaticinaban tormenta. De hecho, la lluvia asomó minutos después de la concusión del acto. Alberta González y Enrique Martínez Marín recibieron estos premios; la primera por su dedicación como catequista durante más de 60 años y el segundo por su fidelidad a la hora de veranear en la villa de O Salnés.
Visiblemente emocionada, Alberta, a sus 90 años, confesó que "no sé si merezco esto, pero estoy muy contenta". Tampoco cabía en sí de gozo Enrique Martínez, presidente de Seguittur y todo un "inventor de sendas", como le definió el Concello. No en vano, Martínez Marín es un amante del senderismo, deporte que practica en Sanxenxo habitualmente.
Pero la Feria da Cebola también tiene otros atractivos, como los concursos en los que se premian las ristras más largas (la ganadora superó con holgura los 100 metros) o los diseños más originales. En este caso, triunfó uno en homenaje a las mariscadoras. Por la noche, tuvo lugar la tirada de fuegos artificiales.
